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FICCI: ¿Cómo reconciliar a los realizadores audiovisuales y a los pueblos indígenas al momento de crear historias y memoria?

Por: Emanuel Calderón y Emily Soto

En el marco de la edición 64° del FICCI se abrió un espacio para el debate sobre la creación cinematográfica a partir de la historia y memoria indígena. 

En el conversatorio Memoria y retorno del patrimonio audiovisual a los pueblos indígenas, llevado a cabo el 5 de abril en el Centro de Formación de la Cooperación Española, se plantearon los aspectos más relevantes para realizar un acercamiento ético hacia las comunidades desde la realización audiovisual. La creación de relaciones más simétricas, de instrumentos jurídicos y de un archivo conjunto para que se preserve y circule la memoria de los pueblos originarios fueron algunos de los temas tratados en el diálogo.

La conversación se llevó a cabo con representantes de las comunidades indígenas y del gremio del cine: Gustavo Ulcué, comunicador índigena del Pueblo Nasa; Nirvana Sinti, gestora cultural y del patrimonio audiovisual de pueblos indígenas; Teresa Saldarriaga, investigadora, directora y productora de cine y televisión; y Raúl Soto, documentalista y fotógrafo. 

El diálogo fue moderado por Rosaura Villanueva, en el cual las partes plantearon sus dudas, sus quejas y las posibles soluciones y proyectos en desarrollo que podrían ayudar tanto a los contadores de historias como a las comunidades a llegar a acuerdos que beneficien a todos. 

Durante la charla se discutieron los desafíos que enfrentan las comunidades indígenas en la representación mediática y se resaltó que parte de ese empoderamiento indispensable tras siglos de invisibilización y abuso consiste en permitirles participar de sus propias narrativas. 

Sección de preguntas en el conversatorio el 5 de abril del 2025. El Punto/Emily Soto

Los panelistas hablaron sobre las herramientas en las que se está trabajando para hacer esto realidad, como el desarrollo de un instrumento jurídico que proteja los derechos intelectuales de las comunidades para que se reconozca su autoría en los contenidos generados en torno a su identidad.

En Colombia, el marco legal vigente con respecto a los derechos de autor se centra en la protección del individuo, pero esta delimitación no aplica para los pueblos indígenas donde el conocimiento, saberes y memorias son de construcción colectiva.

“No puede ser una relación asimétrica en donde solamente se beneficie el que va a grabar su película, hace su producción, va a festivales, se vuelve famoso y la comunidad inclusive muchas veces ni siquiera la ve. Luego esas producciones tienen unos recorridos nacionales e internacionales importantes, entonces esto es lo que pretende salvaguardar ese derecho de la propiedad intelectual indígena en las expresiones.

¿Por qué? Porque los territorios indígenas no solamente pueden ser vistos como locaciones, los territorios tienen vida”, declaró Gustavo Ulcué con respecto a las negociaciones y la importancia que supone la creación de este marco legal.

Por eso la empatía y el respeto son un factor clave a la hora de generar relaciones entre el equipo de producción y las comunidades. El trabajo colaborativo no solo ayudaría a la creación de obras audiovisuales significativas, sino que también favorecería a la consolidación de una memoria histórica que nutriría las discusiones sociales y políticas del país.  

“El audiovisual de alguna manera se debe hacer de una manera colaborativa, o sea, donde tanto la comunidad indígena como nosotros como realizadores ganemos: ganemos conocimiento, ganemos cercanía. Por último, el documental si es indígena o si es colaborativo con pueblos indígenas debe ser un documental que beneficie a la comunidad de alguna manera, que todos saquemos un provecho de él, pero que resignifique la vida digna de esas comunidades”, concluyó Rául Soto en su intervención con respecto a su experiencia trabajando a la par de pueblos originarios.

Al final de la conversación, se exploraron posibles opciones para mejorar la forma de hacer cine en colaboración con pueblos indígenas. Entre ellas estaba la creación de un centro nacional de memoria con material de archivo audiovisual al que tanto los realizadores como las comunidades puedan tener acceso. “Esto por lo menos procura la garantía de los soportes y un espacio en el que el mundo no indígena pueda saber de los indígenas desde los pueblos indígenas, no desde las prácticas museográficas ni desde la tercerización del relato”, dijo Nirvana Sinti al respecto.

El papel de los contenidos es clave para preservar los saberes ancestrales de estas comunidades y evitar su deterioro. Si los realizadores comprenden la importancia de un enfoque basado en el respeto, también deben asumir que la representación no es solo una cuestión estética, sino una responsabilidad. Reconocer que somos diferentes implica entender que cada comunidad tiene el derecho de contar su propia historia sin distorsiones ni apropiaciones.

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