Por: Maria Camila García
Ana Milena Ortega, administradora de empresas egresada de la Universidad del Atlántico dice afrontar un drama laboral que parece nunca acabar.
De 45 años y madre cabeza de familia, debe velar por la alimentación, educación y salud de sus dos hijas, pero su último empleo fue en el 2013. Desde entonces consulta los clasificados de los periódicos, lleva hojas de vida, visita empresas, realiza entrevistas, pero nada. Ana Milena hace parte del grupo que el Departamento Nacional de Estadísticas llama “desempleados”. Como Ana Milena hay 2.830.000 colombianos en esta condición, la cual es definida por el DANE como “sujeto perteneciente a la población activa que busca empleo, pero se encuentra imposibilitado a trabajar por situaciones externas a su propia voluntad”.
Según el DANE, la fuerza laboral de Colombia está conformada por 21.8 millones de personas ocupadas en el país. Mientras que la población desocupada es de 2.4 millones. El estudio arroja que alrededor de 498.000 colombianos encontraron empleo este año.
Según el director de dicha entidad, “históricamente Colombia no había registrado en las principales ciudades unas tasas tan elevadas de participación y ocupación como éstas”.
Ana Milena parece no contar con suerte en esta victoria histórica. Su estancamiento laboral la lleva a ubicarse dentro del grupo de los desocupados, ya que cumplió con los requisitos para hallar formalmente trabajo, pero su suerte permanece igual.
Para el período de estudio de 2016, la tasa de desempleo para las mujeres que completaron la educación media fue de 14,9%. Para los hombres, esta tasa se ubicó en 8,7%. La tasa de desempleo de las mujeres que completaron la educación universitaria fue de un 9,7% y la de los hombres 7,6%. Con base a estos datos se puede analizar que las mujeres con educación superior registran un mayor nivel de desempleo en comparación con los hombres, lo que nos lleva a ubicar a Ana Milena en una posición desfavorable en cuanto a los resultados del mercado laboral por su género.
Habiendo mencionado los niveles de desempleo en el país es necesario desglosar algunas de las posibles causas que están generando el desempleo en nuestro país. Fabiana Corvacho, economista con evaluación en impacto de políticas públicas, determina que son distintos los factores influyen en el aumento del desempleo entre los que se encuentra la caída del precio del petróleo. “Graves consecuencias se manifiestan en la economía de cualquier país por los cambios de los precios del petróleo, en Colombia el desempleo es una de sus representaciones”. La economista explica que la caída del petróleo es peligrosa para la economía nacional y el Plan de Desarrollo, y su efecto en unos años sería devastador. El cobro del 75% de impuestos totales en el sector industrial, es otro de los factores que encuentra la economista, al igual que el encarecimiento del servicio de la deuda externa del Gobierno, como producto de la revaluación del peso.
Corvacho considera alarmantes las cifras, ya que expone que los altos costos del desempleo llevan a causar pérdida de producción e ingresos, al igual que una pérdida en el capital humano.
Ahora bien; según el estudio del DANE hay regiones que se encuentran en condiciones privilegiadas que presentaron tasa de desempleo de un dígito. Por ejemplo, Bucaramanga, Cartagena y Barranquilla registraron las tasas de desempleo más bajas con un 8,8 % cada una. Por otra parte, las ciudades que registraron mayor número de desempleo fueron Quibdó (19,3%), Cúcuta (17,5%) e Ibagué (16,1%) con una cifra de dos dígitos bastante considerables.
Entre las actividades que registraron mayor número de posibilidades laborales se encuentran las siguientes plazas: hoteles y restaurantes, comercio, servicios comunales, sociales y personales; y agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca. Estas tres ramas representaron el 63,4% de la población ocupada. Estos datos nos llevan a ubicar a la ciudad de Barranquilla, como una de las ciudades privilegiadas del país y destacando la plaza hotelera como una de las más predominantes.
Ana Milena a pesar de estar inmersa en Barranquilla, donde el crecimiento exponencial parece no cesar, su situación laboral sigue igual. Su caso ejemplifica el de muchos colombianos que no se agrupan en los positivos cálculos de la población ocupada y activa laboralmente, sino que hace parte del grupo desfavorecido con una calidad de vida deteriorada por los efectos de la inactividad laboral.
Así mismo, en las 13 principales ciudades y áreas metropolitanas, el empleo asalariado aumentó 1,3 %, mientras que el trabajo por cuenta propia disminuyó 1,0 %. Con base a estas cifras se demuestra que el empleo asalariado está por encima del trabajo individual, es decir, hay mayor número de personas trabajando como asalariadas que como independientes. Arriesgarse a trabajar por cuenta propia, parece ser una decisión que los colombianos no están dispuestos a tomar, tal vez por el panorama económico que se vivencia a nivel nacional e internacional.
Con el fin de contrarrestar el desempleo, el Gobierno está empleando estrategias para disminuir las brechas que tienen los colombianos a la hora de conseguir trabajo, a través de las denominadas Ferias Virtuales. Con ellas se busca brindarles apoyo a los individuos inactivos laboralmente dándoles la posibilidad de participar en empresas referentes a sectores de finanzas, tecnología, BPO, comercio, transporte, industriales entre otras.
Con esta estrategia hay una luz verde para la situación laboral actual de Ana milena quien es la protagonista del drama laboral que viven muchos de los colombianos en la actualidad. El Gobierno está tomando medidas para contrarrestar la situación y brindarles oportunidades a aquellos colombianos que se encuentran en búsqueda de trabajo mediante unas políticas de acción que parecen no ser muy eficientes, ya que el porcentaje permanece en dos dígitos, lo que resulta alarmante. Lo que sí está claro, es que nada garantiza que cambie la suerte de estos colombianos que están en un interminable estado de coma. Solo queda para ellos aferrarse a los clasificados, las llamadas telefónicas intermitentes, y a las entrevistas laborales presenciales que se hacen cada vez más escasas.
Foto: Pulzo.com