Texto: Karina Messino | Fotos: Mauro Meza
Historia basada en hechos reales.
Dicen que cada persona se aferra a algo o alguien, quizás a un ser supremo o a un amuleto al que nosotros mismos le damos un significado especial. Aquí comienza esta historia.
Desde pequeña he sido una persona poco espiritual, muy a pesar de que estudié en un colegio católico, en donde tres veces de los siete días de la semana íbamos a celebrar la eucaristía. No puedo negar que es un momento especial, difícil de explicar, en el cual cuerpo y alma se conectan con ese algo que dá paz, tranquilidad y serenidad total. Sin embargo, no hay que negar la existencia de energías positivas y negativas a las cuales, sin quererlo y sin ser conscientes de ello, les permitimos el acceso.
Nunca he negado la existencia de esos entes que quieren joderte la vida y que te hacen pasar un mal rato, que lo quieras o no te quitan la tranquilidad y hacen que el miedo consuma tu cuerpo. Es por eso que hace un año más o menos, me di cuenta que uno atrae lo que quiere. Sí, a veces las cosas pasan por algo, pero la energía que atraes según cómo te sientas y pienses es mucho más fuerte. Por eso trato de ser lo más positiva posible, y tener talismanes o hasta piedras como colgantes que me dan una sensación de paz o protección y quizás por eso sentía que todo me estaba saliendo mal.
Desde que tengo uso de memoria he vivido en una casa de dos pisos. Mi familia y yo solemos tener como costumbre apagar las luces del piso de abajo y estar arriba reunidos, viendo el prime time de la televisión mientras cenamos. Pero mi tormento inicia cuando algún miembro de mi familia me pide que baje a buscar agua. Es que no quiero bajar las escaleras estando el piso de abajo totalmente oscuro. Ridículo o no, me asusta la idea de que algo pueda aparecer.
No puedo negar que siempre he tenido pesadillas. En repetidas ocasiones he tenido que levantarme durante meses en la noche, sorprendida por alguna pesadilla.
Y aunque no es que las piedras o los talismanes me hayan quitado las pesadillas en su totalidad, sí tuvieron una gran influencia. Lo que antes transmitía no era tan fuerte como lo es ahora, pues eran muchos sentimientos fuertes y sin control, pero al llenarme de conocimiento he aprendido a sobrellevar las cosas y se han reducido mis pesadillas.
Además, me gusta darle significado a los accesorios que llevo. Por ejemplo, tengo una cadena con un dije que me dio mi abuela. El sentimiento y significado que tiene me llena de alegría y paz, cosas como esas me hacen sentir protegida y aliviada de alguna manera.
Es inevitable recordar una de las pesadillas que me marcó, puedo recordarla con detalles.
…Me encontraba caminando en una de las casas en la que solía vivir de pequeña, aproximadamente a los 7 años. Era de noche, y mientras caminaba por los pasillos encontré en la sala un sofá (que gracias a Dios mi papá botó a la basura tiempo después). Sentado en éste había una figura negra que me transmitía pánico. Era un sueño donde reinaba la oscuridad.
Era mi lucha interior, no podía moverme.
Llena de miedo, angustia, impotencia y frustración subí desesperadamente las escaleras de la casa e intenté entrar al cuarto de mi abuela. Estaba cansada de tanto correr y de no encontrar una salida; fustrada de mi incapacidad para seguir moviéndome.
De repente, la figura estaba a mi lado yque esa figura acabaría conmigo, que me llevaría a un lugar terrible. Creí que moriría.
Pude despertarme y respirar con el alivio más grande que hasta entonces había tenido. No volví a dormir y me fue imposible contener las lágrimas.
Desde entonces, considero necesario tener un pensamiento positivo frente a la vida, estar en armonía conmigo misma y con los demás. Años después uno de los tatuajes que tengo es el de una de las deidades más conocidas del panteón hinduísta: Ganesha. Siempre me ha gustado la leer y llenarme de cultura, y fue así como conocí la historia fascinante de este Dios. Ganesha es energía, protección e inspiración.
Y no, esto no me sucedió a mi, esta es una de las historias que marcó la vida de mi mejor amiga.
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