Colombia debe quitarle a Perú los tres puntos que el TAS le regaló y Brasil debe hacer lo propio con Chile.
La Suramérica futbolera hoy se paraliza. Brasil y Uruguay ya empacaron para Moscú, mientras que Chile, Colombia, Perú, Argentina y Paraguay van a guerrearse tres tiquetes: dos directos y uno con escala en Nueva Zelanda.
La Eliminatoria de la Conmebol jamás estuvo tan apretada. De los cinco equipos vivos, dos tendrán que quedarse. Y si el fútbol fuese justo, esos dos serían Chile y Perú. Esto no lo señalo como hincha de la Selección Colombia, que se jugará todo en Lima, sino como demandante de justicia futbolera.
En la tabla, Chile tiene dos puntos más que no ganó en la cancha, los logró con marrullería. Perú tiene tres más que obtuvo, sin sudor, desde el escritorio. Todo empezó con la alineación irregular de Nelson Cabrera en la nómina de Bolivia para enfrentar a Perú y a Chile en septiembre de 2016. En el primer partido, Bolivia, con pundonor, se impuso a Perú 2 – 0. En el segundo partido, le sacó un empate a cero a Chile en Santiago.
Esa dinámica de lo impensado que es el fútbol, según Dante Panzeri, hizo que una de las selecciones más débiles y pobres del continente empatara en el marcador contra la bicampeona de América. Y eso es lo bonito del fútbol, para recordar a Gerardo Bedoya, porque Arturo Vidal o Alexis Sánchez bien podrían ganar en un mes lo que suman los salarios de todo el plantel de Bolivia por treinta días de trabajo.
Pero el fútbol es más que cuentas atiborradas, la esencia del fútbol no se basa en euros o dólares. El fútbol de verdad es de corajudos, es de guerreros que con lealtad y huevos se imponen ante las mafias que rondan todos los negocios millonarios y eso hizo Bolivia en Chile, le empató. Ante fuerzas desiguales, el corazón boliviano sacó su arco en cero.
Sin embargo, el TAS (algo así como un grupo de burócratas marca FIFA que imparte justicia sobre la justicia que ya dictó el balón) decidió que no. Le quitó los puntos a Bolivia porque Nelson Cabrera no estaba oficialmente nacionalizado. Penalizó a un seleccionado completo por un solo jugador, que a decir verdad no es que sea El Diablo Etcheverry. Fue un castigo desproporcionado y con saña, pues el TAS decidió darle los puntos a Chile y a Perú. No contento con eso, también le sumó tres goles a cada uno. Injusticia por donde se le mire, una cosa es quitarle los puntos a un seleccionado que quebró las reglas, pero regalarles a los otros puntos que no ganaron en el campo es repugnante. Alguno dirá que son las reglas, pero no por ser reglamentario es necesariamente justo.
Chile y Perú no se detuvieron en la honorabilidad y la gallardía que le faltó a este esperpento del TAS y le sumaron los puntos a sus posiciones en la tabla. Es esto lo que realmente tiene, de infarto, a la última fecha de la Eliminatoria. Por eso, yo espero que el fútbol dicte justicia: Colombia debe quitarle a Perú los tres puntos que el TAS le regaló y Brasil debe hacer lo propio con Chile. Así se ordenará en la cancha lo que el TAS conspiró en el escritorio.
Sé que es mucho pedir y sé que muchos señalarán la ingenuidad de estas palabras, sobre todo al tener como centro del debate a este deporte que cada día es menos transparente, pero yo creo en el fútbol. Y creo que esta es una de las tantas posibilidades que se puede dar para que el mismo fútbol defienda la sentencia que impuso la pelota. Recuerden cómo la Argentina de Bielsa, que hoy sería algo así como el Brasil de Tite, recibió por mandato del fútbol la pena máxima: fue eliminada en primera fase del Mundial Corea-Japón 2002 y tuvo que regresar a Buenos Aires con el rabo entre las piernas. Su pecado fue amañar el partido con Uruguay para dejar a Colombia sin Mundial.
El fútbol es justo y a veces se toma su tiempo para impartir justicia. No obstante, espero que esta vez dicte sentencia anticipada para que en el TAS sepan lo que Maradona le enseñó al mundo: La pelota no se mancha.