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Por: José Fernando Sánchez I.

Nuevamente nos encontramos con una adaptación de uno de los escritores más conocidos -sino el más- del género de terror: Stephen King. En la última década sus novelas han sido bien acogidas por las productoras, las cuales han apostado a reinterpretar el cine dándole ese toque conocido y vintage de las películas de los 70’s y 80’s. Con un total de 47 adaptaciones a la gran pantalla y 25 mini-series en la pantalla chica, King es sin lugar a dudas es uno de los escritores mas prolíficos del siglo XXI.

En 1976, Brian de Palma llevó al cine la historia de Carrie, la primera novela de King en ser adaptada a la gran pantalla. Tal fue el éxito de la película que se hizo merecedora de dos nominaciones a los premios Oscar ese año, tratándose de un film que, en la actualidad, todavía es considerado como uno de los mejores del género.

Después de esto, los libros de Stephen King fueron llevados a los cines, unos con más éxito que otros, ya sea por la complejidad de adaptar una de estas historias o por no llenar las expectativas de la crítica. Este no fue el caso de El Resplandor, que dirigida por el gran director Stanley Kubrick y protagonizada por Jack Nicholson hizo temblar al público en los cinemas durante el año 1980.

Terminando la década, en el año 1990 se realizó otra adaptación, esta vez de la novela más conocida de King, IT. Tommy Lee Wallace dirigió por primera vez la historia, un guion que Lawrence D. Cohen , escribió y que genero casi ocho horas de metraje, por lo que la productora decidió que debía acortarse a la mitad y exponerse como miniserie, de dos capítulos de dos horas cada uno.

Y nos encontramos entonces en la actualidad, donde luego del éxito de la nueva adaptación cinematográfica de IT del director Andy Mushietti y antes del estreno de la también adaptación de 1992 dirigida por Zak Hilditch, Netflix nos entrega de la mano de Mike Flanagan la adaptación de la novela Gerald’s Game.

Gerald’s Game cuenta la historia de Jessie (Carla Gugino) y Gerald Burlingame (Bruce Greenwood), una pareja de esposos que en busca de renovar la pasión en su matrimonio deciden tomarse un tiempo lejos del resto del mundo y probar cosas nuevas en lo que concierne al ámbito sexual. Tras un juego de roles entre “el violador” y su “víctima”, Jessie es esposada de los brazos a la cabecera de la cama, donde luego de que su esposo muera gracias a una falla cardiaca por la ingesta de una pastilla de viagra, Jessie queda atrapada y sin poder pedir ayuda. De ahí en adelante los fantasmas de su vida y su propia conciencia jugarán un papel importante para que ella pueda encontrar la salida, y lo más importante, poder sobrevivir.

Esta película tiene una gran premisa, una historia que se vuelve interesante y que no necesita de mucha sangre y efectos especiales como estamos acostumbrados desde la llegada de los años 2000 al cine del terror. Basados en un ambiente oscuro y unos grandes personajes que evolucionan de manera muy buena, Gerald’s Game no necesita tener los ya desechados jumpscare y decide darle más peso al suspenso y la confusión. Es una película de terror que no da miedo, pero donde el drama psicológico de nuestra personaje es lo que hace interesante la historia. Sin embargo tiene una escena que, al mejor estilo Gore, hace que los pelos se pongan de punta y el estómago se revuelva. Una momento fuerte pero interesante para entender como mental y físicamente somos capaces a dar el todo por el todo para sobrevivir.

Por lo demás, la historia tiene muchos simbolismos que son de primordial importancia para entender el film. Encontramos dos figuras masculinas, abusivas con Jessie gracias al poder y la manipulación que ejercen sobre ella, una mujer sumisa en muchos sentidos. Un perro que además de ser una referencia a otra novela de Stephen King, Cujo (1981), y uno de los Mcguffin más claros de la película, nos ayuda a reconocer que personajes que influyen la trama, son reales u obras de la imaginación de nuestra protagonista. Situamos los momentos traumáticos dentro de un eclipse, el cual se expresa en una oscuridad roja que representaría la bestialidad humana y banalidad de la carne. Una oscuridad la cual jessie bloqueó mentalmente y que solo hasta el final de la película es capaz de caminar a hacia una luz de libertad y grandeza por encima de sus miedos pasados.

Algo común en la novelas de Stephen King es la forma en que un suceso trasciende para dar a conocer la verdadera historia, lo cual es un punto que logró capturar en gran medida el director. La trama de la película, más que centrarse en el hecho de que nuestra protagonista quede atrapada, se enfoca en ilustrar como es el actuar de la mentalidad humana. Primero, enfocándose en cómo la mente actúa ante situaciones de adversidad y soledad las cuales le generan miedo, y segundo, cómo el subconsciente bloquea recuerdos traumáticos en nuestra vida. El abuso de un padre con su hija es una premisa frecuente en la bibliografía de King, quien en sus libros ha tocado temas bastante fuertes y polémicos como el abuso, racismo, homofobia y bullying. En IT, otra de las novelas de este escritor vemos también como el abuso es importante en la historia de Beverly, la que es abusada y violentada por su padre.

Mike Flanagan fue también director de exitosas películas como Hush (2016) y Oculus (2013), dos filmes con puestas en escena totalmente diferentes a este. Sus dos trabajos anteriores tienen una fotografía mucho más realista y acorde a lo que se venía mostrando en el cine de terror desde hace algunos años. En Gerald’s Game no solo el tipo de premisa y personajes cambian totalmente, a su vez la paleta de colores, movimientos de cámara y utilería hace que la película este en un vaivén de una realidad ambientada en la actualidad, pero con una iluminación y aspecto de los 80’s. Un silencio minuciosamente bien utilizado, que contrasta de buena manera con el sentimiento de soledad al que se enfrenta la personaje principal.

El fuera de campo audiovisual es un juego que el director incluye de tal manera en la que nos adentramos en la mente del personaje. El espectador tiende a desconcertarse en el momento en que no sabe qué pasa con los fantasmas que la atormentan por estar detrás de la cámara. Al aparecer y desaparecer en distintas zonas de la habitación el director confunde al espectador, dándole carga totalmente subjetiva a nuestra protagonista que parece estarse volviendo loca.

El trabajo de la dirección de arte y maquillaje estuvieron bien en muchos sentidos, primero que todo la locación está muy bien ambientada y organizada de tal manera que la historia pueda desarrollarse según su curso. En cuanto a maquillaje la manera en cómo evoluciona físicamente Jessie es muy buena, realmente denota cansancio y dolor en su rostro y brazos.

En cuanto a las actuaciones, tenemos un trabajo de Bruce Greenwood en muchos momentos excepcional, pero que se cae a pedazos en otros. Sin embargo, la mejor claramente es Carla Gugino, quien al principio del film tiene una actuación muy sacada de personaje, pero que poco a poco se va encontrando hasta el punto que la evolución física, emocional y mental del personaje es muy bien retratado por la protagonista. Y por último Carel Struycken quien conocemos de la famosa saga de películas de Los locos Adams como el mayordomo de la familia, esta vez en un papel mucho más lúgubre y con una historia accidentada. Acerca de la actuación no hay mucho que pueda decirse pero la personificación y el maquillaje son muy buenos.

Lo bueno: Una historia interesante y diferente, con una premisa intrigante pero que se hace mucho más fuerte con una historia de fondo estupenda, que en cierto punto de la película nos hace pensar en cómo afecta a la humanidad el abuso sexual infantil.

Lo malo: El mal uso de escenas manipuladas por un CGI (Computer Generated Image) bastante pobre. Actuaciones que por momento se caen y te sacan un poco de la historia, especialmente al principio mientras llegan a la casa y se preparan para el acto sexual, pero que se retoman a lo largo del film.

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