En el marco de la primera edición de La Galería del Libro se dio espacio al periodismo en una de sus facetas más fascinantes, la crónica, como forma de preservar la memoria histórica de una ciudad como ‘La Arenosa’.
Fue a través de la charla “Crónicas de Macondo: más allá de Gabo”, donde Juan Carlos Rueda, escritor del libro “Cazador de historias”, detalló cómo el realismo mágico no sólo está presente en la literatura del Nobel colombiano, sino en las historias de aquellos ‘seres invisibles’ que armonizan la región.
El cazador
Por su apariencia, Juan Carlos tiene pinta de todo menos de ser esos periodistas de oficina. Comenzando por su barba ‘chivesca’, siguiendo por la vestimenta casi bohemia y finalizando por aquellos collares pintorescos que lucía en medio de la charla. Se notaba ‘a leguas’ ese espíritu aventurero, fisgón, curioso, común en todo buen cronista.
Sin embargo, Rueda Gómez enmarca en esa anterior descripción su otra faceta: la de compositor. Divagando, menciona el número de canciones que ha compuesto, pero sobretodo la cifra de las que han sido grabadas. Eso sí, con el mismo orgullo habla de sus dos pasiones, que fueron combinadas en una compilación de crónicas para mostrar, más que su esencia, el Caribe vivo.
El libro
“Cazador de historias” está compuesto por 25 crónicas, las cuales fueron publicadas en la Revista Latitud del periódico El Heraldo. Once de ellas están relacionadas con historias de personajes que componen el panorama regional. Los catorce textos restantes giran alrededor de músicos reconocidos del Caribe colombiano. Según el también escritor Gustavo Tatis, quien hizo de moderador, “son historias que la prensa o el periodismo de ahora no ve”, ya que Rueda Gómez se enfrasca en rescatar a ese ser humano cotidiano que es invisible ante los ojos de quienes tienen la facultad de contar la ciudad y la región.
Anécdotas y el deber ser del periodista
Eran las once de la mañana cuando el vendedor de tinto y aromática ingresó a un salón en la Plaza de la Paz. El autor lo hizo posteriormente y, con una sonrisa burlesca, se dirigió a los asistentes:
—¿Whisky o Champagne?— preguntó jocosamente.
Los asistentes se miran entre ellos, algunos riendo sin comprender aún la situación. Luego, el autor les aclaró que es una referencia a una de sus crónicas, las cuales discutirán más adelante. Mientras aquel salón, dispuesto en mesa redonda, iba llenándose por barranquilleros interesados en la charla, el autor saludaba a los que ya estaban en sus asientos esperando por el inicio de la misma.
Entre ellos había uno particular. Su nombre era José Manjarrés, un (i)lustrador de zapatos quien, sentado en aquellas sillas de plástico, no iba solamente a escuchar lo que Juan Carlos tenía para contar. Precisamente él invitó a Manjarrés a sentarse a su lado para dar comienzo a la charla. En ese momento, Gustavo Tatis se puso de pie y dio la introducción al conversatorio.
Al preguntarle Tatis acerca del surgimiento del libro, Juan Carlos se detuvo para contar una anécdota que, aunque al principio parecía una mera historia de su vínculo con Ernesto McCausland y un encuentro con Gabriel García Márquez, al final resultó siendo la narración de esa idea de colocarle al texto “cazador de historias”. Rueda Gómez relató que, junto a McCausland, estaban con la locura de hacer cine, así que se dirigieron a un festival en el que tuvieron la suerte de encontrarse al Nobel colombiano. Habían muchas personas alrededor pidiéndole autógrafos, pero cuando pudo salirse llamó a Ernesto para que se acercaran.
En ese momento, García Márquez le comentó a McCausland que guardaba dos de sus obras en VHS, porque éstas eran un arma para demostrar que Macondo está vivo. Cuando el cataquero le dijo los nombres de éstas, Ernesto le comentó que su autor era Juan Carlos. Ahí, el ‘maestro’ le dio un abrazo y dijo las siguientes palabras:
“Tú no eres periodista, carajo. Tu eres un cazador de historias”.
Luego de ese lapso, Tatis retomó las riendas del conversatorio preguntándole sobre la cantidad del tiempo que dedicaba a estar en el lugar de los hechos. Finalmente, y ya con el tiempo contado, rescató que el reto del periodismo actual es seguir encontrando esas historias que son importantes a la hora de determinar el recorrido histórico de una región como la Caribe. Además, resaltó que el periodista debe aprender a escuchar, debido a que actualmente estos se limitan a poner la cámara a grabar y no prestar atención realmente a los detalles que hacen la diferencia a la hora de escribir un texto periodístico.
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Carlos Bojorges
Muy interesante & que buena reseña ! 😀
Yorch M.
Laik n favs