Por: Jesús Angulo, Maria Camila Gil, Martin Elias Pacheco, Tania Torres
Son las 05:30 de la mañana y el color rosa de la aurora se va difuminando para dar paso a la salida del sol en el municipio de Puerto Colombia. La playa es el lugar elegido por muchos porteños para hacer ejercicios o sacar a sus mascotas, pero al mismo tiempo es cuna de perros callejeros que, en la necesidad por sobrevivir, permanecen allí, siendo ignorados e incluso maltratados por los mismos transeúntes. No obstante, esta escena no sólo se evidencia alrededor de las playas, sino también en cada esquina del municipio: ya resulta común ver perros abandonados que con la mirada perdida, y en medio de su supuesta irracionalidad, sólo pueden quejarse y acostumbrarse a la marginalidad del mundo que los rodea.
La proliferación canina se ha convertido en un problema mundial invisibilizado, y Puerto Colombia no es la excepción. Nubia Merlano, secretaría de Medio Ambiente de Puerto Colombia, expresa que hace cuatro meses se realizó un censo en el municipio, en el que se registraron setenta perros callejeros, una cifra evidentemente baja. Sin embargo, se estima que el número de canes en las calles es mayor.
Jaime Camargo ha vivido por más de 30 años en Puerto Colombia y asegura que la problemática viene en aumento. Cuenta que el último caso conocido por él fue el de una perrita víctima de un perro de raza pitbull. El dueño le echó el perro, y este le mordió el labio arrancándole los dientes. “Vía WhatsApp le envíe fotos a la secretaria de medio ambiente, Nubia Merlano. Ella fue al lugar pero no hizo mayor cosa”, aclaró el ciudadano. Sin embargo, esta funcionaria manifiesta que estos problemas se dan debido a la falta de sensibilización de algunas personas.
En países como México las cifras son exorbitantes. El Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía de México reportó que ese país cuenta con 13 millones de perros callejeros, lo que lo convierte en el lugar con más perros en el mundo, seguido de Argentina, Rusia y Estados Unidos. Entretanto, en Bogotá para el año 2016 había 90 mil perros en estado de abandono, según la Secretaria de Salud. Así mismo, en diálogos con el periódico El Espectador, Juan David Cordoba, coordinador del Semillero de Investigación en Bienestar Animal de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales, señaló que en Colombia 4500 animales son abandonados al año, y 6000 son sacrificados en el mismo lapso de tiempo.
Paños de agua tibia para la amnesia
Ante este fenómeno, la amnesia es el común denominador en Puerto Colombia. La indiferencia de las entidades encargadas de velar por el control de los callejeros es abismal. Iván Wharff, secretario de Cultura, menciona que la misma situación vivida por una persona desplazada o mendiga es la que viven los canes callejeros, porque a estos sólo los buscan para hacer estadísticas, pero por lo demás suelen ser tan ignorados como los habitantes de la calle.
Las leyes de control también parecen sufrir del mal de la amnesia. La ley 1774 del 6 de enero de 2016 de Protección Animal menciona en su artículo 1 a los animales como seres sintientes que no son cosas, y deben recibir especial protección contra el sufrimiento y el dolor, en especial, el causado directa o indirectamente por los humanos. En el abandono y la marginación los perros tienen una lucha por sobrevivir. Su instinto los hace buscar entre las basuras lo poco que puedan encontrar. Las aguas residuales son la única fuente para calmar la sed.
Riesgos en la salud y el turismo
El problema no es de poca monta. Un informe de la Universidad Nacional de Colombia señala que el crecimiento descontrolado de perros causa un impacto negativo sobre la Salud Pública en los países en vías de desarrollo. Sixta Vivero, médico general, explica que cada vez que tenemos esta cantidad de animales en abandono hay más riesgo de sufrir enfermedades.
En el aspecto ambiental está el riesgo de la contaminación del agua potable con las heces de los animales. La contaminación del ambiente se da con la aparición de la parasitosis. Todo esto es resultado de las heces de los canes que quedan en las calles con exposición al sol, lo que genera crecimiento de quistes y desarrollo de parásitos, los cuales generan infecciones al momento de tener contacto con ellos.
Frente a esta perspectiva, Iván Wharff asegura que los perros callejeros no representan un peligro para las personas porque son animales que se acostumbran al ambiente de la multitud. “Hasta la fecha no se han reportado casos de agresión de perros callejeros a turistas o habitantes del Puerto”, afirmó el funcionario visiblemente tranquilo por la situación.
Sin embargo, Petry Hounta, víctima de perros olvidados, relató que hace cuatro meses, durante un paseo por las playas, se encontró tres perros callejeros que la atacaron. “El problema es que estos perros no tienen ningún tipo de vacuna contra enfermedades, y es muy peligroso porque el perro ha podido transmitirme algún germen e incluso si hubiera tenido rabia, al momento de colocarme la vacuna habría podido afectar mi embarazo”. Hounta, quien manifiesta su preocupación, está de acuerdo del peligro inminente que generan los perros callejeros, ya que algunos son muy agresivos, además hay niños que pueden ser atacados.”Si no se toman medidas de prevención correctas el municipio puede llegar a verse afectado turísticamente”, concluyó.
Según el Protocolo de Vigilancia y Salud Pública en humanos, perros y gatos, emitido por el Instituto Nacional de Salud Pública, en su versión 1 del 2014, todos los mecanismos que se han implementado para el control de la rabia, han ayudado a disminuir ésta en un 90% en los años previos a la publicación. Sin embargo, una de las zonas donde hay más riesgos para la aparición de la rabia en animales o humanos es la Costa Caribe, especialmente por el clima de la región. También se debe tener en cuenta que los animales en estado de desprotección total presenten un estado de mayor reaparición del virus; lo que implicaría, a su vez, un aumento en la tasa de rabia en humanos, causada por parte de dichos animales en estado de descuido y/o en abandono absoluto.
El Refugio, donde nace la esperanza
Bañado por los fuertes rayos del sol inclemente se encuentra Salgar, corregimiento de Puerto Colombia. Entre lujosas mansiones, en el bordillo de una loma se encuentra La Fundación Refugio Animal, donde nace la esperanza. La única apariencia que tiene de Fundación es el calor humano perceptible al entrar. Por lo demás, se trata de un rancho cercado de madera.
Gina Hernández, presidenta de la Fundación, lleva 16 años salvaguardando perros y gatos callejeros de Puerto Colombia. Asegura sostenerse con las donaciones que pide junto a su amiga Gina Delgado. En la actualidad cuentan con 100 perros y 30 gatos. Para la llegada de los perros al lugar, lo primero que hace la Fundación es rescatar aquellos que se encuentran en estado de abandono o maltrato. Seguidamente, les realizan un chequeo médico para determinar si tienen alguna enfermedad. Finalmente son vacunados y esterilizados para posteriormente darlos en adopción.
Este lugar es conocido por los habitantes de Puerto Colombia, pero ignorado por la administración. Según Iván Wharff no existe una Fundación de canes, “decir que hay una fundación sería mentir”. Sin embargo, Nubia Merlano menciona que hay un plan de contingencia para la creación de un albergue con la alcaldía municipal. “Lo primero es conseguir un lote, lo cual no es tan fácil y lo necesitamos porque adolecemos de ello” comenta la funcionaria.
Por el contrario, la presidenta de la Fundación relató que si tuvieran más ayuda de la administración, este proyecto sería un éxito, pues, según Hernández, desde la organización podrían aportar su experiencia y conocimiento con los animales de la calle. De igual manera hicieron un llamado a las entidades encargadas para concientizar de la gravedad del asunto y buscar la forma de crear un albergue, así como hace la Fundación Refugio Animal. “Es insólito que lo podamos hacer nosotros con nuestros propios recursos y no lo hagan las entidades que se sostienen con los recursos de todos los Porteños”, acentuó.
Los perros son abandonados cuando sus dueños se aburren, y reciben ayuda de la administración cuando hay intereses políticos en juego. Solo queda recordar la frase de Mahatma Gandhi: “La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados en la forma en que sus animales son tratados”. Quizá puedan ser visibilizados el día en que cada ciudadano, sin importar el cargo, comprenda la importancia que tiene cada uno como persona en la construcción de una sociedad pacífica y sostenible. ¿Abandono de las entidades encargadas o deshumanización de los ciudadanos? Lo único cierto es que los hijos abandonados de Puerto Colombia cada vez son más.