Por: César Mora Moreau
“Llámame por tu nombre y yo te llamaré por el mío”, es la promesa de amor susurrada una noche -una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de música de alas- que da título a una de las películas favoritas de este año y que parece responder al último verso del poema Dos amores (1882) en el que Lord Alfred Douglas se refiere a las relaciones homosexuales como “el amor que no se atreve a decir su nombre”.
Pero Elio (interpretado de forma magistral por Timothée Chalamet) y Oliver (Armie Hammer) sí se atreven a pronunciar su nombre y a mostrar una relación que se aleja de los lugares comunes desde los cuales se han explorado mayoritariamente las historias de amor LGTB.
Dirigida por Luca Guadagnino y situada en un pequeño pueblo italiano en 1983, la película cuenta el enamoramiento entre Elio, un adolescente de 17 años y Oliver, el asistente de su padre siete año mayor que él. En este film no se habla desde la marginalidad, el VIH no es un problema que deban enfrentar sus protagonistas ni tampoco su relación se ve marcada por la discriminación, el abuso de drogas ni el desenfreno. Call me by your name (2017) es una película sobre el descubrimiento del primer amor, un poema visual que rinde tributo a la belleza de la naturaleza, al cuerpo masculino, con constantes referencias a la literatura y la música clásica.