Por: Brenda Barrera, Sara Ortega, Melissa Vergara
Cuando hablamos de ir a cine es muy probable que la primera imagen que venga a nuestra mente sea una larga fila para pagar una boleta, en un centro comercial grande lleno de gente. Lo que posiblemente ignoren es que existe una gran variedad de películas, cortometrajes y largometrajes que quedan excluidos de las categorías convencionales, pero que también hacen parte del inmenso espectro del séptimo arte.
Se conoce como cine independiente cualquier película que ha sido producida fuera de los grandes estudios cinematográficos. Las obras que hacen parte de esta categoría o que han sido realizadas en espacios ajenos a la gigante industria de Hollywood tienen un mayor desafío para llegar a las carteleras de las empresas de cine más reconocidas en Barranquilla, actualmente Cinecolombia o Royal Films. Al mismo tiempo, si logran llegar a las salas comerciales deben competir con filmes de gran envergadura, protagonizados por simbólicos actores, reduciendo así sus posibilidades de ser exitosa en las taquillas.
A pesar de este panorama no tan favorable, Barranquilla ha podido abrir sus puertas a diferentes dimensiones del cine. Esto se logra por medio de lugares paralelos a las grandes cadenas que funcionan como circuitos de exhibición alterna para exponer las obras de artistas de diferentes latitudes, con un talento aún inexplorado por las audiencias barranquilleras. A estos espacios se les denomina cineclubes, como lo son el Cineclub Cinerama de Alianza Francesa Barranquilla, CineClub Cayena de la Universidad del Norte, y la Cinemateca del Caribe, entre otros.
Una de las entidades alternas más antiguas de la región es el Cineclub Cinerama , con más de 40 años de funcionamiento, donde se proyecta cine francés e independiente. La entidad ofrece funciones de entrada libre todos los miércoles en la tarde en el Patio Cultural de Barranquilla, paralelo a esto brinda un foro donde se comparten críticas acerca del filme reproducido.
“Este foro es el punto más enriquecedor de la tarde”, expresó Wilbert de Hoyos, coordinador de Comunicaciones del Cineclub de la Alianza Francesa. Este CineClub se caracteriza por mantener una dinámica que varía cada mes, se escoge un tema a tratar y con respecto a este las proyecciones pueden ser largometrajes, cortometrajes, películas francesas y documentales. Esto le da la oportunidad a que amplíen y exploren diferentes opciones dentro del mismo género de cine independiente.
Con el paso del tiempo, este pequeño cineclub dio paso al más reconocido punto de encuentro de cine alterno en la ciudad, la Cinemateca del Caribe, que celebra este año su aniversario número 30. Este proceso no fue sencillo, como lo explica la actual directora de la Cinemateca María Fernanda Morales Angulo, ya que no existía el Ministerio de Cultura – encargado actualmente de facilitar dicha clase de proyectos – y la adquisición de los costosos equipos de proyección debía acordarse con Proimágenes. Finalmente lograron darle inicio a las primeras reuniones audiovisuales, en las instalaciones de la Universidad del Norte. Posteriormente se inauguraron las salas en convenio con Combarranquilla, primero en Boston y más tarde en la sede de Villa Country.
“Actualmente contamos con funciones diarias, cineforos los días martes, eventos de formación en apreciación cinematográfica como el Salón Internacional del Autor Audiovisual y la cinemóvil, la cual funciona hace 16 años”, asegura Morales. Este último recurso, la “móvil”, ha facilitado el acceso de las poblaciones menos favorecidas a las lejanas salas de cine; la Cinemateca viaja en un voluminoso bus y les permite a niños, jóvenes y adultos de todo el Caribe Colombiano, disfrutar del mágico universo de las imágenes a 24 fotogramas por segundo. Además, las películas que se proyectan tienen un fin social y moral, como combatir la violencia intrafamiliar y el consumo de drogas, incentivar la educación y la participación en la comunidad, entre otros.
Existen muchos otros cine-foros y espacios en Barranquilla que invitan a los ciudadanos a disfrutar de las riquezas culturales que están escondidas en el cine, pero muy pocas son las personas que los conocen y hacen uso de las diferentes actividades y retroalimentaciones que estos brindan a la comunidad.