Simon Spier (Nick Robinson) es un adolescente que lo tiene todo. Una casa grande en los suburbios, una familia perfecta que lo quiere, unos amigos con los que se la pasa muy bien… Además, es un estudiante popular en la típica secundaria presentada tantas veces en las películas estadounidenses. Nada podría empañar esta suma de lugares comunes a los que estamos habituados en el cine de Hollywood, excepto por el hecho que Simon tiene un enorme secreto: nadie sabe que es gay.
Dirigida por Greg Berlanti, Love, Simon (2018) es una adaptación de la novela Simon vs. the homo sapiens agenda de Becky Albertalli y cuenta la historia de un chico de 16 años que empieza a mantener una correspondencia virtual anónima con otro adolescente de su escuela, que como él esconde su homosexualidad. A esta situación se le suma que los correos electrónicos llegan a las manos equivocadas y Simon deberá hacer todo lo posible para evitar que sus conversaciones sean reveladas.
El largometraje, considerado como el primer film LGBTI de un estudio grande (20th Century Fox) dirigido a un público juvenil, aborda de una forma muy edulcorada y superficial, el acoso al interior de los colegios, la discriminación y el sufrimiento que deben experimentar las personas gay frente a una sociedad que los estigmatiza.
“Todos merecemos una gran historia de amor” es una frase dicha por el protagonista y que parece ser un mensaje que habla acerca de la necesidad de visibilizar las historias de amor de personajes que escapen de la heteronormatividad.
Para Enrique Uribe Jongbloed, realizador audiovisual y doctor en medios y comunicación, es fundamental la representación de la comunidad LGTBI porque al ser un grupo que ha estado excluido, como las mujeres en cierto momento histórico o las personas negras, se hace necesaria su visibilización y reconocimiento.
“Se requiere su representación tanto en la ejecución de roles como en que haya historias sobre ellos para que se reconozcan todas sus dimensiones, esto en términos de representatividad, y también en términos de importancia del reconocimiento del otro. Si nosotros no vemos a través de las construcciones narrativas a ciertos grupos, y sus sufrimientos por haber sido discriminados, vamos a entender muy poco de ellos”.
En los últimos años los avances de la representación LGTBI han ido en aumento. Películas como Moonligth (Jenkins, 2016), Call me by your name (Guadagnino, 2017), Una mujer fantástica (Lelio, 2017), La señorita María, la falda de la montaña (Mendoza, 2017) en el caso colombiano y ahora Love, Simon han incrementado la visibilidad de una comunidad que en la mayoría de casos debía conformarse a las representaciones burlescas y despectivas.
“Para mí el asunto representativo es un asunto fundamental y me parece importante que haya una representación válida de la comunidad LGBTI en el audiovisual, así como de otros grupos” concluyó Uribe.
Sin ser pretenciosa ni buscando convertirse en una obra de arte, Love, Simon es una película entretenida que vale la pena ver en familia y que sin lugar a dudas marcará a toda una generación de adolescentes que hasta la fecha no encontraban un personaje con el cual sentirse identificados.
La película se encuentra en las carteleras de cine de Colombia.