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Por: Sebastián Algarín

La propuesta programática de Humberto De la Calle, en temas de educación, me cautiva por el déficit presupuestal que ostenta la educación pública en el país y el estado de las universidades de este tipo. Colombia es un país donde los menos favorecidos no pueden acceder a la educación superior sin antes, o endeudarse con el Icetex o entrar a estudiar, pero desertar por no tener suficientes recursos. A eso le ha llamado De la Calle la inequidad que existe en Colombia donde sólo las élites son las que acceden a educación de alta calidad.

Entonces, su propuesta de crear el “Banco de la inteligencia”, una variante del actual Icetex, que permita a los jóvenes financiar sus carreras una vez estén estudiando y que así no crezcan los intereses, es fundamental.

El país está viviendo una era crucial e histórica en materia de paz. Me parece que los acuerdos logrados en La Habana y refrendados en el Teatro Colón son esenciales para la era del posconflicto y él, más que nadie por su condición de negociador y conocer de lleno el proceso, sabrá cómo conducir a Colombia por sendas de paz.

Por otro lado, estas elecciones son cruciales, pues una nueva generación de electores jóvenes, entre esos yo, y que pretendemos tomar las riendas del país, está creciendo, pronunciándose y saliendo a votar por sus intereses. En mi caso, hay cosas fundamentales que debería tener un candidato y encuentro en Humberto De la Calle todas ellas: la necesidad de volver el medio ambiente un tema de conversación y preocupación nacional, y entre ello la prohibición del fracking; la división del Estado y la Iglesia en la toma de decisiones reconociendo el Estado laico, la defensa de derechos de las minorías LGBT y la adopción homoparental, el reconocimiento del agua como derecho fundamental y de última, pero no menos importante, la paz.

Adicional a esto, me parece crucial también la oposición que tiene el candidato liberal a la propuesta de Iván Duque de prohibir la dosis mínima. De la Calle argumenta que no se puede enviar a la cárcel a un joven que “en hechos fortuitos”, como una fiesta, se “traba” por diversión, pues las cárceles ya están llenas de delincuentes mucho peores y peligrosos para hacinarlas más.

Otro de los ejes fundamentales es la participación del género femenino en las agendas nacionales. Después de la guerra, se ha de reconocer el impacto diferenciado a la mujer por su condición y esto me parece acertado junto con su propuesta de la creación del Ministerio de la Mujer.

Como líder y político, Humberto ha tenido una trayectoria que es respetable, remarcable y admirable, lo que da cuenta de su amplia experiencia en sectores de gobernabilidad a diferencia de otros candidatos, como Duque, quien no muestra otra experiencia más que ser Senador de la República. De la Calle, por su parte, conoce la historia del país, qué necesita, qué se debe cambiar y qué no, fue miembro de la Asamblea Nacional Constituyente que logró sacar a relucir nuestra Carta Magna del 91, una más abierta y pluralista que se debe hace cumplir.

Foto: Carolina Valera

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