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Por Jesús Angulo

A más de treinta grados por temperatura, día tras días un número indefinido de personas cruzan las puertas de hierro en el campo santo con nomenclatura 35-131, números cuya suma da como resultado 13, así es, el cementerio Universal en Barranquilla es habitado por misterios, leyendas urbanas de la capital de la costa. El difundo más famoso de todo el cementerio es Luchito, un niño eterno.

Luis Carlos Vergara falleció a sus 23 años, durante su vida no creció, pues sufría del síndrome de Peter Pan, no crecería jamás. Su espíritu es famoso en Barranquilla por ser una entidad que cumple milagros. A continuación conoceremos la historia del pequeño Luchito a través de las memorias de Gladys Elizabeth Padilla, una anciana que reza oraciones diariamente, acompañando a personas que visitan las tumbas del Universal.

Foto de lucho en la parte superior de la tumba.

Las memorias de Gladys

Ladys visita todos los días a su madre, sepultada en la popular ‘calle del matarratón’. Ella trae su escoba, se dedica a barrer, limpiar y decorar la tumba de su madre, una de las muchas tumbas del lado izquierdo del pasillo, a la sombra de cuatro altos árboles de matarratón.

“Tengo mis primeros recuerdos de Lucho cuando estuve enferma de la espalda, me pasaban de una cama para otra”. Su madre la cuidaba y le contaba sobre el espíritu de un niño que concedía milagros a quien se lo pidiera.

“Yo estoy muy agradecida con él, me ha ayudado muchísimo con mi salud”. Ladys tuvo una revelación de Luchito en sus sueños hace muchos años. “Yo soñé con la tumba de Lucho, pero era diferente”.

La tumba estaba rodeada por rejas de hierro la cripta en la que descansan los restos de Luis Vergara. Ladys llevaba un vestido marrón largo, con una soga blanca como cinturón.

– Ya ella llegó – Dijo Lucho anunciando la llegada de Ladys

En el centro, delante de la cripta, había una mesa que tenía, del lado izquierdo, un paquete; del lado derecho, tres frascos de medicinas.

– ¿Con qué quieres quedarte? – Preguntó Lucho

– No quiero el paquete, quiero llevarme los remedios

Ladys escogió un ‘neurobasal’.

“Lucho me mandó seis frascos de neurobasal y aquí estoy yo, sana. Le doy gracias a él porque lo que he pedido, con amor a Dios, me lo ha concebido”.

Las tumbas de Luchito

Los restos del niño eterno se encontraban antes en una calle más estrecha del cementerio. Fue cuatro años después, en 1977, cuando lo trasladaban a su nueva tumba. Pero quiénes estuvieron presentes frente a ese blanco y estrecho pabellón del Universal testifican que el niño no quería salir de su tumba.

Ese día el conductor del automóvil en el que transportaban a Lucho presenció la aparición de su espíritu. El chofer le pidió al niño una bendición, pues no le había dejado nada a su esposa e hijos en casa.

Después del traslado de Lucho, al conductor, ya en su carro, se le acerca un niño.

– ¿Señor, me puede hacer una carrera hasta allá por la cordialidad? – Preguntó el joven

Acto seguido, el infante le pagó por adelantado con un billete de cincuenta mil pesos, de la época.

– ¡Móntate! – exclamó el chofer.

En un abrir y cerrar de ojos, el joven Lucho desapareció. Como si le hubiese pagado el rato que había perdido en la mañana, sacándolo en el cementerio.

La nueva tumba de lucho era enrejada, se le veía llena de carritos, muñecos muchos otros juguetes y una infinidad de adornos florales. En diciembre le celebraban la navidad, iba mucha gente, orgullosos de ver la vitrina. Sin embargo, la tumba del niño eterno fue perturbada, rompieron el enrejado y se llevaron todo lo de valor.

Por ese acto, su madre, Isabel Vergara, se llevó los restos de su hijo para un nicho en al iglesia de Chiquinquirá. De manera que ahora todos iban allá. El párroco se molestaba porque los visitantes se subían sobre las bancas. Prontamente, una mujer que vivía en Estados Unidos vino y le regaló la tumba en la que actualmente se encuentran los restos de Lucho, detrás de un cuadro, con su foto.

Nombres de los difuntos de la cripta familiar de Lucho.

La tumba, espaciosa y alta en cuya cima hay una ventana con un enchapado, simulando una casa, además hay una foto del niño y flores alrededor. En el nivel inferior hay un cristo crucificado de mármol color blanco. Justo debajo, un anillo incompleto de flores que rodean la lápida de los nombre de la familia allí sepultada, actualmente están los restos de siete personas. Sin embargo está escrito también el nombre de Isabel Vergara, madre de Luis, con 87 años actualmente, quién será sepultada allí en momento en que parta de este mundo.

La cripta está ubicada en la calle siete número 282, un largo pasillo con antejardín cuyo césped está descuidado. El andén con figuras de rombo, y agrietado está constantemente cubierto de hojas secas que caen de árboles de mangos y matarratón.

De las tumbas de alrededor crecen algunas plantas más pequeñas que no fueron puestas allí por visitantes, sólo crecieron. El sol inclemente no logra caer sobre la tumba del niño, ya que esta está a la sombra. A los lados hay más criptas familiares y estatuas custodiándolas.

La tumba antes tenía muchas lápidas con leyendas de agradecimiento por todos los milagros que concedió: oportunidades de trabajo, premios de lotería, becas de estudio, curación de enfermos, entre otros. Pero ahora solo quedan unas cuantas, su madre las quitó por hacerle arreglos a la tumba.

Lápidas de agradecimiento en la tumba de Lucho.

Casa verde y Casandra

Isabel Vergara, madre de Lucho, fue en su pasado una proxeneta, tenía como negocio un burdel que fue famoso en los años 60 en la ciudad. Famoso por los sucesos extraños que ocurrían allí. La Casa Verde estaba ubicada en la esquina de intersección de la cordialidad con la calle 41.

Lucho se le apareció a su madre, otra revelación, esta vez era él quien tenía una petición: “Ya no puedes estar metida en esto, morirán personas aquí”. Y así fue.

Muchas de las prostitutas le rezaban a Luchito. Pero también empezaron a rezarle a alguien más, alguien que llamó atención de todas ellas por su historia. Casandra, su prometido canceló su boda al enterarse de que ella ya no era virgen. Fue entonces cuando entró en este mundo. Diez años después de ser dama de compañía se ahorcó dentro del establecimiento.

Tiempo después muchos clientes alegaban haber visto el espíritu de la mujer ahorcada en medio de sus citas en la Casa Verde. Razón por la cual había una biblia en cada habitación.||Pero, actualmente, de este sitio no ya no queda nada. Como es típico en el sector, ahora está en su lugar un taller de autos.

Por lo pronto, Luchito ‘el milagroso’ sigue atrayendo diariamente a decenas y decenas de personas que buscan una bendición. Quienes cuidan y limpian el Universal se saben de memoria la dirección de su tumba pues, es la que más les preguntan diariamente.

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