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Por: María Daniela Villero Fuentes

En la noche del pasado 14 de agosto, entre música alegre, estrepitosos fuegos artificiales, luces que simulaban suspenso, entrega de galardones dorados, discursos de personajes públicos y bendiciones de todos los presentes, fue presentada la “Ventana al Mundo” en Barranquilla. Un espectáculo de colores que se esperaba hace algún tiempo y que solo puede venir del imaginario de un currambero. O, en este caso, de una barranquillera egresada de la Universidad Autónoma del Caribe.

Diana Escorcia Borelly decidió iniciar su vida universitaria en el 96, cuando escogió arquitectura por encima de otras carreras que le rondaban la cabeza. Decisión que los visitantes de la Ventana agradecen cada vez que pisan la rotonda que hoy porta su obra. Al poco tiempo nace su empresa, misma que la condujo a liderar proyectos como el monumento que ahora adorna una de las tantos lugares olvidados de la ciudad.

Hacía un día caluroso cuando Diana me recibió en su casa y me invitó a pasar a la oficina donde también se encontraba su esposo trabajando. Le pregunté a ella el por qué de la oficina en casa y dijo:

“Principalmente por mis hijos. Mi hijo terminaba acampando con carpa y todo cuando me tocaba trabajar hasta tarde en la oficina”.

Su oficina es de tamaño suficiente como para que trabajen dos personas sin estorbarse. Al pararse en la puerta y mirar hacia la pared derecha se puede ver un cuadro horizontal largo de un buque compuesto por líneas blancas. En la pared opuesta hay un tendedero de revistas con diseños de edificios y demás construcciones modelados en 3D.

Como no podía faltar, hablamos la mayor parte del tiempo sobre la Ventana. Esta estructura compuesta por acero, aluminio y vidrio se levanta entre el mar, el río y la urbe como el monumento más alto de Colombia. Esos tres últimos elementos son representados en concreto y repartidos en la rotonda alrededor de la Ventana, así como también los inmigrantes y Boca de Ceniza.

Entre las dos partes principales que componen la Ventana, que simbolizan la industria y la cultura, se puede dar un recorrido por la historia de la ciudad de lado a lado. Al monumento llegan cientos de personas a tomarse fotos, a hacer picnics, a redescubrir la historia de su ciudad o simplemente a sentarse en las olas de concreto que acompañan la Ventana. La gente se siente feliz y a gusto. Diana ante esto concluye que los barranquilleros ven la Ventana como un espacio que los representa y tienen un sentido de pertenencia al sentirse incluidos en ella.

El monumento se ha convertido no solo en un destino turístico, sino también en cine al aire libre gracias la proyección de películas por parte de la Cinemateca del Caribe, así como también en inspiración de otros lugares de la ciudad. En “Los Tres Postes” también quisieron tener su “Ventana al Mundo” como signo de querer cambiar la cara de esta parte de Barranquilla y se llenaron con los mismos colores del monumento.

Aunque GA Estudio, su empresa, no acostumbra participar en concursos, Diana vio una gran oportunidad y ella, en conjunto con su equipo, se pusieron manos a la obra y descartaron diseños hasta dar con el que consideraron adecuado.

La empresa empezó en el mercado con un servicio que poco se daba en Barranquilla para ese entonces. Digitalización e impresión de planos que llegaban de mano de sus clientes y luego la visualización de proyectos arquitectónicos en 3D. Parte de esta empresa también es su esposo, a quien ve como un apoyo en todos los diseños que realizan. Él, quien es ingeniero civil, “aterriza” los proyectos en cuanto a presupuesto, materiales y otros elementos más, los cuales fueron claves en la propuesta que se presentó.

A partir de la experiencia que esta arquitecta obtuvo durante todo el tiempo que ha trabajado con distintos clientes, se ve ahora como una diseñadora con visión y reconoce dicha experiencia como una escuela de diseño. Gracias al recorrido que Diana ha tenido en su trabajo, hoy es una realidad la “Ventana al Mundo” y planea inscribir el proyecto en distintos concursos de diseño arquitectónico. Este monumento le ha abierto puertas a ella y a su empresa, así como también su vida social.

El proyecto de Diana fue elegido entre unas 100 propuestas que participaban en el concurso de la empresa Tecnoglass. Los barranquilleros eligieron sabiamente su ventana entre las dos opciones presentadas ante ellos y ahora la disfrutan como un nuevo símbolo de la ciudad, donde incluso los llamativos colores que porta la estructura,  también fueron escogidos por votación popular y tienen un significado.

Los lugareños se ven reflejados en los vidrios que cubren el monumento especialmente pensado para Barranquilla y su gente. Para llevar el sueño de GA Estudio al plano de la realidad se necesitaron muchos esfuerzos por parte de distintas empresas y recursos que hoy Diana Escorcia y sus paisanos agradecen. El proceso creativo que siguieron Diana y su equipo permitió plasmar a Barranquilla en esta “Ventana al Mundo” por la cual hoy miran los ciudadanos a la Arenosa y por la cual se espera que la mire el mundo entero como ciudad en crecimiento, abierta a nuevos retos y se proyecta a futuro mientras no olvida por qué es “La Puerta de Oro” de Colombia.

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