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Por: Shadia Jalaff 

Hace más de 50 años se creó en Barranquilla en el barrio Boston un lugar muy particular en donde se puede degustar la gastronomía típica de la costa: La Tiendecita. Visitado por personajes ilustres como Álvaro Cepeda Samudio, Gabriel García Márquez, el periodista Germán Vargas Cantillo y entre otros, se convierte en uno de los sitios turísticos Must to watch si vives o vas de visita a la ciudad.

Si sus paredes pudieran hablar, contarían miles de historias que se remontan a la época dorada de Barranquilla. Quizá hasta es cómplice de relatos de amoríos imposibles y amantes fugaces de personas de la elite que escogían el sitio para compartir y pasar un rato agradable con sus amigos.

Inicios

Su historia se remonta al año 1964 con Olinda Rivero, en compañía de su hijo Daniel Blanco, siendo este último quien dirige en la actualidad el restaurante. En esa época, Olinda construyó su negocio pensando en algo local, nunca se imaginó que un personaje muy culto como Álvaro Cepeda Samudio escogería el sitio para reunirse con sus compañeros del famoso Grupo de Barranquilla, atrayendo la atención de muchas personas que se convertirían en clientes especiales y recordados por la comunidad barranquillera. Hoy en día al visitar el establecimiento se pueden encontrar con fotos y recuerdos de todos ellos que evocan momentos de alegría y sabor.

Comida

La Tiendecita ofrece gran variedad de platos típicos de la Costa, y sus nombres peculiares son otra de las llamativas del lugar. Esto surgió como idea para atraer más clientes y comenzar a imponer un estilo propio según cuenta su actual propietario. Se pueden encontrar desde chicharrones sexuales hasta deditos curucuteadores. También ofrecen el famoso mondongo levantamuerto, que en otras palabras es aquella sopa que se le ofrece a la persona que ha tomado unos tragos de más.

A lo largo de los años se ha tratado de mantener la tradición de sus platos para que todas las personas que aún no han podido visitar el lugar o tienen pensado hacerlo puedan degustarlos y se lleven un pedacito de la historia de Barranquilla.

Patrimonio

El auge de La Tiendecita parte con una conversación entre Álvaro Cepeda Samudio y Olinda Rivero, quien le propuso a la administradora que incursionara en el negocio de los licores y esta aceptó la propuesta. Con esto, el local atrajo la atención de más personas quienes ya no solo iban a disfrutar de sus platos sino a compartir un rato ameno con sus allegados y contar anécdotas de la vida diaria. Por eso, también se le atribuye y agradece enormemente a Cepeda Samudio como uno de los influencers para que La Tiendecita llegara al concepto de lo que es hoy.

La decoración del local también se preserva intacta con ayuda de algunos retoques. En sus instalaciones se puede observar escritos de lo que representa la cultura chabacana y enérgica de Barranquilla. Palabras como Maricón y algunos dichos populares hacen parte de ella. También se encuentran posters de figuras representativas de la ciudad como Sofía Vergara, que trata de imitar las épocas en los que los adolescentes pegaban detrás de sus puertas afiches de las modelos favoritas.

En el año 2010 el alcalde electo Alejandro Char reconoció a la Tiendecita como patrimonio gastronómico de Barranquilla.

Tiendecita para todos

La cultura se ha venido reduciendo al punto que actualmente no son muchas las personas que conocen del lugar. Sin embargo, su clientela fiel es la encargada de que apenas se abran las puertas los mostradores empiecen a vaciarse, siendo de los favoritos los chicharrones y deditos. Es el sitio ideal para disfrutar de un buen jugo frío de corozo, fruta insignia de la Costa.

Por eso, como buen barranquillero debemos promocionar para que este tipo de lugares se siga conservando a lo largo de los años. Es uno de los pocos sitios en los que desde el primer momento que llegas se percibe la buena vibra. Además de ser atendido por el mismo administrador quien con una sonrisa y amabilidad recibe a cualquier persona, se siente como entrar en una burbuja de la Barranquilla de los 60, en donde el código de vestimenta es lo de menos para poder disfrutar de una buena empanada o carimañola.  

Somos una casa periodística universitaria con mirada joven y pensamiento crítico. Funcionamos como un laboratorio de periodismo donde participan estudiantes y docentes de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Norte. Nos enfocamos en el desarrollo de narrativas, análisis y coberturas en distintas plataformas integradas, que orientan, informan y abren participación y diálogo sobre la realidad a un nicho de audiencia especial, que es la comunidad educativa de la Universidad del Norte.

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