Por: Melina Buitrago @MelinaBuitrago
Está volviendo a pasar. Eso que tanto temíamos, eso que vimos venir, y por lo que 8 millones de colombianos, tanto de izquierda como derecha, nos unimos en las pasadas elecciones, está volviendo a pasar.
Recuerdo cuando comenzaron los diálogos de paz con las Farc. En ese momento, era una más de las personas escépticas frente al tema. Me imaginaba mil cosas, sentía que nada iba a funcionar, tenía miedo, mucho, sin saber, que ese miedo, me lo estaban infundado. Creí más de una de las mentiras que nos dijeron; refuté más de una vez al respecto de las negociaciones; repetí más de una frase de las que escuchaba en los medios: “le quieren regalar el país a las Farc”, “Vamos a ser como Venezuela” y algunas cosas absurdas más. Afortunadamente, reaccioné a tiempo. Efectivamente, nos estaban convenciendo, una vez más, con mentiras, de que no había camino alguno para poder llegar a la paz.
Desde entonces decidí no creer en ellos, y decidí creer en mi país. Decidí creer que sí era posible tener un país donde pudiéramos convivir todos, sin importar nuestra preferencia política, preferí creer que los que antes habían sido malos, ahora también podían ser buenos. Decidí creer que la comunicación siempre iba ser más fuerte y más potente que una bala. Al fin y al cabo, ¿para qué estudiaba Comunicación Social si no era porque estaba convencida del poder que tiene la palabra?
Es justo decir que en Colombia existen personas con un delirio interminable por la guerra, y que su único propósito es hacernos creer que esta nunca va a acabar. Hoy, están nuevamente al mando quienes nos han hecho creer siempre que las cosas se resuelven a plomo y no con una bandera blanca. Quienes nos han hecho creer más en la guerra que en alguna posibilidad para la paz. Y justo ahora, que están de vuelta esas personas que se han querido perpetuar en el poder, han comenzado a ocurrir eventos como el de ayer.
Esto es precisamente lo que buscan esas personas obsesionadas con la guerra, que tengamos miedo, que nos dividamos y que volvamos a creer que ellos “manejaran la situación” por nosotros, solo que ellos no gustan de las palabras, sino de las balas. Se hacen llamar democráticos, pero luchan incansablemente por perpetuarse en el poder, y no entienden ni respetan las voces de los 8 millones de colombianos, que estoy segura son más, se han levantado y han dicho NO MÁS.
Nos quieren obligar a vivir en guerra, ¿pero saben cuál es la única diferencia entre la guerra de hace unos años y la de ahora? Que, en vez de hacernos sentir miedo, nos levantamos con más coraje. Y es que lo que ellos no saben, es que ahora la guerra no nos separa, sino que nos une, y nos hace salir a la calle, a seguir luchando por la paz.
#TodosContraElTerrorismo
