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En la foto, la recordada Minga acompañada de su nieta Dalys De Las Salas.

Por Juan Roa De Ávila

Para muchos egresados de la Universidad del Norte el nombre de Minga tiene un significado particular, pues más allá del desparpajo con el que siempre acompañaba sus frases al hablar, se evoca a aquella mujer que durante muchos años se paseó por los pasillos de la institución vendiendo arropillas, mangos, dulces, chiclets y otras variedades.

Esta mujer, cuyo nombre real era Celinda Esther Ayola Rada, falleció el pasado martes 13 de junio a los 90 años en el hospital La Manga, a causa de una fuerte fiebre que posteriormente desencadenó en un fulminante paro respiratorio.

Según Dalys De Las Salas, su nieta, la anciana fue internada el sábado anterior por un extraño dolor en el pecho que la aquejaba, a pesar de que en días anteriores no había mostrado falencias en su estado de salud. “A mi abuela la internaron el sábado pasado por una fiebre y un fuerte dolor en el pecho y la espalda. Estuvo así por tres días, pero el martes nos dieron la mala de que había sufrido un paro respiratorio”, contó su familiar.

Personas cercanas a la recordada Minga cuentan que por más de 30 años mantuvo su puesto de chiclets al interior del claustro y hasta el 2005 se ganó el cariño de la comunidad estudiantil gracias a su desparpajo y espontaneidad.

“Ella era carismática, espontánea y se jugaba mucho con los alumnos, hasta el punto de que algunas de sus bromas caían en gestos un tanto pesados”, compartió Casta Molina, allegada a Minga.

Funcionarios, egresados y cientos de uninorteños han lamentado el sensible fallecimiento de la anciana en redes sociales publicando fotografías, comentarios y anécdotas alusivas al afecto del cual gozaba entre las personas que en ocasiones la ayudaban con lo que pudieran.

Celinda Ayola, o Minga, como comúnmente era conocida en el sector norte de Barranquilla, se dedicó toda su vida a la venta de dulces y otras variedades y nunca fue partidaria de que conocieran su verdadero nombre. En los últimos años, era común verla estacionada comerciando sus productos a los conductores que se detenían en el semáforo de la calle 75 con carrera 52.

“Yo si, y ¿qué Uninorteño no?. Hoy la vi vendiendo arropilla a pleno sol en la esquina de la 52 con 75. Minga vendía chiclets, mentas y más chucherías en los pasillos de la Universidad del Norte, entre ellos la esquina del Bloque D, donde está el Programa de Ingeniería Mecánica, en el cual estudié cinco años”, relatan las líneas de un bloguero que escribió sobre Minga hace algunos años y que se mantiene como uno de los recuerdos valiosos de ella en internet.

La mujer fue velada por sus familiares en la funeraria La Capilla y su sepelio se cumplió a las 10 de la mañana de este martes en el cementerio Calancala. Vivía en el barrio La Manga y deja tres hijos: José, María del Socorro y Ofelina De Las Salas.

Foto vía: Cortesía Dalys De Las Salas

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