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Por: Juan Sebastián Díaz*

“¡Póngase sereno —me dijo— y apunte bien! ¡Va a matar a un hombre!”.
Entonces di un paso atrás, hacia el umbral de la puerta, cerré los ojos y disparé la primera ráfaga.
El recuento de las últimas palabras de Ernesto el “Che” Guevara antes de morir, momento histórico que se pensó marcaría el fin de un movimiento que acabo con las libertades individuales en Cuba, pero nos demostró que en realidad no basta con acabar con la vida de un hombre sino se acaban los ideales de dicha revolución.
Caso parecido sucede hoy con Venezuela. Quienes piden desesperadamente la cabeza de Nicolás Maduro pensando que el régimen dictatorial llegara a su fin por su captura o muerte están muy equivocados, pues el problema seguirá latente mientras existan otros brazos dentro de este macabro régimen, como, por ejemplo Diosdado Cabello, Cilia Flórez, Tareck William Saab, entre otros.
Mientras que los esfuerzos para recuperar la democracia sean solo contra Nicolás Maduro, la llamada “Revolución Bolivariana”, que acabo con el país hermano, seguirá existiendo y no permitirá una plena democracia en Venezuela. Por esto es necesario centrarse en lo realmente importante: acabar de una vez por todas con la revolución.

“El 2 de febrero de 1999 asumió el poder el líder bolivariano Hugo Chávez. 17 años después, Venezuela continúa avanzando en su camino por la verdadera independencia y la liberación total del yugo imperialista”. Aquello fue escrito por Telesur, canal estatal de televisión venezolano, en su página web en 2016. Apenas 3 años después ya conocemos los resultados de esta nefasta revolución.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) mostró su nuevo informe de perspectivas económicas globales que se difundió a finales de 2018, dicho informe prevé que Venezuela tendrá en 2019 una inflación de 10.000.000% con una reducción del producto interno bruto de un 5% y proyecta que la economía caerá este año un 18%.
Estos son los resultados de un régimen fracasado que provoco el exilio mas grande de la historia de Sudamérica donde se estiman que salieron solo entre 2016 y 2017 aproximadamente 925 mil personas, aumentando 895% la migración de venezolanos hacia otros países suramericanos.
Desde las elecciones de 2018 en las que se vio un claro fraude electoral por parte del régimen chavista, se marcó un camino de difícil retorno con dos factores esenciales. Primero, el cuestionamiento a la legitimidad de un gobierno ha creado un ambiente perfecto para poder usar las vías de hecho en pro de mantener el Status Quo dictatorial.
Quienes dicen encarnar al pueblo y una revolución prospera acabaron con el estado de derecho, acabaron con las libertades personales y acabaron con la producción de un país rico que contaba con los recursos necesarios para desarrollarse a pasos de gigante.
Segundo, una oposición debilitada, donde sus principales líderes hoy día son presos políticos usados como medida para acabar con la presión que se ejercía contra el régimen chavista, esto posibilito crear un ambiente político unánime, acabando completamente con la pluralidad política, en pocas palabras, acabando con la democracia.
Sin embargo, no todo está perdido, el pasado 23 de enero nuestro país hermano mostro una ciudadanía empoderada dispuesta a acabar con la represión, además de esto, con toda la voluntad política para crear una nueva Venezuela. Con líderes político fuertes, factores como la presión internacional, la legitimación de Guaidó como presidente interino de Venezuela y el desconocimiento colectivo contra el régimen de Maduro, se está mostrando el filo de armas políticas poderosas para darle luz a los tiempos más oscuros que ha vivido Venezuela.
Aires de libertad azotan Venezuela, estamos cerca de la reconstrucción de una democracia. De manera arrogante quien es hoy un presidente ilegitimo, dueño un régimen mafioso, afirma diciendo “ni Jesucristo resucitado podrá conmigo”. Hoy le digo señor dictador, Dios lo guarde, porque, así como un día cayeron hombres como Fulgencio Batista, Jorge Rafael Videla, Hugo Banzer Suarez, etc. Me atrevo a decir que, se aproxima para las páginas de la historia de latino América nuevamente la caída de un dictador.

*Estudiante de Ciencia Política de la Universidad del Norte. La información suministrada por los columnistas no representa la opinión del medio.
Foto: Nicolás Maduro

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