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Por: Manuel Zúñiga

En Sabanalarga, Atlántico, la propuesta es consolidar el carnaval educativo. En él, profesores y jóvenes estudiantes demuestran además que a futuro los valores se pueden preservar.

“Bailen pelas’ flojas. No deben servir ni pa’ cocinar”, grita un joven de piel morena y cabello corto a las 35 bailarinas. Ellas pertenecen a la Comparsa de la I. E. Distrital Marie Poussepin, quienes desfilan, caminando, frente al grupo de espectadores que de pie está dispuesto a deleitarse con el Carnaval Educativo de Sabanalarga, Atlántico.

Es 1 de marzo de 2019, y la Marie Pouseppin no es la única comparsa que detiene su muestra artística al llegar a la calle 21 #19-90, en donde está ubicada la Normal Superior Santa Teresita. Es que, diagonal a la emblemática iglesia San Antonio con sus dos grandes torres a los extremos, parece programada una pausa activa que simplemente dura unos pocos segundos.  Los espectadores quieren baile.

Es la versión número veinte del Carnaval Educativo del Atlántico, institucionalizado mediante la ordenanza 000160 de diciembre 17 de 2012. Como todos los años, se hace hincapié en las temáticas sobre problemáticas sociales. En 2019 han decidido masificar campañas en favor de la salud y crear conciencia cultural entre las personas que lo siguen.

El mismo joven que reclamaba acción resulta un grito descomunal cuando aparece la imagen en grande de Teófilo Gutiérrez, delantero del Junior de Barranquilla.  ¡Métele un golazo al dengue!, sugiere el delantero a lo largo de los dos kilómetros que tiene el recorrido del desfile.

Igual hay muchos nativos que siguen el evento a través de las redes sociales  y otros que lo registran en las cámaras de los medios regionales y nacionales. Las campañas contra el dengue, en favor de la sexualidad sana (Profamilia) y en contra del alcohol (Tránsito), tienen sus canales y repercusión.

Del otro lado, solo a unas calles hay una casa con dos plantas y algarabía. Las personas gozan a plenitud del desfile. Sobresale un local con el logo de un bigote imperial debajo de la palabra Royal. Son mujeres, hombres y niños bailando la melodía del millo y el repique de los tambores desde sus asientos.

Todos con las manos arriba cantan: “Esa mujer me tramó, viste de Gucci. Ay, me tiene Chiqui-Luqui”. Un festival de espuma en el aire. Más de un rostro lleno de maizena, latas de cerveza en mano y carpas con logos de cervezas para cubrirse del no tan arrasador sol de la tarde. Algunos, sentados en los balcones de los segundos pisos de sus casas disfrutan de un alegre carnaval en el que los profesores de distintas instituciones del Atlántico son también actores principales.

Una caravana de autos de colección encabeza el desfile del Carnaval Educativo. Pasadas las 3:20 de la tarde, al frente de la Normal Superior Santa Teresita (que el pasado 18 de febrero recibió del Ministerio de Educación Nacional la acreditación de Alta Calidad por ocho años a Escuelas Normales de Educación Superior en el Atlántico, entre esas Manatí, Sabanagrande y Baranoa) celebra El carnaval de la Excelencia.

El fuerte sonido del motor de un Buick modelo 79 levanta aplausos. Es de color negro hasta la altura de la puerta y un verde pera en la parte superior. Una línea horizontal del mismo verde pasa desde el parachoques trasero por la cerradura hasta la rueda delantera donde se ve cortado por dos franjas naranjas verticales y paralelas entre sí. En el capó tiene un supercargador. Entonces un joven, que no pasa los quince años exclama: “Óyelo, nojoda” –

Encima de una de las carrozas, como un sol, viene sonriente Luz Castro Mendoza, Reina del Carnaval Educativo. Como buena anfitriona con mando, Luz anunció hace un par de semanas a La plana.info que en la vía Clemente Salazar, a la entrada del Polideportivo La villa Olímpica, y no desde el Bachillerato Masculino, se daría inicio al evento.

“Llegaremos a lo que nosotros conocemos como la Esquina del semáforo de la Calle Caldas, para cruzar ahí a la Plaza principal”, agrega la rectora de I. E José Agustín Blanco, de Sabanalarga. La coronada baila y brilla con su vestido amarillo del que salen, en la espalda, cinco grandes flores del mismo color.

Del otro lado de la calle, al paso de Carolina Suárez, Reina del Atlántico y las demás invitadas especiales, Gabriela Tafur, Señorita Colombia y las tres primeras princesas nacionales, así como la soberana intermunicipal lanzan dulces y  algunos regalos envueltos en papel cometa. Tanto el público, de este lado, como las reinas y bailarines, del otro, son correspondidos. Es una conexión inolvidable, “de maravilla”.

¡Por aquí, por aquí! reclaman. Síguelo con tu celular, sugieren… mientras las madres continúan luchando por encontrar un espacio para sus niños. De este lado y del otro, la  multitud espera que cierre, como toca, es decir con todas las de la ley, su Carnaval Educativo de Sabanalarga, Atlántico.

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