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Por Freysi Quintero

Les presento a Mulah, una gata como muchas otras que vivió deambulando por las calles la mayor parte de su vida. Nadie sabe si nació sin la capacidad de caminar o tuvo algún accidente, solo se sabe que ha sufrido dolores inimaginables gracias a su condición. Sus ojos transmiten miedo, inseguridad, pero es normal, porque ha tenido que aprender que las figuras humanas son sinónimo de peligro. Mulah ha sido cruelmente rechazada e ignorada por esos seres que dicen ser superiores y que solo hasta hace un mes de su vida, uno de ellos fijó su mirada en ella y se compadeció.

Aún siente confianza, pero está cansada de luchar, le duelen las heridas y el amor o cuidado son términos desconocidos para ella; no está acostumbrada a que alguien venga a ofrecerle comida, agua o abrigo. Ya lleva un mes en ese lugar extraño, donde la habían ayudado pero ella no era tonta, no le iba a creer por eso, siempre estaba lista, alerta y dispuesta a luchar. Sabía perfectamente que los humanos no son buenos.

Pero ella no es la única en estas condiciones, no era la única mientras vivía en total abandono y tampoco lo es, ahora que vive con estas personas. Ahí también viven otros animales, como gatos, gallos y sus enemigos naturales, los perros, pero extrañamente se llevaba bien con ellos y, al parecer, no solo se equivocó con los caninos sino también con su cuidador.

Él se llama Thom Nasseri, en este tiempo que aprendió a conocerlo, se dio cuenta que es diferente a los otros humanos que había conocido y vamos a conocerlo mejor. Es un joven estudiante de Ingeniería de Sistemas en la Universidad del Atlántico que adecúa su horario con el de su familia, para brindarle el cuidado y apoyo necesario a los animales rescatados. A pesar de que recibe mucha ayuda familiar, solo él se encarga de recoger, curar y darle medicamento a estos mestizos abandonados, y como él mismo dice: “No todos tienen el coraje que yo tengo de recogerlos en esas condiciones”.

Él tiene un sueño diferente y asegura que su futuro está al lado de los animales, en especial con los callejeros y por esa razón decidió crear una fundación, llamada Colitas Callejeras, la cual cuenta con siete comedores ambulantes para animalitos en toda la ciudad.

Cuando se menciona la palabra fundación todos creerían que fue creado por alguien adinerado, porque esa labor conlleva muchos gastos; pero no, Thom proviene de una familia humilde y la fundación funciona en su modesta casa, ubicada en el barrio La Pradera. Esta entidad sin ánimo de lucro se mantiene a flote gracias a las donaciones y en este aspecto las redes sociales son sus mayores aliadas.

Colitas Callejeras recibe casi toda su ayuda, gracias a las publicaciones y el seguimiento que le hacen a los animalitos por Facebook. Los donantes se sienten seguros, porque Thom publica fotos y vídeos mostrando la evolución de cada uno de los peludos.

Este animalista de corazón se siente solo, pero no por parte de sus allegados, sino por parte de las autoridades de Barrranquilla. Él vive en una ciudad hermosa, llena de alegría y color, pero cuando nos fijamos en la ayuda que hay para estos seres maravillosos, como lo son los mestizos callejeros, nos damos cuenta que hay aproximadamente 20 mil ejemplares deambulando por las calles y, según Nasseri, esta información no es desconocida, ya que es producto de un censo que se hizo por parte del Ministerio de Salud.

Estos pequeños amigos, agradecen la bondad y la caridad de personas como Thom, que ayudan a recuperar sus corazones y sus cuerpos, así como sucedió con Mulah.

Ella se ve diferente, su mirada ya no transmite tanto miedo y aunque quedan huellas imborrables de vivir desamparada en las calles, ella está mucho mejor. Confía un poco más y está a punto de ser adoptada por una familia en Medellín. En este caso ella quiere que haya más sobrevivientes, más animales sin el título de ‘callejeros’, porque encontraron a humanos excepcionales, que saben cómo brindar ayuda.

La perspectiva que tiene de este tipo de acontecimientos el Intendente de la Policía ambiental, Ever González, quien junto a su cuadrante tiene la labor de controlar y prevenir el maltrato animal y quienes en la actualidad se han convertido en los enemigos de los animalistas tienen la frase que más resuena: “las autoridades no están cumpliendo con su trabajo”.

Según el intendente, el albergue y la rehabilitación de animales callejeros no es su competencia, ya que no cuentan con instalaciones o recursos necesarios para brindarle ayuda a estos peludos. Sin embargo, ellos se han encargado de recoger y brindarle ayuda médica a los casos que reportan al 112. El funcionario no quiere que su comunidad piense que no están haciendo lo que está en sus manos, ya han reportado ante sus superiores la necesidad que tiene de una sección de bienestar animal.

González asegura que ha liderado campañas con el ministerio de Salud, donde se han esterilizado y vacunado hasta 500 mestizos por barrio, con el fin de brindarles una mejor condición de vida. También agregó que gracias a la ley 1801 se le empieza exigir a las administraciones de las ciudades, crear y acondicionar espacios de albergue para los animalitos callejeros, lo que plantea un futuro venidero con mayor atención, tomando como ejemplo el albergue La Perla de Medellín.

Foto vía: internet

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