Por: Wilbert Daw Foto: Especial
Este viernes 14 de junio, el balón comenzará a rodar en Brasil con motivo de la Copa América, el torneo más antiguo de fútbol a nivel de selecciones en la actualidad. Pero el esférico no estará rodando solo. Junto con él estarán los anhelos y las emociones de millones de fanáticos al balompié sudamericano que quieren ver a su nación alzarse con el título.
Por eso, EL PUNTO trae a ustedes este especial llamado Relatos de Copa América, donde ambientaremos la previa y el desarrollo del certamen con historias y momentos que marcaron a cada uno de los participantes en el torneo.
Hoy arrancamos con el Grupo A y su respectivo anfitrión, Brasil. Prepare su Feijoada y degústela a ritmo de Chico Buarque y Tom Jobim mientras lee estos relatos.
Los padres del ‘Jogo Bonito’
Muchos ven hoy a Brasil y creen que siempre fue una máquina de triunfos y de prestigio, pero la realidad es otra. En el principio, Brasil era una selección más del montón y, como todo en la vida, tuvo un comienzo.
Historiadores afirman que la fiebre del fútbol entró por Sao Paulo en 1894 gracias a un tipo llamado Charles William Miller -no se dejen llevar por el nombre, era brasileño de padre escocés y madre paulista con ascendencia inglesa-.
Miller llegó de su viaje por tierras inglesas con dos balones, camisetas, una bomba de aire y las reglas de fútbol que tenían en Cambridge (Inglaterra), impartiendo y dando a conocer el deporte.
No obstante, no faltan otro montón de gente que otorga la ‘paternidad’ del balompié a Río de Janeiro. Allá dicen que un hombre llamado Oscar Cox -también brasileño- llegó de Lausana (Suiza) e instauró el deporte en 1897.
En Río Grande do Sul, sería un alemán quien trajo las enseñanzas de la pelota. Ese hombre, llamado Johannes Christian Moritz Minnemann, se puso la ‘10’ y fundó el Sport Club Río Grande en 1900.
Así la cosa siguió pasando en otros estados de la geografía brasileña En Salvador de Bahía, José Ferreira Filho, mejor conocido como Zuza Ferreira, organizó el fútbol en el estado de Bahía.
En Pernambuco, Guilherme de Aquino Fonseca fundó en Recife el primer club de dicha región, el Sport Recife (1903), mientras que su compatriota Víctor Serpa fue el padre del balompié en Minas Gerais.
Incluso, la llegada del fútbol a Brasil tiene una paradoja curiosa: Un argentino trajo el fútbol a un sector del país de la samba. En Curitiba, un tipo de nombre Fernando Essenfelder fundó el club Teuto-brasileiro en 1909, en un homenaje a sus raíces alemanas. Dicho equipo pasaría a llamarse el Club Coritiba años después.
Pero hay una teoría que sitúa al verdadero padre del ‘Jogo Bonito’. Meses antes de la llegada de Charles Miller a Sao Paulo, un escocés llamado Thomas Donohoe llegó a Bangú proveniente de Southampton (Inglaterra) para abrir una fábrica téxtil allí en territorio carioca y organizó partidos para difundir el fútbol en dicha zona.
Foráneos
Aunque usted no lo crea, en Brasil han jugado futbolistas nacidos en otros países. Lo curioso es que algunos de ellos lo hicieron en el marco de la Copa América.
El primero fue Sidney Pullen, oriundo de Southampton (Inglaterra). Pullen acompañó a su padre Hugh a Río de Janeiro y se asentó en tierras cariocas jugando para el Paysandú y el Flamengo.
Sidney fue el capitán del ‘Scratch’ durante la Copa América 1916 jugando los tres partidos del torneo e incluso se fajó el uniforme arbitral en el duelo que enfrentó al local Argentina contra Chile. Disputó dos duelos más y abandonó la selección brasilera.
El otro fue Casemiro do Amaral, un arquero nacido en Lisboa (Portugal), pero que desde pequeño se asentó en Brasil con su familia. Casemiro fue suplente en la Copa América 1916, pero fue titular al año siguiente cuando el certamen arribó a Uruguay.
Tras recibir cuatro goles de Argentina y otros cuatro del anfitrión, Casemiro logró dejar su arco en cero ante Chile -ganó Brasil 5-0- e incluso le atajó un penal al ‘austral’ Bartolomé Muñoz, siendo el primer arquero en detener un cobro de pena máxima en la historia del campeonato.
Por último, el italiano Francisco Police también vistió la camiseta de Brasil, pero solo durante un amistoso frente al Club Dublín de Uruguay en 1918, siendo la última vez -hasta ahora- que un extranjero defendió los colores del país de la samba.
En casa nos va mejor
Hay un gran optimismo en Brasil por llevarse la Copa América y cree que el noveno título para la ‘Verdeamarelha’ puede ser posible porque tienen un respaldo estadístico: siempre que Brasil organizó la Copa América la ganó.
En 1919 acogieron el torneo por primera vez y lo alzaron. La Copa volvió en 1922 y también se quedaron con ella. Para 1949, el campeonato llegó a Brasil y también gritaron campeones. Finalmente, en 1989 fue la última vez que la Copa América aterrizó en el país de la samba y, como fue costumbre, Brasil se alzó con el título. ¿Habrá una quinta en 2019?
Mejor vamos con otro equipo
Aunque Brasil experimentó un auge en su fútbol a partir de la década de 1930, éste no se vio evidenciado en sus participaciones en Copa América.
De hecho, una de las principales razones se debe a que encaró algunos campeonatos con selecciones estaduales.
Para el torneo 1959-II celebrado en Ecuador, Brasil participó con un combinado del estado de Pernambuco, que culminó en tercera posición, debido a que ese mismo año llevó a la edición 1959-I en Argentina al seleccionado que venía de coronarse campeón mundial en Suecia un año antes.
Al torneo siguiente, disputado en Bolivia en 1963, el ‘Scratch’ no llevó a la escuadra bicampeona del mundo y decidió mandar un equipo representativo del estado de Minas Gerais.
En otras oportunidades, Brasil encaró el torneo con equipos ‘B’ o ‘C’ como en Colombia 2001 debido a los problemas de seguridad vividos en el previo del certamen.
Sao Januariazo
Ya contábamos que Brasil logró alzarse con la Copa América de 1949 celebrada en sus tierras, cortando 27 años sin títulos oficiales para el ‘Scratch’. Sin embargo, casi que no lo logran.
Brasil llegaba a la última fecha necesitando un empate para levantar el título y se enfrentaba ante Paraguay en el estadio Sao Januario de Río de Janeiro.
Los ‘Guaraníes’ tenían también opciones de ser campeones, pero debían derrotar a los anfitriones primero para forzar un encuentro de desempate.
La cosa empezó bien para los locales con un gol de Tesourinha y Brasil acariciaba la Copa. No obstante, Paraguay levantó su ritmo y sorprendió a todos con goles de Enrique Dávalos y Jorge Duilio Benítez para voltear el marcador. Con ese 1-2 se acabó el compromiso y Paraguay conseguía un batacazo mayúsculo en el certamen.
Hubo tristeza en Brasil, pero había esperanza en su selección para el duelo que definiría al campeón. Y así sucedió. El país de la samba encaró el juego de desempate con otra actitud y la seriedad necesaria para arrollar a la ‘Albirroja’, masacrándola por 7-0.
Al año siguiente, Brasil acogió el mundial de fútbol y en el partido definitivo vivió un ‘Deja vú’ en la misma ciudad (Río de Janeiro), pero en otro estadio (Maracaná) y ante un rival diferente (Uruguay). Ya saben ustedes cómo terminó la historia.
Ídolo
Siempre que llega una Copa América, su nombre emerge en todos los periódicos y libros de récords sobre el torneo. Pocos recuerdan a Tomás Soares da Silva, pero la claridad ilumina la memoria de los fanáticos brasileños cuando oyen el nombre de Zizinho.
Zizinho posiblemente sea uno de los futbolistas más prolíficos que haya vestido la camiseta de Brasil. Fue ídolo del Flamengo y del Bangú cariocas y del imponente Sao Paulo, uno de los clubes bandera de los paulistas.
Con la selección, Zizinho jugó 53 partidos y marcó 30 goles, 17 de ellos en Copa América, lo que lo acreditan, junto con el argentino Norberto ‘Tucho’ Méndez, como el máximo goleador del campeonato.
Zizinho capitaneó a Brasil durante su título de la Copa América 1949, pero también estuvo de cuerpo presente en aquel mundial de 1950 y protagonizó la otra cara de la moneda del ‘Maracanazo’.
Tan marcado quedó aquel recuerdo que cada vez que se cumplía el aniversario de dicho encuentro descolgaba el teléfono, pues los aficionados lo llamaban para preguntarle por qué Brasil perdió el mundial.
Tan bien jugaba Zizinho que el propio Pelé lo considera el ídolo de su infancia.
Primera y última
Edson Arantes do nascimento, mejor conocido como Pelé, es considerado el mejor futbolista de todos los tiempos. Prácticamente ganó todo lo que se propuso…menos la Copa América.
Pelé solo disputó una Copa América que fue la de 1959-I en Argentina -En 1959 se jugaron dos campeonatos, uno en suelo rioplatense entre marzo y abril y otra en Ecuador en Diciembre-, jugando los seis encuentros del certamen.
No obstante, la presencia de ‘O Rei’, quien además marcó ocho dianas durante el torneo, no fue suficiente para obtener el título de campeón, pues la ‘Verdeamarelha’ finalizó segunda con 10 unidades, una menos que Argentina, quien se alzó con el trofeo.
Abarrotado
El partido Brasil-Uruguay que definió el título de la Copa América 1989 ha sido el que mayor concurrencia de público ha tenido en la historia del certamen.
Un total de 170.000 espectadores asistieron al compromiso, que ganó la ‘Canarinha’ 1-0 con anotación del ‘Chapulín’ Romario, disputado en el mítico estadio Maracaná.
Posiblemente este récord sea difícil de superar, ya que en Sudamérica no hay un estadio que posea tal cantidad de aforo. Ni siquiera el propio Maracaná al que, con motivo del Mundial 2014, le redujeron su capacidad a unos 73.000 espectadores.
Cuestión de gustos
No siempre Brasil jugó de ‘Verdeamarelho’ como lo vemos ahora. Antes de 1954, Brasil jugaba con una camiseta blanca con vivos azules, hasta que el impacto de la derrota sufrida ante Uruguay en el duelo por el título del Mundial 1950 provocó que los colores del equipo nacional fuesen cambiados.
Sin embargo, hubo algunas ocasiones especiales en las que a Brasil le tocó vestir otro uniforme y ambas sucedieron en la Copa América 1937 de Argentina.
En su primer partido ante Perú, tanto el ‘Scratch’ como los ‘Incas’ saltaron al terreno con indumentarias blancas por lo que se hizo un sorteo, que terminó perdiendo Brasil. Fue entonces que el país de la samba se vió obligado a vestir la camiseta del Independiente de Avellaneda argentino.
No obstante, los brasileños se quejaron que el color rojo de la banda cruzada que posee el uniforme peruano se confundía con el rojo de la casaca prestada, así que para el segundo tiempo, Perú saltó a la cancha con las vestimentas del San Lorenzo de Almagro. Al final, el partido acabó 3-2 a favor de Brasil.
Al siguiente duelo con Chile, volvió a ocurrir la misma situación. Brasil y Chile llegaron con equipaciones blancas y nuevamente el país de la samba perdió el sorteo.
La camisa que les tocó usar fue la de Boca Juniors y disputaron el encuentro ante los ‘Australes’, saliendo victoriosos por 6-4.
Pero la cosa no para aquí. Para este 2019, Brasil volverá a vestir de blanco en una competición oficial luego de 66 años, siendo la Copa América de Perú 1953 la última vez que se le vio de blanco en un torneo, aunque en 2004 jugaron 45 minutos con una equipación blanca con motivo del centenario de la FIFA que los enfrentó ante Francia en un amistoso.