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Por: Camilo Vásquez Sanchez

Se encuentra en su casa de New York, es media noche noche y él revisa uno de sus textos ya publicados, abre una de sus páginas favoritas y comienza… “Entre las monjas maestras en la Escuela Católica San Mateo, la hermana Mary Robert era mi favorita. Era joven, no cumplía los 30 años todavía, con rostro gentil, enmarcado por una toga blanca y almidonada. Domó a un grupo de niños de octavo grado, atontados por las hormonas, haciéndonos querer ser de su agrado. Le ofrecíamos nuestras composiciones y nuestras aventuras en versos pentámetros yámbicos, y se nos recompensaba con ánimo que, al menos en mi caso, nunca desapareció. ”. Así recuerda a su maestra, una monja de corta edad que marcó su niñez y quién le enseñó la disciplina como virtud, durante su paso por la Escuela Catolica San Mateo

en California. Precisamente, su infancia y adolescencia estuvieron marcadas por la formación en escuelas de vocación católica. Transcurren los años y se convierte en un adolescente maduro, testarudo pero razonable. Estudia una licenciatura en el Pomona College y finaliza sus estudios en administración avanzada en la Universidad de Pennsylvania. La realidad fue que nunca se desempeñó en lo que estudió. ¿Quién iba a pensar que este joven con aparente interés en los negocios y la economía, terminaría por gustarle el periodismo?. Pues sí, de forma independiente empieza a escribir historias sobre el acontecer diario en los Estados Unidos, sus problemáticas judiciales, económicas y sociales más recurrentes. Así se daría paso a un periódico creado por el mismo Bill Keller y que se llamaría The Guardian y posteriormente The Collage.

Existen muchos motivos que llevan a un persona a inclinarse por el periodismo. Tal vez, escogieron esta profesión para ser héroes y transformar el mundo, contar buenas historias, tener la oportunidad de viajar mientras se cubre una noticia al otro lado del mundo o la popularidad que trae consigo el estar frente a las cámaras. Pero, para Bill Keller en ninguna de las anteriores razones estuvo su motivación para decidirse por este oficio. Lo que lo atrapó fue la complejidad de los temas y la fascinación de escribir sobre ellos de tal forma que otros pudieran entenderlos, pues para él de esto se trata el ejercicio del periodismo, ser traductores de la información.

El Pulitzer y su paso por Johannesburgo

Es 1994 en Sudáfrica y Bill se encuentra como de costumbre escribiendo un par de artículos. Está recién mudado en Johannesburgo, luego de su paso por Moscú como corresponsal del Times. Goza de fama por haber obtenido el premio Pulitzer con su trabajo sobre el fín de la unión soviética, el estado socialista más grande del mundo. Su trabajo ahondó la desintegración de la

Recibe una llamada del entonces editor ejecutivo del Times, de New York, quién le manifiesta que le urge verlo. Días más tarde recibe su visita y mientras conducen por los extensos campos de la ciudad sudafricana le pregunta si le gusta editar, a lo que Bill Keller respondió con un no rotundo, pues no es de su agrado el ejercicio del editor que solo se dedica a labores administrativas y se preocupa por el presupuesto del personal sino, que le gusta la libertad del reportero y el verdadero editor que debe estar cerca a ellos y sus historias.Transcurren los meses y recibe un correo del editor del Times haciéndole la misma pregunta, pero esta vez con un valor agregado: ¿Te gustaría ser editor extranjero?. La respuesta de Bill fue un sí.

Su apuesta por el periodismo digital

Con una basta carrera periodística siendo reportero para el The New York Times en varios países, Keller se convierte en el director de esta casa periodística entre julio del 2003 y septiembre del 2011. Fue un revolucionario. Para muchos la llegada de Bill al Times suponía el fin de la circulación impresa, pero su decisión de colgar contenidos pagos en línea fue muy apropiada, debido a los retos digitales que se avecinaba. Hoy, el periódico obtienen grandes beneficios económicos por la web y aún circula el impreso. Según el reporte anual del The New York Times existen 3,4 millones de suscriptores digitales y 4.3 millones en total. La meta, 10 millones en total para el 2025. Reporte de 2018: año tras año aumentan los ingresos más allá del 6.2%. Su negocio digital crece 11.3%. Lo impreso cae pero sigue por encima de la media.

Bill no es escéptico a los nuevos medios y las redes sociales. Su proyecto The Marshall es un ejemplo del periodismo independiente que él mismo propone y que tiene como objetivo cubrir el sistema de crimen en Estados Unidos, denunciar las injusticias y ser un portal que se adapte a la nuevas formas de contar historias para llegar a un público amplio y diverso, precisamente en su apuesta por reinventarse como periodista. La fórmula entonces parece ser: Buen periodismo para unos medios en crisis.

Somos una casa periodística universitaria con mirada joven y pensamiento crítico. Funcionamos como un laboratorio de periodismo donde participan estudiantes y docentes de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Norte. Nos enfocamos en el desarrollo de narrativas, análisis y coberturas en distintas plataformas integradas, que orientan, informan y abren participación y diálogo sobre la realidad a un nicho de audiencia especial, que es la comunidad educativa de la Universidad del Norte.

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