Por Felipe M. Gutiérrez Urueta
Rafael Padilla arribó a la Universidad del Norte en bus. A larga distancia parecía un abuelo esperando por su nieto a la salida del colegio. De cerca es otra cosa; un tipo con buen sentido del humor, amable y sencillo. Rafael, o “Rafa” como prefiere que le llamen, es actualmente asesor medio ambiental en la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (C.R.A), cuya misión es la conservación y protección de los recursos naturales y del ambiente en el departamento atlanticense.
La vida de un ingeniero sanitario
Manchas en la piel y manos temblorosas evidencian la edad y experiencia de una persona como Rafael. Mientras recita su discurso expone ideas que denotan su vasto conocimiento sobre el tema medio ambiental.
Luego de terminar el bachillerato en el Colegio Barranquilla para varones, decidió partir a la Universidad de Antioquia para estudiar Ingeniería Sanitaria, que hoy en día comparte un plan de estudios similar al de Ingeniería Ambiental. Estudiar en el interior del país siempre le llamó la atención. Contó que una de las razones por las que decidió dejar ‘La Arenosa’ fue porque no se acordaba del nombre de las personas. Razón que, si bien parece ridícula, pudo ser su manera de expresar que no se veía encajando en una ciudad como Barranquilla. O simplemente le gustaba más el frío que el calor.
Para Rafael el papel de subdirector en Gestión Ambiental ha representado una responsabilidad que lo ha llevado a conocer y velar por el ecosistema terrestre y marino del departamento del Atlántico. En las últimas semanas se encuentra trabajando en los 62 kilómetros de playa que posee el departamento costero (Puerto Colombia, Tubará, Juan De Acosta y Piojó), y expresó que la contaminación y la calidad de vida son los flagelos que acaparan su foco.
A los 62 años uno imagina que es difícil mantener la ambición por salir a trabajar y entregar resultados al jefe. Este no es el caso de Rafael. Durante su estancia en el Colegio Barranquilla le gustaba el atletismo, gusto que lo llevó a hacer parte de múltiples maratones en la ciudad. Los años han pasado, pero su afición por el deporte sigue intacta. Rafael es amante del softbol, deporte que practica semanalmente con los integrantes del C.R.A. en un polideportivo cerca de Puerto Colombia. La edad no es excusa para no llevar una vida activa, y menos cuando se trata de hacer algo que ayude a la conservación del medio ambiente.
La cultura y el medio ambiente
En materia medioambiental lo que más le sorprende a Rafael es la ignorancia ambiental de la gente.
La cultura determina el comportamiento de las personas. Las playas del Atlántico son las únicas de la Costa Caribe en donde los automóviles son estacionados a menos de cien metros de la orilla. El medio ambiente está en constante desfiguración mientras siga la contaminación por parte de la gente. El punto de vista de Rafael sirve para analizar los cambios que ha afrontado los ecosistemas marino-costeros.
Él particularmente no es un tipo al que le agrade ir a la playa; sin embargo, por su trabajo, es allí donde debe acudir para preservar su trabajo. Las veces que ha ido, cuenta que la personas son incapaces de ver el daño que le están ocasionando al ecosistema marino-costero. La gente ha tomado como costumbre estacionar su vehículo cerca de la orilla del mar y poner música a un nivel considerablemente alto. Este acto, aunque parezca inofensivo, es un factor que termina aturdiendo a la fauna marino-costera que habita en las playas.
El tráfico de drogas es también uno de los factores que ha ocasionado el deterioro del ecosistema, así como también las consecuencias que han surgido debido al turismo y el entretenimiento. La combustión ocasionada por las motos de agua es apenas uno de los ejemplos que evidencia la falta de conciencia medio ambiental que persiste en estos lugares.
Rafael terminó hablando sobre aquellas personas que presumen cuidar el medio ambiente. Sus gesticulaciones se hicieron más marcadas y expresó que el problema del ser humano es que es incapaz de crear y únicamente sirve para transformar. El mayor enemigo del medio ambiente es el mismo ser humano que lo ha deformado hasta dejarlo como se encuentra actualmente.