Por: María Isabel Arrautt Garavito
Para la generación joven, de la cual hago parte, es muy grato saber que las antiguas generaciones nos dan su voto de confianza y están dispuestos a escucharnos.
Con frecuencia en los buses, las aulas de clase y en los almuerzos con compañeros de la Universidad del Norte, e incluso en espacios por fuera de la institución, se debatía mucho la poca participación de las generaciones jóvenes en la toma de decisiones del gobierno local y nacional.
Todo eran quejas por mi parte, pero de repente en la universidad se nos abre un espacio de diálogo importante y a pesar de saber que yo tenía clase, justo a la misma hora en la que se celebraría la mesa de trabajo para aportar ideas para el futuro Plan de Desarrollo, tome la firme decisión de asistir, con la ilusión de poder decir todas esas quejas y reclamos que cargaba en el pecho.
Por supuesto pude corroborar que en efecto sí era verdad que íbamos a ser escuchados y tomados en cuenta. Interrumpí a la profesora de la clase en la que estábamos y le manifesté mis ganas férreas de estar en la charla en lugar de estar en el aula de clases y caso contrario a lo que pensé, la profesora no me regañó, ni me mandó a sentar, la profesa apoyo mi noción y junto con todo el grupo de compañeros de la asignatura nos fuimos a hacer la labor más importante que he hecho en años.
Ver la aprobación de la profesora y los gestos expectantes de mis compañeros de clases, me hizo sentir que dialogar de ciudadanía, equidad, derechos humanos, seguridad, acoso callejero, medio ambiente, creación de espacios para la lectura y la educación, fue algo demasiado gratificante e inolvidable para mi.
Llegamos al salón en donde estaba el equipo de trabajo del actual alcalde Jaime Pumarejo, explicando la dinámica de la mesa de trabajo que estaba por empezar. Todos mis compañeros y yo nos sentamos a escuchar atentamente, estábamos concentrados, con muchísimas ganas de expresarnos y sobre todo de escucharnos.
Uno por uno tomamos la palabra, exponiendo las necesidades, falencias y virtudes que creíamos, tenía el actual Plan de Desarrollo en materia de cultura ciudadana. Dimos algunas ideas de proyectos que se podrían llevar a cabo, para subsanar algunos aspectos negativos que se están presentando en la ciudad. Por ejemplo, el aprovechamiento de parques y lugares públicos para manifestaciones artísticas, y la necesidad de conciencia social por parte de los barranquilleros y foráneos, para así apropiarnos de nuestros espacios públicos.
El Director de Cultura Ciudadana, David Montero Jalil, y su equipo de trabajo, estaban muy atentos a nuestras dudas y sugerencias de manera oportuna, aclarando y haciendo retroalimentación a nuestras intervenciones.
La parte mas emotiva para mí, fue cuando la secretaria del evento leyó sus conclusiones de todo lo hablado y el director de cultura se comprometió a integrar nuestras peticiones al Plan de Desarrollo que se entrega en menos de dos meses para su aprobación y respectiva ejecución.
Foto: Cortesía.