Por: Dairo Ortega
Inicia aquí una nueva noche, rodeado de muchas dudas, rodeado de mucha impotencia, con la mente hecha un nudo, miles de opciones y posibles futuros y yo solo diviso los oscuros. Ocasionalmente me gustaría saber porque se me hace tan difícil desapegarme de estos sentimientos que no me producen sino tristeza, ya no quiero hablar más del amor, quédate quieto corazón y calla al dolor, difumina la razón y has todo una nube que ascienda a una nueva vida, donde todo empieza de cero, pero desafortunadamente todo son nubes negras. Siento que por ti sería capaz de mover cielo y tierra, daría todo por tenerte a mi lado, sin ti me siento acabado, pero es el destino que me toca asumir y aunque no sea de mi agrado, debo hacer de este infierno un sueño pasajero, hasta que por fin llegue ese ángel que me rescate del fuego ardiente del dolor, hace poco sentí haberlo encontrado, pero resultó ser otro ángel déspoto. 11 Pm y sigo en mi habitación y sin poder ni siquiera fumar un cigarro, busco salir y caminar pero todo lo que me rodea me hace ver y comprender de lo triste de mi realidad, loco un loco soy, loco aventurado, tan loco como que caiga agua del cielo, soy esa gota que cae hasta chocar con su nueva realidad y emprenda un nuevo vuelo. Le doy un vistazo al pasado y recuerdo aquella pulsera de los deseos, en la que mi único deseo era poder encontrar la felicidad, deseo inmaterial, deseo real, deseo que anhelo con ansias, giro en esta ruleta día a día pero ya qué más da, debo adaptarme a este inadaptado presente y a esta mierda de futuro, pero como el dicho dice, lo último que perderé será la esperanza, y aquí estaré, sentado en el banquillo, viendo el atardecer, tomándome una taza de café, anhelando la paz del cielo, escuchando la tranquilidad del mar, todo listo y preparado para decir al aire que has sido la única que se ha robado mi corazón y me ha hecho enamorar. Antes no creía en la definición de amor, me parecía algo surreal pero cuán lejos estaba de la realidad, déjame explicarte que te amé, que te amo y que te amare, has sido demasiado para mí, la mujer perfecta para mí, pero ya es tiempo de dar ese paso a un lado, para tomar el puente que nos conducirá a otra historia en nuestras vidas y así evitar la caída al barranco del fracaso mutuo. Me hará falta la luz que sale de tus ojos, tus labios rojos, no sé cómo haré para ignorarte, ni qué haré cuando volvamos a vernos, pero lo único que no quiero es perderte, me niego a desvanecer el último rastro que quede de ti, maldita sea! Cuan incoherente me he vuelto por ti, ¿verte alejando o ir tras de ti?, ¿huir o quedarme a enfrentar todo?, hasta la raíz estoy pegado, madre tierra dame una luz, dame una señal, en estas noches clandestinas siento como el humo sagrado de los volcanes expresan el dolor que transmito, soy un campo de caña a punto de ser cortado, soy todo lo que un campesino llora, soy el caminante que deambula por el mundo, soy todo lo que desearía ser, pero aun así sigo sintiéndome vacío.