Por: Alberto Mendoza Escalante
Ahora que tengo tu atención seguramente ya sabes que esto se trata de una noticia falsa -Fake News para los entendidos-. Es evidente que la imagen corresponde al conocido YouTuber Luisito Comunica, que posee cierto parecido físico al periodista AquiNoticias. Sin embargo, a pesar de lo absurdo que podría resultar la noticia, fue difundida en su cuenta de Twitter por el ex candidato presidencial y figura política de gran trascendencia en el país Gustavo Petro.
Lo que podría ser un simple desliz en la conducta del senador es un ejemplo de algunos de los males que nos asolan hoy día, males que en plena pandemia se han recrudecido y que pueden tener fuerte injerencia en las próximas elecciones presidenciales.
Las Fake News, no son nada nuevo, podría decirse que desde la aparición de los primeros medios de comunicación ya existía este fenómeno. Sin embargo, las redes sociales online, la globalización y el acceso a internet por gran parte de la población, son el usufructo de una sociedad sumida en la inmediatez.
En este orden de ideas, lo que “Me gusta”, lo que compartes, lo que consumes, reproduces y ves en la web influye en la toma de decisiones trascendentales para la sociedad –Véase plebiscito para la paz o Trump y Bolsonaro presidentes-.
Tomemos a la situación inicial, el tipo con 8 millones de votos en las últimas elecciones presidenciales cayó en una evidente noticia falsa, ¿lo hace esto un estúpido? Pues no, simplemente es una muestra de los problemas a los que nos enfrentamos hoy día. El primero la inmediatez, el segundo la polarización.
Según un estudio del MIT las noticias falsas tienen más probabilidad de ser difundidas -70% más que las “normales”- gracias a la novedad y sorpresa que causan sobre el lector. Por tanto, hoy día constituyen una fuerte arma política.
La Pandemia nos obliga reconfigurar la vida social a la que veníamos acostumbrados. Por consiguiente, la acción política puede verse obligada a adaptarse. Ya no se puede instar tan fácilmente a las reuniones masivas de adeptos ante un candidato concreto, además las pancartas callejeras, afiches, y la publicidad física puede llegar a perder cierto valor. Esto obliga a buscar otros mecanismos, ¿uno de ellos? la virtualidad inmediata.
Esto conecta con nuestro segundo problema, la polarización. Hoy en día todos podemos revestirnos de periodistas, políticos, activistas, etc., a través de redes sociales, donde muy probablemente los trinos y publicaciones que expresemos sean afines a nuestros ideales,
Por otra parte, un aspecto imbricado en el desarrollo de nuestra hipotética nación es la intolerancia. En este orden de ideas, la cultura de la inmediatez va ligada a la cultura de la otredad, demonizando lo distinto, rechazando lo diferente, e imposibilitando cualquier mínima posibilidad de diálogo. Es así como surge la nueva verdad que encauza el desarrollo político en el país, la Posverdad.
Posverdad son todas aquellas afirmaciones que con una fuerte carga emocional sobrepasan o diluyen los hechos objetivos a los que se refiere. Es así como el discurso político apela al sensacionalismo y la emoción más que a los argumentos sólidos que posee. Por consiguiente, la dinámica del caudillismo se refuerza, esto hace que no se vote al partido o sus ideales, sino a la figura. ¿Resultado de esto? una política nacional convertida en una carrera vertiginosa por desprestigiar al contrario, intentando sumar un mayor número de adeptos -todo lo anterior sin mencionar un mal aun mayor, la inconciencia e ignorancia del pueblo expresada en la compra de votos-.
En conclusión, son muchas las dudas que surgen alrededor de las próximas elecciones presidenciales. Sin duda el Coronavirus trae consigo una crisis sin precedentes, una economía devastada, un uribismo en decadencia, y un mapa político casi tan volátil como el dólar hace unos meses.
Esta pandemia hipotéticamente transitoria trae retos ineludibles a los que tendremos que plantar cara. Ante esto solo queda hacer un llamado a la responsabilidad civil. Dejemos de consumir superficialmente, busquemos el trasfondo oculto del “¿Quieres ser Venezuela?”, “Uribe Paraco” o “Fajardo Tibio” y analicemos lo errores del gobierno de hoy, para tomar mejores decisiones democráticas del mañana.