Por: Jessica González.
El mercado de usados suele ser una de las primeras opciones a la cual acuden los compradores que desean adquirir un vehículo económico, accesible y rentable. De igual forma, las tendencias de reutilización, el aprovechamiento de bienes para el beneficio del medio ambiente y el uso de herramientas de comercio no presenciales, como las subastas virtuales, son algunos de los elementos que actualmente marcan la pauta al momento de elegir un automotor.
Sin embargo, dentro de este nicho de negocio existe una categoría poco conocida en la cual se comercializan vehículos declarados por las aseguradoras como pérdida total por daños o hurtos, estos son conocidos comúnmente como salvamentos. En la mayoría de los casos, son adquiridos para ser reparados y puestos nuevamente en venta, así como, para la obtención de repuestos y autopartes.
Según el Centro Nacional de Salvamentos Sura, del desensamble de 40 vehículos de salvamento se recuperan alrededor de 1.600 repuestos, 10 toneladas de chatarra y hierro, 600 kilos de aluminio y 800 kilos de plástico, los cuales son sometidos a procesos de reciclaje que garantizan la extensión de su vida útil. De igual forma, para los particulares expertos en la restauración de este tipo vehículos, el valor de recuperación del bien puede ascender hasta un 40% de ganancia, afirma Gustavo Quiñónez, Gerente de Vehículos de Superbid Colombia.
Así pues, de acuerdo al último informe presentado por la Federación de Aseguradores Colombianos (Fasecolda) en el mes de abril de 2020, se pagó un total de 4.246 millones de pesos en primas emitidas por daños, dentro de las cuales 1.097 millones de pesos fueron entregados al ramo de automóviles. Estas cifras permiten evidenciar el gran número de salvamentos que se originan a diario a causa de siniestros viales lo que, a su vez, genera la necesidad de propiciar un canal que permita a los interesados acceder a este mercado de manera fácil y segura.
Uno de los mecanismos más utilizados para la comercialización de los salvamentos, son las subastas virtuales. Una modalidad donde empresas y aseguradoras certificadas a nivel nacional e internacional ponen a disposición de los usuarios, vehículos de procedencia lícita con información detallada sobre su estado actual, modelo, marca y kilometraje.
“Las subastas por Internet son una novedosa tecnología que permite a los usuarios decidir cuánto quieren pagar por el activo de su preferencia a través de un proceso sencillo de registro, oferta y ganancia, el cual se desarrolla en tiempo real y bajo estrictos filtros de ciberseguridad que garantizan la transparencia en cada una de las transacciones”, explica Quiñónez.
Durante el año 2019 y el primer trimestre de 2020 se comercializaron aproximadamente 2.500 salvamentos a través de la plataforma Superbid -multinacional brasilera experta en subastas online- en la cual el 60% de los vehículos son entregados en subasta por colisión y el 40% restante son producto de hurtos recuperados.
Usados siguen siendo los favoritos
Es importante resaltar que, antes de la contingencia actual, el mercado de vehículos usados en general presentaba gran acogida entre los consumidores colombianos. Según cifras de la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible (ANDEMOS), en el primer trimestre de 2020, se realizaron 53.838 traspasos de vehículos usados lo que representaba un crecimiento del 1,1% con respecto al año anterior. Del mismo modo, durante el año 2019 y comienzos del 2020, se recaudaron más de 40 mil millones de pesos de la venta de usados por medio de subasta virtual.
“Esta modalidad posibilita la apertura de mercados que anteriormente eran restringidos, democratizando la participación de personas naturales y jurídicas que desean invertir en el sector automotor”, afirma Helena Balcázar, Gerente General de Superbid Colombia.
