Por: Sofía León
“Escribir es tan peligroso como montarse en un tabla a desafiar olas bestiales: estás allí,
en la soledad del mar, y te sientes al máximo”
De Los Infieles Vol. 1 Acto de pudor.
El escritor de Érase una vez el amor pero tuve que matarlo, Técnicas de masturbación entre Batman y Robin, y Lo que todavía no sabes del pez hielo regresa con Los Infieles, tras cinco años sin publicar.
Los infieles Vol. 1 Acto de pudor, la primera entrega de una serie de siete novelas, cuenta la historia de un profesor de filosofía moribundo, el libro se divide entre los recuerdos de la vida de este personaje y los escritos filosóficos que antes no se había atrevido a escribir. La paternidad está muy presente en la historia del libro, así como en la vida del autor que dice que sus hijos son su absoluto, “no solo en el aspecto sentimental, también en el sentido práctico y creativo”.
Efraim Medina, uno de los escritores colombianos más leídos y polémicos, habló con El Punto sobre lo que significa para él escribir, Ciudad Inmóvil (como él proclamó a Cartagena), el pudor, la fidelidad y por supuesto sobre la infidelidad. Después de haber matado el amor en sus novelas anteriores, ahora el escritor plantea la infidelidad como un acto de libertad. “No creo en la fidelidad como una regla o un argumento, creo en la posibilidad de que el amor siempre tenga la oportunidad de surgir o reinventarse”.
Medina, transgresor y crudo, responde desde Italia todas nuestras preguntas con el humor y la naturalidad que lo caracteriza.
Cuando publicó Lo que todavía no sabes del pez hielo afirmó que su escritura había cambiado porque “un hijo te llena de pudor”. Ahora con Los infieles Vol. 1 ¿cómo se siente al respecto?
Lo que siento es que conservo la pasión al escribir y al mismo tiempo he aprendido a matizar mejor mis impulsos. Mis hijos me han hecho más responsable y también más libre, libre de mí y mis dilemas.
Ha dicho que Los infieles inicialmente iba a ser un ensayo de pocas líneas, ¿cómo llegó a convertirse en una serie de siete novelas?
Escribir significa estar abierto a todas las posibilidades y no tener ninguna prisa ni objetivo preciso. Me gusta compartir reflexiones y creo que con fantasía un pensamiento tiene más vuelo. Simplemente empecé a hilvanar pensamientos y de ellos derivaron una serie de personajes que me exigían crear historias.
¿Escribir para usted es una forma de deshacerse de sus frustraciones o desarrollar sus fantasías?
Al final de la adolescencia empecé a escribir con cierta continuidad, me sentía bien haciéndolo, era como haber adquirido una especie de arma, un arma a fin de cuentas inútil, pero eficaz. Jamás he relacionado el hecho de escribir con fantasías, más bien con la desintegración de ellas. Seguro hubo momentos de mi vida en que me sentí impotente, rebasado por la realidad… Sin embargo, tengo la sensación que me he divertido mucho y que, salvo algunos momentos terribles, mi vida ha sido una fiesta plena de amigos y afectos entrañables. Si pienso en por qué sigo escribiendo la respuesta es más una ambición estética. No tengo grandes dilemas emocionales que resolver, nunca quise una vida simple, no sabría que putas hacer con ella.
¿Hay fidelidad entre las ideas y acciones de Efraim Medina?
No lo sé, no es algo que me preocupe o atormente. La gente que se toma en serio a sí misma suele ser muy peligrosa. Las ideas son artefactos que pueden usarse de diversos modos, no encuentro la necesidad de ser fiel al hombre que fui hace diez años. Digamos que las ideas son como trozos de madera de algún naufragio que vagan en un vasto y oscuro océano y que las acciones se relacionan con momentos y circunstancias determinadas.
¿Por qué la infidelidad es necesaria?
Creo que el amor no desnuda a un amante frente al otro sino a cada uno de ellos frente a sí mismo y por esto debemos actuar en consecuencia de lo que somos y no de lo queremos que los otros piensen que somos. Me parece absurdo que las relaciones de pareja se reduzcan a vigilar los genitales del otro y creo que quien de verdad te ama debe ayudarte a ser libre y que la vida es muy corta para jugar ajedrez.
¿Por qué la muerte es el único acto de pudor?
Si pensamos un instante en lo que hemos hecho con nosotros como especie y con este mundo que hemos considerado nuestro, no hay mucho que agregar.
Una vez dijo Gilles Deleuze es mi padre y Roland Barthes es mi madre, ¿de qué forma estos autores marcaron su vida?
De todas las formas posibles, leerlos cambió mi visión del mundo y de mi propio ser. Leerlos me distanció de la funcional narrativa. Entendí que ser un artista significa buscar el absoluto y no simplemente contar historias de mierda. Ellos y otros pensadores me ayudaron a destruir la realidad-real y crear un espacio para mis sueños y tormentos. Y, además, atizaron mi estilo y mi concepto de amor y muerte.
Usted escribe, canta y ha hecho cine. ¿Hay algún otro campo artístico en el que le gustaría incursionar?
También he participado del Salón Nacional de Artistas… y cocino cada vez mejor. Como ya escribí alguna vez: No es que sepa hacer algo, pero tengo una forma de no saber hacerlo. Me gusta experimentar con todo tipo de lenguajes y formas, compartir experiencias y tener proyectos con otras personas. He descubierto que trabajar en grupo hace los días más ligeros. La literatura suele ser un oficio muy solitario… Ahora estoy participando de una película de animación y dentro de poco publicaré Bluesman/songs&stories, una novela-fetiche que hice con mi amigo fotógrafo Kayer Zosa.
¿Alguna vez ha considerado llevar sus novelas al cine?
He tenido propuestas, es algo en lo que pienso de vez en cuando. El lío es que una película depende de muchos factores y es difícil tener el control.
Se dice que usted es el precursor de la ficción transgresiva en Colombia. Si no hubiera nacido en Ciudad Inmóvil, ¿qué tipo de literatura escribiría?
Mi hazaña es tener el alma en su sitio a pesar de haber nacido allí. Todo lo demás es incidental. Creo que no hay nada más nauseabundo que hacer del entusiasmo una religión.
¿Qué tiene Ciudad Inmóvil que la hace el lugar predilecto en el que se desarrollan sus novelas?
Siendo como es Ciudad Inmóvil, un pequeño laboratorio del infierno, me resulta el lugar ideal para reflexionar sobre los aspectos más atroces de la llamada condición humana. Salí de allí hace mil años, viajé por este mundo y viví en muchos lugares, pero no encontré un lugar más abyecto que Ciudad Inmóvil, más injusto y cruel, más cruento y desalmado.
Hace muchos años dijo que su mayor fracaso era no tener un hijo, ahora ¿cuál es?
En esa ocasión hablé de frustración no de fracaso. Mis dos hijos han colmado todos mis sueños y expectativas. No aspiro a nada más. Ellos son mi absoluto.