Por: Maria Camila Gil/Foto: cortesía (Judy Hazbún)
Una nueva historia de la moda, escrita desde la pasión y el amor, por el planeta y por uno mismo.
Pantalones sueltos, chanclas, y cabello recogido: así me recibió en su boutique Judy Hazbún, alrededor de las 10:30 de la mañana, con las responsabilidades propias de su negocio. En ese look descomplicado y bastante relajado, la consagrada diseñadora atendía a sus clientes, modelos que debe preparar para las secciones de fotos, y vigilar que todo marchara sobre la línea.
Un mundo de fantasía convirtió a una niña en la mujer que ama y respira por ese sueño tejido con agujas, hilos, tijeras y telas. Desde el momento en que nació, esas mismas herramientas de la moda trazaron su rumbo y marcaron su camino. Así, sin buscar mucho, Judy supo que el corazón y la mente se unían en torno a un sólo punto: la moda. Hoy es reconocida a nivel nacional e internacional, con grandes apuestas en el mundo del diseño, y con una huella que se ha sabido ganar por su entrega y compromiso. Sus ojos irradian luz, su alegría contagia y su forma extrovertida vibran y sienten al hablar de moda.
La sonrisa a flor de piel, y la actitud arrolladora, delatan sus raíces caribes, nació en la tierra del carnaval y ama a Barranquilla como a nada, el mar la brisa, el sol y ella son uno solo. Una cita al mar que cumple regularmente, donde deja y canaliza todas sus energías.
Al momento de hablar de calidez no hace falta ir muy lejos, basta con coincidir con Judy, para entender lo que es. Desde el primer mensaje que le envíe solicitando la entrevista sentí el calor humano y la brillantez de persona, quien me respondió inmediatamente. Me abrió las puertas de su casa y muy atenta me recibió.
Para muchos es más conocida como la hija de la Aguja de Oro de Colombia, lo cual no es nada raro, pues como ella misma asegura, Amalín es su orgullo y motor de inspiración. A sus 22 años, recién graduada de su carrera de Diseño, comenzó a ejercer lo que por mucho tiempo había soñado. Es así como comienza con una extensión de la marca de su madre. Como resultado, permaneció incógnita durante quince años, haciendo colecciones para vender a almacenes bajo la marca de su madre Amalín Sport. Pero luego descubrió que necesitaba buscar su sello propio. Pero con la práctica, se dio cuenta de que lo que estaba haciendo se estaba pareciendo más a ella que a Amalín, y poco a poco se convirtió en Judy Hazbún.
Alguien que ha pensado en el bienestar de los demás: esa es la Judy Hazbún humana, quien un día decidió inventarse su empresa, con los vestidos como excusa, y como forma para brindar el bienestar integral, diseñándole a la mujer “con el principio que te sientas bien tú, y si no te sientes bien, el vestido no puede hacer mucho por ti”: palabras que, sin lugar a dudas, son la muestra de la riqueza interior y espiritual de esta barranquillera.
Su gusto por la moda la ha llevado a interpretarla de una forma más consciente. Desde sí misma ha buscado romper esquemas, ha demostrado que ser amante de la moda es mucho más que vestirse, es transmitir lo que eres. Ante la pregunta ¿Qué es la moda para ella? Responde sin ninguna duda, comunicar, y ese es precisamente lo que pretende lograr. En este objetivo ¿Qué me pongo? es una propuesta para invitar a saber quién eres y qué quieres mostrar. “Es vivir de la piel hacia dentro, pero fabricar prendas de la piel hacia fuera”.
Aunque su pasión siempre ha sido el diseño, hace años no descartó la posibilidad de entrar al mundo del derecho, por considerar que siempre le ha gustado meterse y opinar en todo.
“Pero yo tengo un déficit de atención, así que no podía estudiar esta carrera”. Una idea nacida como resultado del ejemplo de vida de su madre, para ella no hay nada imposible, se crió pensando que no había nada difícil, nada imposible, y que la pasión, el amor, y la dedicación lo llevan a uno. Así continúa, con esa misma idea, segura de que puede cumplir cualquier objetivo, como lo ha hecho hasta el momento. Su fuerza y confianza en sí misma la han llevado a estar de mano en pasarelas con grandes diseñadores como Silvia Tcherassi, y Jorge Duque.
Esa inspiración por el derecho le ha permitido ver y tratar con igualdad en los aspectos laborales. “Cuando una persona es creativa tiende a descuidar los asuntos de la empresa, aunque no soy la excepción, me ha tocado ejercer un tema más de humanidades, siempre he antepuesto a las personas y al empleado primero, tengo personal que empezó conmigo desde hace treinta años, ese es el equipo y sin éste no somos nada”. Y son más que un equipo. Son como parte de su familia, así lo revela el trato y la confianza mientras trabajan.
Las comparaciones le parecen odiosas, me responde ante el interrogante, ¿Qué la diferencia de los otros diseñadores? Sin embargo, no puede evitar hablar de sí misma, y expresar que su fuerza radica en el tema cultural, en la idea que la moda no le pertenece, por el contario es un tema de ciudad como epicentro de moda.
Por otra parte, mantenerse vigente en el mercado, aún con la alta competencia no es nada fácil, pero para la marca Judy Hazbún el tiempo ha sido su mejor aliado, el cual le ha brindado las bases para continuar en vigencia, el estudio del mercado le ha dado la luz para conocer al consumidor, así mismo la gran variedad de ofertas ha brindado que llegue a muchas personas. Llevar bienestar a más mujeres, que no sean unas cuantas, sino muchas, ha sido su obsesión, quien no se limitado a encasillar en un solo prototipo, sino pensar desde las diferencias, que cada mujer es un mundo
Hablar de esta amante de la moda, es hablar de innovación quien cuenta que tiene pensado diseñar ropa de bebe, hacer una vajilla. Todo aquello emparentado con el universo de la marca.
El año pasado, con su lanzamiento de “Innecesarios” comprendió que se debe tener una conciencia ambiental, y aunque las críticas no se hicieron esperar al tener en cuenta que la moda es uno de los grandes contaminantes del planeta, esto no le ha sido impedimento para demostrar que se puede contar una historia diferente, con mucha más conciencia. Pensar en el bienestar del planeta, y quien hace el producto, este es el mensaje que busca llevar con la Fundación Proyecto Titi. Es necesario detenerse a pensar en todo lo relacionado con la pronta y fugaz moda, porque los seres humanos estamos llenos de cosas innecesarias.
“El amor, uno está aquí por cuestión de afecto, sino amamos el planeta vamos a tener problemas”. En el mes de octubre, será lanzada la nueva colección que pretende hacer un llamado, Un viaje al ego, que busca reconsiderar la forma de cómo estamos haciendo las cosas. Una filosofía de vida que lleva presente en todo momento.
Sin duda alguna la moda para este personaje es comunicar, lo que desea transmitir, ante esto no me pude resistir a preguntar de dónde nace su estilo Bohemio Chic, y que desea transmitir. “Yo siempre he sido hippie relajada, la idea de no encajar en ninguna parte, no es fácil ser creativo, y al mismo tiempo ser arriesgado”.
Cualquiera que escuche hablar de Judy, pensará que tal vez es muy estricta con su forma de vestir. Sin embargo, la sorpresa es otra: la de una mujer que con su carisma y elegancia, no necesita más para verse atractiva. Es la historia de quien buscar alimentar el espíritu y que cree ciegamente en que lo eres por dentro, lo expresas por fuera y esto es precisamente el valor que resalta Judy Hazbún. Así mismo lograr ese equilibrio entre la profesión y la vida personal no es nada fácil, y mucho menos en el complejo escenario de la moda, un mundo de efímeras relaciones, las cuales obligan a buscar bases firmes, y sin duda, el yoga es la mejor carta para mantener sujeto este propósito.
A los 52 años la llama del amor está más viva que nunca, Judy Hazbún escribe una nueva historia de la cual no puede escapar pues es la protagonista. En esta sociedad muchos piensan que una vez dejemos de ser jóvenes no podemos enamorarnos, pero esa percepción no es más que un invento. Estoy en un momento pleno, viviendo el amor al máximo y disfrutando las aventuras que este sentimiento me brinda. Desde siempre Hazbún ha sido amante de las bicicletas y nunca imagino que el amor la iba a hacer viajar en motos, sentir la adrenalina de la velocidad, todo esto lo hace junto a su novio quién es un fiel amante del motociclismo.
Una mochila, y su labial, son sus más grandes aliados, de los que no se separa mientras trabaja, desde muy joven aprendió de su madre que un labial es el amigo inseparable de la mujer, no puedes tener nada de maquillaje, pero si tienes este lo tienes todo. Así lo expresó.
Su papel como madre continúa, pero un poco más alejada, le ha tocado dejar que sus hijos sigan su propio camino con las bases de la educación que les enseñó y aunque le encantaría tenerlos a su lado, por el momento no es posible, cada uno es independiente y han sabido llevar su camino.
Cuando pareciera que ya no hay más habilidades por mostrar, encontramos a un alma que disfruta de los muchos placeres de la vida, entre estos la lectura, cocinar, bailar y cantar, además de ir al mar, que es fuente de su inspiración, energía, y creatividad. Que le permiten renovar ideas, a veces demasiadas, que la tienen que detener, porque se convierte en un torbellino de ideas que no quiere parar. Sin duda si alguien sabe manejar su tiempo libre es precisamente ella.
El legado que está construyendo es a “que la marca inspire a más mujeres a entender que no ha sido fácil ser mujer en los siglos pasados y para mi ser empresaria ha sido todo un reto, la formalidad de los negocios es más difícil de manejar porque somos creativas y románticas y se nos sale una lágrima. Pero quiero que haya un tema de sentir, de pasión, que el amor comienza por uno mismo, creer en tus propios sueños y el cuido a ti misma. Practicar la relación íntima más importante, el amor propio”.
Fragmentos del diálogo con la diseñadora
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