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Por: María José Lamanna Tovar

“Barranquilla, ciudad de cantores”  es una de esas reconocidas frases de canción vallenata que ha sido entonada en numerosas ocasiones, y, claro, siempre ha protagonizado el grupo de distintas descripciones existentes sobre la hermosa capital del Atlántico que se resumen tanto en canciones, como historias, e, incluso, dichos populares. Algunos podrían creer que estas frases atrapan la esencia de la ciudad, otras considerarían que no hay canción alguna que describa la particularidad de la Puerta de Oro de Colombia, pero ciertamente muchas composiciones lo han intentado, y otras lo siguen intentando.

Sin duda, a la letra de “Obsesión” se le unen en un nutrido y elocuente grupo himnos entonados por el Joe Arroyo, Diomedes Díaz o Esthercita Forero, que, a muchos otros atlanticenses los llevan a preguntarse por esa canción o verso que también describiera la belleza de aquel municipio del Atlántico lleno de arte, cultura y mucho talento: Soledad. Sin embargo, a muchos -yo incluida- nos cuesta dar con dicha composición, lo que me ha llevado a suponer que al segundo municipio del Atlántico no le escriben tantas canciones simplemente porque no se escucha de él o lo que se escucha no es muy agradable para ser musicalizado.

Pero que no se hable tanto de ellos no significa que el talento sea escaso. Diana Rolando, una hija orgullosa de sus raíces soledeña,  intenta día a día mostrar a Soledad como una tierra que hace “sacar pecho”.

Esta hija tiene por talento el arte del diseño lo cual, de manera más precisa, significa que ella hace arte al diseñar y confeccionar vestidos de fantasía, cargados de color, brillo, alegría y mucha elegancia, al igual que la diseñadora, por lo tanto es correcto afirmar que cada quien se ve reflejado en su trabajo.

Al llegar a su boutique pintada de colores vivos y brillantes inmediatamente me hizo memorar los tiempos de carnaval, cuando la alegría se respira, se baila, se toma, se contagia y dentro de mí solo podía pensar en que si solo unas paredes pintadas transmite todo eso no podía imaginar la felicidad de Diana al realizar su trabajo. Esta felicidad es vista sin hacer mucho esfuerzo, solo es entrar a su taller y verle el amor con el que corta una simple tela, la importancia que le da a cada diseño sin desmeritar cada esfuerzo que se realizó para uno, la soltura con la que habla sobre su trabajo da a conocer lo dominado que tiene el campo y lo bien que la pasa haciendo lo que ama.

La entrada de la Boutique de Diana Rolando.

 

¿De qué manera sus diseños han contribuido al reconocimiento de Soledad?  

A través del tiempo yo siempre he exigido que me reconozcan como una soledeña. He tenido muchas experiencias en el transcurso de esta carrera artística, 26 años, en el cual la vida me ha permitido salir en muchas revistas reconocidas, periódicos nacionales y casi siempre hago énfasis que soy soledeña. El primer desfile que realicé con mi colección lo hice en Soledad a pesar que tuve muchas críticas y obstáculos. Aún así, creo totalmente y seguiré insistiendo en que este municipio se va a convertir en un emporio de la moda. Nosotros los soledeños tenemos mucho para mostrar y si no nos sentimos orgulloso de nuestro propio trabajo nunca lo vamos a dar a conocer. Siempre me he declarado diseñadora soledeña, como la vez que tuve la oportunidad de salir en la revista Cromos le decía al editor que eso de barranquillera estaba mal, no quiere decir que haga sentir mal sino que no puedo perder la esencia de donde soy yo.

¿Crees que su arte se considera parte de la cultura soledeña?       

Totalmente. Estoy totalmente convencida de eso porque soy diseñadora empírica y sobretodo polifacética, por ende arrastro muchas cosas conmigo. Por ejemplo cuando se lanza una reina del carnaval yo me tengo que basar en lo que su coreógrafo quiere presentar en su noche de coronación, para así realizar un proceso de investigación y plasmarlo de tal manera que sus vestidos hablen de la historia. También me gusta mucho trabajar con la artesanía, la fantasía y fusionarlas tratando de resaltar lo anterior. Desafortunadamente en Soledad no tenemos un producto propio para mostrar pero a mí me gusta mucho anexar muchas cosas. Un ejemplo papable es el traje artesanal Soy Rio Soy Mar, con el que gané el Concurso Nacional de la Belleza: es un homenaje a nuestro maestro Pacho Galán; es la música de Soledad, hace parte de nuestra historia y él nos dio a conocer a nivel internacional, por lo tanto es muy importante entrelazar esas cosas y darlos a conocer de cualquier manera.

¿En qué se inspira para hacer sus diseños?

Yo pienso que la inspiración va de acuerdo a la ocasión y al cliente pero particularmente siento que me mueve mucho lo relacionado con la música y el folklore en fantasía. Con respecto a novias y quinceañeras, me gusta fusionar más lo clásico. Es algo contradictorio a lo que es el brillo y el color, pero luego con las clientes acoplo lo que les gusta  con la vanguardia. Siempre trato de conocer al cliente para irme a donde quiere.

Algunos de los vestidos diseñados por Diana Rolando.

¿Cuál ha sido el aporte de su familia a la boutique?

Al iniciar mi empresa esto era una “famiempresa”. Empecé en un cuarto muy pequeño, que, de hecho, era mi cuarto matrimonial. Mi mamá le hacia el almuerzo a los trabajadores, mi hermano era el soldador, mi otro hermano era el que iba al centro a comprar todo, mi otro hermano se encargaba de las plumas, mi hermana me desfilaba y era mi tallaje. La familia de mi esposo también me ayudó bastante, sus consejos son muy importantes. En una palabra fue un factor FUNDAMENTAL.

¿De dónde nació en gusto al diseño?

Mi abuela duró muchos años siendo una celadora de una empresa que se llamó Cherry Manufacturas y yo me daba cuenta que me gustaba mucho coger los retazos de tela, cortar y acomodar. Casi siempre para las fiestas sencillas le decía a mi abuelita que me ayudara a ponerle accesorios o arreglar lo que iba a usar y me daba cuenta que a la gente le gustaba lo que había hecho. Siempre fui muy creativa, sobre todo con las manos, siempre me inventaba una camiseta o le agregaba un adorno a una gorra. A mis hermanos para Halloween les sacaba los disfraces de unos periódicos o de las bolsas de azúcar. La verdad el gusto siempre estuvo, de ahí viene la vena pero la diferencia es que Dios me regaló un don maravilloso que he desarrollado como diseñadora empírica y gracias a él cada día tengo algo diferente.

¿Imagina una vida diferente?

Creería que no, porque yo amo mucho esto, me encanta poder transmitir a través de algo tan sencillo como es un vestido pero ver las caras radiante, llena de emoción y felicidad de alguna reina, novia o cualquier cliente no tiene comparación.

¿Cuál diseño ha tenido más reconocimiento?

Un vestido que le hice a Daniela Álvarez cuando fue señorita Colombia. Fue un vestido elaborado totalmente en palma de Iraca, con 5.800 plumas hechas en tusa de maíz, finamente recortadas y difuminadas. Después del concurso de Señorita Colombia se lo llevaron a China, ganó primer lugar, y después lo lucieron en el reinado de la Independencia donde también ganó el primer lugar; luego al reinado del café, ahí ganó primer lugar y ha estado en muchas exposiciones donde han exaltado el arduo trabajo.

Un antes y un después en su carrera

Antes, Diana Rolando era una mujer soñadora, con metas a seguir, queriendo cambiar cada día, siempre queriendo hacer algo por ir escalando a algo mejor. Ahora, Diana Rolando ya tiene un posicionamiento a nivel nacional; tengo un proyecto de vida amplio y grande el cual es dar a conocer y compartir mi trabajo y el don que Dios me regaló. En el antes y el después está una mujer humilde, amante de su trabajo y que hace que los demás amen el suyo.

¿Cómo quiere ser recordada?

Quiero ser recordada como esa mujer humilde, trabajadora, con un corazón muy dador, poder compartir mi trabajo lo que tengo para que los otros trabajen y con la nominación a Titanes Caracol pude darme cuenta de la ampliación de este sector en el municipio. Hace 16 era la única empresa que se dedicaba al diseño en Soledad y hoy hay 6 o 7,  pero lo que me sorprende es que ellos salieron de esta boutique y eso me llena de mucho orgullo. Por mi parte espero que Soledad se convierta en un emporio de la moda y que cuando la gente quiera un vestido divino, un diseño, un tocado piense en y se dirija a Soledad. Pero para hacer eso hay que capacitar, si no hay quien capacite no va a existir el ambiente, y yo quiero ser esa mujer que capacite porque le nace contribuir a la comunidad.

 

Fragmento de la entrevista a Diana Rolando.

 

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