Recientemente, la salud mental es una de las principales preocupaciones de las autoridades y el público en general, y una de las tesis que más ha ganado fuerza es que los libros de autoayuda ‘no sirven para nada’
En una ironía que me hace pensar en la canción de Frankie Ruiz, la primera vez que escuché esta tesis fue en un programa multinivel que al que fui recomendado por un familiar. “Los libros de autoayuda no sirven para nada”, así fue como escuché del carismático líder esa tesis que hasta ese momento nunca había pasado por mi mente. Este tipo de libros llevan muchos años de moda, a veces las soluciones que ofrecen son generalidades y sentido común.
Se volvieron moda desde “Las Fábulas de Esopo”, porque son más populares y venden más que cualquier otro texto académico. Al igual que con otra lectura, supone una experiencia verbal con otro, con un autor que nos habla y recomienda que hacer con nuestros problemas, incluso con nuestra vida.
La teoría que se maneja es que leemos estos libros para evitarnos la labor de compartir nuestras intimidades con otros, otra ironía si se considera lo invasiva que se ha vuelto la tecnología. Algunos de estos manuales si bien pueden ofrecer una solución, estas en realidad terminan siendo generalidades. Se llega a decir que inclusive son estafas, utilizando las expresiones de “si quieres puedes”, “la búsqueda de la felicidad o “el secreto de la vida”.
Recientemente se ha visto un auge en las críticas hacia este tipo de lecturas, porque en todo el tiempo que se han vendido y revendido… No ha pasado nada distinto. La nueva moda de criticar a estos libros viene de la psicología y otras ciencias de la salud que tienden a denunciar las pseudoterapias.
Algo que ahora se ve en la era digital, son estos “gurús” del estilo de vida, personas que viven diciendo frases e ideas rescatadas de otros ilustres o filósofos. Resulta más complejo escribir un libro basándose en los tratamientos empíricamente validados, en resumen, lo que está comprobado que funciona. Tal vez, la crítica a estas publicaciones viene porque se han vuelto un bien de consumo que utiliza la palabra felicidad para vender más. Las personas que leen creerán encontrar la solución pero en un efecto efervescente olvidan todo lo leído al poco tiempo.
