Por: Martha Martínez
El sol caliente y la brisa mañanera de la playa no hacen alarde del nuevo día, teniendo por debajo de ellos la arena llena de tapas, botellas, papeles e incluso, tapabocas. A un día de haber reabierto las playas, nuevamente están llenas de basura y, a diferencia de antes, esta vez parece que los turistas no intentaron hacer el mínimo esfuerzo por mantener un protocolo de seguridad no solo para con ellos, sino también con el medio ambiente.
Luis González se levantó de su cama, a tan solo unos metros del mar, el 20 de septiembre de 2020 dispuesto a sacar sus sillas para los kioscos de las playas en Pradomar. Sin embargo, lo que se encontró fue varias clases de desechos plásticos y tapabocas que, junto a su hijo mayor y vecinos, que también trabajan en sus propios puestos de comida en la playa, les tocó empezar a recoger y limpiar para los nuevos turistas que llegarían en tan solo unas horas. En palabras de indignación, el propio Luis afirma que “la cuarentena no les sirvió (a los turistas) para aprender a no ensuciar”.
Desde el inicio de la cuarentena, los lugares públicos, entre ellos las playas de Salgar, Pradomar y Puerto Colombia, fueron cerradas para evitar cualquier tipo de contagio. Esto trajo consigo tanto beneficios como pérdidas económicas para las personas que se mantienen con sus negocios de casetas en las playas y trabajando para uno de los lugares más visitados en Puerto Colombia, el Hotel Pradomar.
Uno de los trabajadores de este hotel es Carlos Pérez, quien empezó a laborar en este establecimiento antes del cierre de playas. Él mismo explica, mientras sirve unos cócteles, que desde que hubo una reapertura oficial, el hotel se llena mucho más que antes, sin embargo, en las primeras semanas se mantenía mucho más protocolo de seguridad, sólo había un límite de turistas dentro del lugar y había una norma de distanciamiento. Por el contrario, en el presente hay muchas menos restricciones dentro del establecimiento y la situación ha vuelto a ser casi la misma que antes del cierre.
Por otro lado, las botellas, bolsas, empaques y tapabocas regados por la arena no son un problema en el Hotel Pradomar. En varios puntos del establecimiento hay puestos de basura para que los visitantes depositen sus desechos. Gracias a ello, las playas en este sector se mantienen más limpias que en la parte atendida por los caseteros.
“Aquí en el hotel todo está más controlado porque es un lugar privado, pero en la playa en general la gente no respeta ni los horarios de cierre, nunca falta el tapaboca en el suelo. Ahí la vaina si está fea” menciona Carlos mientras limpia una de las mesas vacías.
Carlos mientras limpia unas mesas
Desde el punto de vista de algunos visitantes a la playa, quienes también son habitantes del pueblo, ir a las playas es una de las mejores actividades para hacer, haya pandemia o no. En el caso de Kelly Meza, ella explica, sentada en la arena mientras come un dulce de coco, que así como muchos turistas llenan la playa de basura, hay también residentes de Puerto quienes han venido a bañarse en el mar toda su vida y nunca han aprendido a mantenerla limpia. “Mi papá nos regañaba si dejábamos algo en la arena, pero parece que la gente de aquí no tuviera educación”.
Sin embargo, hay quienes consideran que aun cuando los primeros días de reapertura, la playa estaba sucia, actualmente todo se ha controlado un poco. Wendy Meza, hermana de Kelly, dice que el problema no le parece que sean los turistas sino más bien la gente local. “Últimamente no veo las playas tan sucias, pero las basuras que están a lo largo del malecón se llenan tanto que las personas prefieren tirar sus botellas o empaques en el piso que está cerca a esas canecas” menciona.
No importa si el problema es el turista o el local, pero cabe preguntarnos si ni siquiera un evento sin precedentes como la cuarentena logró cambiar la mentalidad del visitante de la playa, ¿qué lo hará? Los trabajadores y dueños de locales han logrado tener conciencia de este flagelo que atenta contra el medio ambiente, pero no son los únicos que deben actuar frente a ello. Es responsabilidad de todos, de quienes laboran allí, quienes visitan y quienes toman las decisiones que afectan la vida de los pobladores. La pandemia llegará a su fin pero, ¿habremos aprendido?