Por: Diego Andrés Freyle
El estrés académico constituye una de las principales problemáticas de los jóvenes de la Universidad del Norte. La carga académica junto con las responsabilidades que conlleva estudiar determinada carrera en la universidad ha agudizado esta reacción natural humana en los estudiantes. “Todos los estudiantes presentaron estrés, y la mayoría de ellos lo manifestó siempre o casi siempre (89,2 % del total de estudiantes)”, según el estudio Relación entre estrés estudiantil y reprobación, realizado por Diego Álvarez, docente en Ciencias de la Salud.
La universidad es consciente de los grandes retos que deben afrontar los estudiantes y del proceso complejo que es mantener todas las responsabilidades de sus estudios. Departamentos y programas de la academia como el Centro de Recursos para el Éxito Estudiantil (CREE) y Bienestar Universitario ofrecen apoyo y acompañamiento a los estudiantes afectados por estas situaciones. “Los dos programas universitarios han unido esfuerzos para hacer de su plataforma virtual una herramienta más agradable, intuitiva y de fácil acceso para los estudiantes”, menciona Dairo Cervantes, coordinador de Recursos de Acompañamiento Académico. “En el Sistema de Apoyo a la Retención Académica (SARA) se pueden encontrar las solicitudes de ambas dependencias, beneficiando al estudiante en tiempo y acceso, de manera más ágil y eficiente”, agrega Cervantes.
Los jóvenes universitarios concuerdan en diferentes alteraciones físicas y psicológicas que han manifestado durante sus etapas de estrés. Sin embargo, este problema ha sido normalizado y se le presta poca atención a las repercusiones que conlleva.
Realidades poco conocidas
“Discusiones familiares, divorcios de sus padres, problemas con la pareja sentimental, crisis económicas o la pérdida de un familiar, provocan que el joven pierda el enfoque y se genere estrés. Las afectaciones se evidencian en los cambios actitudinales y comportamentales”, expresa Olga Lucía Galarcio, Doctora en Psicología.
“Cuando ingresé a la universidad me comenzó un ahogo extraño cada vez que me estresaba”, cuenta María Arias, estudiante de Psicología en la Universidad del Norte. “Me llevaron al médico para hacerme unos exámenes y dijeron que no era nada. Pasaron unos días y ya no me daban más esos episodios, pero cuando empezaron las evaluaciones finales del primer semestre, me volvieron a dar los ahogos. Fueron más fuertes que el anterior. Al día siguiente, que era un martes y tenía pocas clases mi mamá me acompañó a una consulta con el psicólogo, pero este me remitió con otro especialista. Ahora voy a citas con el psiquiatra, porque comencé a sufrir de ansiedad producto del estrés”.
El estrés es una reacción física normal en el organismo, la cual puede ser notoria o no, porque afecta al cuerpo de distintas maneras. “Las consecuencias físicas más notables son alteraciones en el sueño, cansancio, desánimo, pesadez, dolor de cabeza, cambios en el sistema digestivo, caída del cabello y trastornos alimentarios. En la parte psicológica o emocional reflejan sentimiento de minusvalía, dificultades en la concentración, miedo, retiro afectivo a todo lo relacionado con la universidad y ansiedad”, explica Elkin Cabrera, psicólogo de Bienestar Universitario de la Universidad del Norte.
Los problemas personales del estudiante también constituyen uno de los factores estresores, debido a que el alumno refleja una actitud negativa o de poco interés frente a sus clases. “La verdad yo me estreso muy rápido, porque hay veces que sé que me irá bien en una tarea académica, pero hago cosas de más y empiezo a dudar de mi resultado. Además, todo lo que está ocurriendo a mi alrededor me afecta. Hace poco mis padres se divorciaron y eso fue muy fuerte para mí. Al principio del segundo semestre me fue muy mal académicamente, pero todo tiene una razón y es que yo no me sentía bien emocionalmente. Yo no entraba a todas las clases, no participaba, poco estudiaba para los exámenes y pasaba encerrada en mi cuarto llorando. Me daban muchos dolores de cabeza, malestares estomacales y hasta se me caía el cabello”, cuenta Naudy Benitez, estudiante de Ingeniería Civil en la Universidad del Norte.
La influencia del COVID-19 en el aumento del estrés académico
La pandemia actual del COVID-19 que afronta el mundo ha traído grandes cambios en los hábitos cotidianos de las personas, lo cual ha llevado a los ciudadanos a adaptarse ante estas transformaciones que afectaron todos los ámbitos de la vida. “En la presencialidad, el docente, consciente de la importancia del acompañamiento, guía de forma paciente y oportuna al estudiante, permitiendo interacciones de función positiva que mejora el aprendizaje y las habilidades. En tiempos de confinamiento, el rol se ha modificado y los procesos de complementación [del estudiante] han sido asumidos por sus acompañantes”, comenta Oscar Armando Erazo Santander, Psicólogo, Magíster en Neuropsicología y Especialista en Intervención Social y Problemas Humanos. Esto provoca que se presenten mayores tasas de estrés y alteraciones derivadas de situaciones como el encierro y la nueva modalidad virtual para sus clases.
El programa Nodo caribe y la Red de Programas Universitarios en Colombia son espacios donde se abordan reflexiones desde la educación superior en torno a la familia, su desarrollo y sus funciones. Actualmente, cuenta con el apoyo de cinco programas universitarios: Derecho, Psicología, Trabajo social y las maestrías en Familia y en Psicología. Estos programas han realizado investigaciones respecto al estrés académico durante la pandemia. “Frente a la pregunta sobre con qué frecuencia se ha sentido estresado, el 30% dice que muy a menudo y el otro 30% dice que es muy duro. Es decir, el 60% de 720 estudiantes. Sólo un 1% dice que no ha sentido esto”, explica Yolima Alarcón, coordinadora nacional de la red de Programas Universitarios en Familia y el Nodo Caribe, Doctora en psicología, Especialista y Magíster en desarrollo familiar. Los resultados demuestran que durante la pandemia del COVID-19 los estudiantes de la Universidad del Norte presentan altos porcentajes de estrés académico.
Durante más de 6 meses los estudiantes han tenido que adaptarse a la virtualidad. Al igual que ellos los profesores han pasado por una etapa de cambios para dar sus clases, pero esto también ha tenido problemas para los estudiantes. “He implementado estrategias didácticas en mis clases. Realizo evaluaciones y actividades mediante plataformas educativas como “Kahoot” o “Quizzis”. Sin embargo, factores externos como el pésimo servicio de energía eléctrica de nuestro departamento han perjudicado el desarrollo de nuestro trabajo”, manifiesta Romy Escorcia, profesora universitaria.
El mundo no estaba preparado para esta nueva normalidad y en Colombia se agudizaron los problemas ya existentes y se le sumaron unos nuevos, producto de esta pandemia. “La mala conectividad, falta de recursos y poco manejo de las plataformas digitales académicas han constituido los principales factores estresores que se agregaron a los ya existentes en los estudiantes durante la cuarentena”, comenta Ana Trejos Herrera, coordinadora del Doctorado en Psicología de la Universidad del Norte.
Los docentes también han tenido que recurrir a diferentes estrategias para controlar este tema y poder dar sus clases, sin embargo, algunos aseguran que no han recibido capacitación para manejar el estrés en los estudiantes. Wendy Valdez, docente de Expresión Oral, comenta que no hay una preparación como tal, pero ella es consciente que la academia exige bastante y que cada carrera demanda cierta carga. Agrega que en su época de estudiante también presentó estrés producto de sus estudios y ahora como profesora tiene una mirada más amplia frente a las causas y manejo que se debe tener respecto al estrés académico.
En estos tiempos de crisis los profesores han tenido que recibir cantidades de casos de estudiantes que no saben qué hacer frente a la cantidad de obligaciones que demanda la universidad. “Ahora en pandemia, cada mes recibo de 5 a 6 casos de alumnos que se sienten cargados y lo primero que hago es analizar qué factores lo están afectando. Me gusta hablar con la verdad y desde la realidad”, asegura Alicia Camelo, docente de Teoría de la Comunicación. “Los jóvenes tienen una imagen errada del psicólogo, porque piensan que es para locos. Prefieren acudir a personas cercanas y no a las ayudas profesionales”, agrega Alicia.
Estrategias implementadas por la Universidad
La institución constantemente programa diferentes eventos para fomentar la participación de los universitarios. Bienestar Estudiantil afirma que implementan estrategias de prevención y promoción como talleres, charlas, conferencias y demás actividades con el fin de desarrollar habilidades en los estudiantes. Sin embargo, como cuenta Nehemías Blanco, estudiante de segundo semestre de Medicina, es poca la atención que presta a las invitaciones de la universidad, debido en buena parte al poco tiempo que tiene para estos espacios.
El poco tiempo es uno de los factores que influye en que el alumno no pueda asistir a dichas invitaciones, por ende, hay un bajo porcentaje de asistencia. Todo esto lleva a poner en duda la comprensión institucional hacia los alumnos, porque ellos prefieren gastar su tiempo en resolver una tarea académica o aprovechar el tiempo de ocio y no asistir a una reunión extracurricular que no solucionará sus compromisos.
Ninguna persona está exenta de pasar por momentos con altas cargas de estrés. “El 10% de los colombianos ha tenido o va a tener una enfermedad mental y el 4% de la población en el último año ya la tiene”, afirma la doctora Adriana Rogelis, de la Clínica Psiquiátrica Nuestra Señora de La Paz.
El estrés en los jóvenes universitarios no tiene fronteras. Universidades extranjeras también presentan esta problemática. Según la investigación Relación entre el estrés académico y la adaptación a la vida universitaria entre estudiantes en Perú, realizada por Lesly Martínez, psicóloga de la Pontificia Universidad Católica del Perú, el 87% de los universitarios padece de estrés académico. Este estudio llevó al gobierno peruano a buscar soluciones con el Ministerio de Educación, jóvenes de diferentes universidades y el Ministerio de Salud. El trabajo conjunto de estas personas permitió crear una serie de lineamientos para el cuidado de la salud mental de los jóvenes universitarios.
“Todas las casas de estudios deberán crear redes comunitarias de soporte y desarrollar campañas de sensibilización sobre estos temas. Las universidades tendrán que realizar estudios internos para detectar los factores de riesgo y prevenir problemas. Se deben crear centros de salud mental comunitarios universitarios y ninguna nota debe estar por encima de la salud de la persona”, enfatiza Jorge Morí, titular de la Dirección General de Educación Superior Universitaria en Perú.
Recomendaciones e identificación de factores
Las razones por las cuales los universitarios argumentan presentar altas cargas de estrés preocupa a directivos, psicólogos y docentes, porque resalta los aspectos que están siendo mal manejados por los estudiantes. Luis Navas, consejero estudiantil, señala que el estudiante universitario necesita aplicar un principio básico que es la planificación de sus actividades, espacios de dispersión, cuidar su salud mental con acompañamiento profesional, realizar pausas activas, dormir bien, alimentarse sanamente y realizar ejercicio para disminuir los niveles de estrés.
Existe una postura diferente frente al tema del estrés académico. “En Colombia no nos han enseñado inteligencia emocional, no sabemos gestionar nuestras emociones y eso provoca cansancio, agotamiento y estrés”, explica Luz Monje, Psicoterapeuta y docente universitaria.
Los jóvenes por su parte piden a la Universidad del Norte bajar las cargas académicas, mayores plazos para las entregas de sus actividades y espacios interactivos dentro de las clases para entretenerse y olvidarse por un momento de todo lo relacionado con lo académico.