[wpdts-date-time]  

Policia en las elecciones 2022

Por: Linda Donado

Los recientes enfrentamientos entre civiles y fuerzas públicas ha denotado la urgencia de un cambio en la capacitación humana en la Policía. Asimismo, se ha reflejado que la comunidad necesita refuerzos de cultura ciudadana desde la educación.  

Javier  Ordóñez, un hecho que no pasó de desapercibido

En la madrugada del pasado 9 de septiembre, Javier Humberto Ordóñez, un estudiante de derecho y taxista de 44 años de edad, fue presuntamente asesinado por dos uniformados en medio de un procedimiento policial en Bogotá. El señor, quien también era padre de familia, fue retenido por la policía al incumplir las normas de la cuarentena. En un video grabado por testigos se observa cómo los patrulleros sometían al ciudadano mediante la violencia y la fuerza bruta, y además le propinan repetidamente descargas eléctricas. Luego de agredirlo, los policías lo movilizaron al CAI Villaluz, lugar donde continuaron con los golpes que pudieron acabar con su vida. 

El caso de Javier Ordóñez despertó la indignación en un país entero, y generó una serie de manifestaciones violentas que dejó heridos a 209 civiles y 194 policías, según lo informa la BBC News.

En los últimos años la Policía Nacional ha evidenciado falencias en sus procedimientos, en especial, por parte de sus funcionarios hacia la sociedad. El caso de Javier Ordoñez es uno de los tantos acontecimientos presentados. Temblores ONG, organización que lucha contra el abuso policial en el país, reporta que entre 2017 y el 2019 habrían ocurrido 639 muertes de civiles a manos de la policía. 

Abuso policial ¿casos aislados? - Colombia Informa Derechos Humanos

El artículo 218 de la Constitución colombiana decreta que la Policía Nacional es un cuerpo armado de naturaleza civil, cuyo fin primordial es el mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas. Hace parte de la rama ejecutiva del gobierno de Colombia, y pertenece al Ministerio Nacional de Defensa. La fuerza pública debe promover los derechos humanos y asegurar una convivencia pacífica en los habitantes de Colombia.  Esta institución es una extensa pirámide minuciosamente compuesta por distintas especialidades de diferentes campos, en donde uno de sus menores cargos lo posiciona el patrullero. 

“Ser patrullero es estar en contacto directo con la ciudadanía. Y es complejo, porque en la comunidad se presentan situaciones difíciles que uno debe saber manejar, pues las personas tienen actitudes diferentes […] Con normalidad uno se encuentra de todo en las calles. Lo más frecuente son las riñas […] Uno siempre trata de actuar desde lo profesional y no dejarse llevar por el momento”, relata un joven patrullero, cuya identidad se omite a petición de él. 

Luz Alejandra Márquez Villamizar, psicóloga especialista en Psicología jurídica y forense, trabaja con la institución de la Policía, y explica los posibles factores que pudieron estar presentes en los patrulleros al momento de atentar contra la integridad física de Javier Ordóñez. “Todos los humanos requerimos de tres factores para que se desarrollen nuestros canales de respuesta ante diferentes estímulos medioambientales: 1. Los factores biológicos, es decir, la genética. 2. Factores psicológicos, el proceso mental de la persona, y 3. Factores sociales, los cuales están relacionados con la cultura y la socialización a la que pertenece el individuo”. Esta última, para Luz Alejandra, es la que tiene mayor incidencia en el caso de Javier Ordóñez y las manifestaciones. “Probablemente estamos hablando de una desregulación emocional, inicialmente acompañada de otras variables socioculturales que están marcando nuestra conducta a nivel general. Y es pensar que a través del castigo se puede reprender y condicionar un comportamiento inadaptado, como pasa en muchas familias al creer que castigando a un niño se extinguirá la conducta indeseada. Esto mismo pasa muchas veces con la disciplina que ejerce nuestra policía”.

El joven patrullero también manifiesta que casi todos los días se enfrenta a constantes humillaciones en su trabajo por parte de la sociedad. “Es común encontrarse con una persona apática con la policía, que lo insulte y lo discrimine con palabras ofensivas […] En sí, sobre esas situaciones que pasan en las calles, como las riñas, uno no las aprende en la escuela. Ahí todo es muy cuadriculado, más teórico. En la calle es donde uno sí aprende”. 

Para la psicóloga Luz Alejandra es importante capacitar emocionalmente al personal de la policía para que tengan la destreza de enfrentar estos problemas comunes en las calles: “la regulación emocional es clave a la hora de atender los motivos de la policía que está casi acompañados de comportamientos desadaptativos, e influenciados por el consumo de sustancias psicoactivas, emociones desbordadas y conflictos sociales difíciles de abordar o mediar. Los cuales requieren, más que el uso de la fuerza, es la inteligencia emocional”.

De la misma forma, afirma que esta necesidad ya está generando interés en la Dirección Nacional de Escuelas (DINAE, Universidad Policial), para incorporar capacitaciones en estas habilidades durante la formación policial. 

Los primeros pasos del personal uniformado en la Institución 

Para poder ser miembro de la Policía Nacional se necesita haber nacido en Colombia y ser bachiller. El aspirante debe pasar por distintas etapas tales como la valoración médica, valoración odontológica, valoración psicológica, valoración físico-atleta, prueba psicotécnica y entrevista, visita domiciliaria y revisión de antecedentes penales y disciplinarios. El examen psicológico cuenta con pruebas psicométricas estandarizadas que sirven de apoyo para dar un concepto objetivo del aspirante. Una vez dentro, el individuo en formación se somete bajo una rigurosa capacitación. La duración de su periodo de aprendizaje en la escuela depende del cargo del cual se esté capacitando. Los policías de nivel ejecutivo cuentan con un año de estudios de nivel técnico profesional en todas las áreas de conocimiento que se requiere para graduarse. Así mismo sucede con los oficiales, quienes duran tres años instruyéndose, para finalmente recibir el grado de administrador policial. Y los que ingresan como profesionales reciben una especialización universitaria por un año, para terminar graduándose como especialistas en seguridad. 

Según un Oficial de la policía con el grado capitán, al personal uniformado se le imparte materias como Derechos humanos y Convivencia, Derecho Internacional Humanitario, Servicio de policía, Liderazgo, la Constitución Política, Manual de procedimiento, Habilidades comunicativas, Ética, Derecho del policía, Poder del policía, Función del Policía, Seguridad ciudadana, entre otras. 

El Oficial, por su parte, expresa que existen casos en los que los aspirantes que ingresan a la institución no lo hacen para servir a la comunidad: “Yo considero que antes el personal entraba porque le gustaba la policía, la labor de servir a la comunidad. Ahora lo ven como una opción de trabajo. No lo ven como una vocación. Y algunos no continúan capacitándose, al contrario, se aburren”. 

Un pensionado de la reserva activa de la Policía Nacional relata por qué decidió entrar a esta institución: “escogí serlo, primero, por una estabilidad económica. No tenía el medio económico para ejercer una profesión. Mi mamá trabajaba y se ganaba el mínimo. Ella no tenía con qué pagarme una universidad. En el SENA no quedé en las carreras técnicas, pero se me dio la oportunidad para entrar a la policía y entré. Pero fue para una estabilidad económica, para ayudar a mi mamá, para ayudarme, para salir adelante… Ya con el tiempo me empezó a gustar el servir a la comunidad”.  

La Policía Nacional de Colombia es una institución que se ha venido militarizando desde que el conflicto interno armado empezó a afectar a la población colombiana.

Las situaciones violentas presentadas en el país por casi media centuria han implicado que el cuerpo armado se transforme y ajuste los despliegues operativos y estratégicos de la Policía, con el propósito de servir y proteger a la ciudadanía; de acuerdo con una investigación realizada por la Policía, titulada: “Política de la Policía Nacional para confrontar a los grupos armados ilegales con tendencia contrainsurgente en Colombia”. La institución tuvo que enfrentarse a escenarios de confrontaciones con las guerrillas que se auto determinaban como «revolucionarias del pueblo», y “actuar bajo liderazgo, órdenes y sujeción del poder político, en las áreas en las que lo grupos ilegales insurgentes desarrollaban sus acciones”.

La Policía ha pasado por un constante proceso de militarización que se evidencia en las funciones que cumple en el área rural, en el armamento que emplea, en la estructura piramidal y en la jerarquía caracterizada en grados semejante a los militares; según explica la investigación Militarización de la Policía y Politización de las Fuerzas Militares. Revisión del fenómeno a nivel internacional y nacional.

El General (r), Oficial del Ejército de Colombia, Henry Medina Uribe, quien además es presidente de la Junta Directiva de la Corporación Promotores de Paz y miembro del núcleo gestor del proyecto La Paz Querida, también expresa que esta institución ha estado bajo un proceso de militarización en el que se refleja cada vez menos el rol del policía, y sobresalen más los aspectos militares.  

En el país desde hace tiempo muchos medios de comunicación y expertos hablan acerca de una reforma a la policía, puesto que los distintos problemas que ha tenido esta institución no surgieron solamente con el caso de Javier Ordóñez. En realidad, este último hecho fue el detonante que agravó las tensiones de la fuerza pública con la sociedad. 

La Policía Nacional en agosto del 2018 hizo público un documento titulado: “Proceso de Modernización y Transformación Institucional (MTI)”, en el que se decretaba un nuevo proceso que implicaba nuevos protocolos de incorporación para escoger a los mejores aspirantes, una ambiciosa reforma educativa, y el fortalecimiento de Gestión del Talento Humano y Cultura Institucional. Todo esto con el fin de “entregarle al país policías más humanos, íntegros, innovadores y policías más cercanos a la ciudadanía”. Desde hace tiempo esta institución ha desarrollado este proceso, pero fueron las violentas manifestaciones y abusos policiales presentados en el país durante este año lo que llevó a que el presidente de la República, Iván Duque, lo decretara públicamente y promulgara la decisión de la transformación y modernización a la policía.  

La periodista Adriana Villegas, columnista de La Patria, publicó el pasado 18 de octubre una columna de opinión en la que denunciaba los cantos misóginos que entonaban los militares del batallón Ayacucho mientras trotaban cerca de su residencia. El hecho se viralizó, y ante la denuncia el Ejército citó a diligencia de declaración juramentada a la periodista. Villegas expresa que tanto el ejército como la policía son comunidades con una jerarquía muy particular a la que la gente obedece, y cuya cultura es patriarcal. De este modo, propone que estas instituciones deberían examinarse: “todas las fuerzas armadas, ejército y policía deberían revisarse a la luz de un país que logró la desmovilización de las FARC. Y tener en cuenta la constitución política de Colombia, cuyo eje es la consagración de los derechos humanos”. 

En noviembre del 2009, el Ministro de Interior y de Justicia, Fabio Valencia Cossio sugirió volver a la policía ‘más civil’ en un futuro. Valencia propuso que la Policía Nacional debería dejar de pertenecer al Ministerio de Defensa y formar parte de un ministerio especial, el cual podría ser ‘Convivencia Ciudadana’, o el de Ministerio de Interior y Justicia, con el fin de que la policía adquiera un carácter más civil. No obstante, para Luis Ernesto Gilibert, exdirector de la Policía Nacional, esto era una propuesta muy prematura, “pues los uniformados son atacados frecuentemente por los grupos al margen de la Ley”. Y agregó que hasta que el conflicto armado desapareciera del país, es un tema que aún no es prudente.

Para el General (r) Henry Medina, la institución de la policía necesita especificar los roles que le corresponden: “Hay que categorizar el rol de la fuerza pública, la policía tiene que ser ‘el amigo de la cuadra’”. Medina cree que la coyuntura no sólo se presenta desde la policía, sino también con los ciudadanos: “hay que revisar qué está pasando con estas dos esferas, porque es la parte de no entendimiento entre estos dos la que está causando los conflictos”. 

Jesús Gabriel Menco es un joven estudiante de sociología quien relata su experiencia como víctima de un abuso policial: “una vez estaba haciendo la fila para entrar al estadio. Era la semifinal de Junior y la fila era larga. Los carabineros estaban rondando para que nadie se colara. Tenían un bate largo, pero no estaban pegándole a nadie, sólo ubicaban a la gente con normalidad. Sin embargo,  a los que aparentaban ser ‘coletos’ (malandros) les pegaban. Recuerdo que yo tenía una pantaloneta, una camiseta y unos zapatos. Me encontraba haciendo la fila, y estaba a tres personas de mi hermano. Quise adelantarme a él, pero un policía me ve y piensa que me estoy colando. De repente, me golpea con el bate. Me tocó esquivarlo y decirle que estaba con mi hermano, quien me defendió. Al ver que él no lucía como un malandro, se calmaron y se alejaron de nosotros”. No obstante, el estudiante también considera que la actitud de la ciudadanía en estas situaciones tampoco es pertinente: “claramente en ambas partes se necesita un cambio, ya que las actitudes de la ciudadanía son reprochables y por eso la policía actúa de tal manera. Yo apoyo a la policía porque si no hay control para quienes asisten al estadio, ¿quién los va a controlar? Por eso a la policía le toca ejercer su voluntad para controlar las situaciones del estadio. Pero hay funcionarios que se aprovechan de eso y actúan de más. Incluso cuando ya tienen la situación controlada”. 

Una mirada desde la educación 

El programa de Competencias Ciudadanas fue implementado en el año 2004 en las escuelas por el Ministerio de Educación, el cual define a esta asignatura como «el conjunto de conocimientos y habilidades cognitivas y comunicativas que, articulados entre sí, hacen posible que el ciudadano actúe de manera constructiva en la sociedad democrática». Este programa busca formar a ciudadanos con valores éticos, respetuosos de lo público, que cumplan sus deberes sociales y convivan en paz.

De acuerdo a un informe publicado el 10 de septiembre por medio de la cuenta oficial en Twitter de la Policía Nacional, el balance de daños por parte de los civiles en las manifestaciones fue de 72 vehículos afectados, 53 instalaciones de la Policía Nacional afectadas y daños al bien público y violencia contra el servidor público. 

Un docente de Competencias Ciudadanas explica que la formación integral de ésta se basa en tres competencias: cognitivas, cuyo objetivo es impartir el conocimiento de la Constitución Política en los educandos; emocionales, en la que se busca educar el manejo de las emociones de la persona, y comunicativas, en donde se enseña el saber dialogar, junto con otros valores como el respeto, la tolerancia y el saber escuchar.  No obstante, expresa que el propósito de esta materia no se cumple completamente: “Desafortunadamente el objetivo de este programa no se alcanza al cien por ciento, puesto que existen barreras como las redes sociales, lugar en donde los jóvenes se dejan influenciar por ciertos modelos de comportamiento que van en contra del objetivo de las Competencias Ciudadanas [..] A su vez también puede fallar la educación que brinda la familia, y la sociedad cuando son cómplices de estos casos”. 

A su vez, el maestro manifiesta que el Ministerio de Educación aún no ha enviado un referendo o una directriz a los profesores en la que proponga reforzar estos temas de Competencias Ciudadanas en los jóvenes, teniendo en cuenta lo sucedido en las marchas. 

La psicóloga Luz Alejandra considera que es importante implementar e instruir en la sociedad la cultura ciudadana. “Somos una sociedad con dificultades para acatar a las autoridades en general […] Esto es también un problema social que ha venido aumentando en las últimas décadas tal vez por la inequidad social o por la corrupción o delegación de esta tarea al Estado. Lo cierto es que la necesidad de formación familiar, académica y social en valores requiere de un gran esfuerzo. Esto no es una tarea delegada a la Policía Nacional, deben tomarse medidas y compromisos desde la cultura ciudadana para trabajar en lo que los expertos denominan como cultura ciudadana”. 

“Tiene que haber una reforma en la Policía, en sus roles, su construcción, su entrenamiento, capacitación y uso de armas. Pero también debe haber una reforma en cómo se está educando a la juventud en las universidades […] uno se espera manifestaciones educadas, con decencia, que el estudiante pueda educar al policía”, expresa el General Medina.

La decana de Derecho, Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad del Norte, Silvia Gloria De Vivo, declara que la universidad lleva meses trabajando en varias estrategias que integran un programa institucional orientado al fortalecimiento de la democracia y la ciudadanía: “Incluiremos elementos curriculares y también espacios extracurriculares, el fortalecimiento del pensamiento crítico y una focalización en el desarrollo de competencias ciudadanas”. Además, formula que esta iniciativa cuenta con el apoyo del rector de la institución, Adolfo Meisel. “Usaremos la literatura, el arte, la música, todas estas manifestaciones de lo que somos como seres humanos, para conectar por entero a la comunidad uninorteña en este proceso […] En el diseño han participado autoridades académicas, profesores y muchos estudiantes”. 

La decana Silvia considera que la implementación de estos programas en las instituciones educativas son de gran consideración: “tener un programa especialmente orientado a fortalecer la ciudadanía y la democracia, a formar líderes transformadores, a hacernos conscientes de nuestro papel en la sociedad, es hoy más que nunca necesario en todas las instituciones educativas, de todos los niveles. Por esa razón, venimos trabajando en él con tanta pasión, seguros de que sus resultados se traducirán en una sociedad mejor y más solidaria para todos”. 

El General Medina propone que la solución debería partir del diálogo entre policía y ciudadano: “se debe hacer un esfuerzo de parte y parte. Buscar desde el gobierno una preparación a la policía que los entrene para saber comportarse en esos escenarios”, concluye.

Se espera que la Policía Nacional de Colombia en un futuro sea más civil que militar. Que cumpla las funciones correspondientes que le estipula la Constitución Política, y sea un gestor de derechos humanos en lugar de un opresor de los mismos. El General Medina visiona a la policía con roles policivos y no militares, pero para esto, manifiesta, se necesita un ambiente social diferente en donde en las instituciones académicas y los hogares inculquen a las actuales y próximas generaciones la comprensión de funciones, el respeto y convivencia hacia la fuerza pública.  

Somos una casa periodística universitaria con mirada joven y pensamiento crítico. Funcionamos como un laboratorio de periodismo donde participan estudiantes y docentes de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Norte. Nos enfocamos en el desarrollo de narrativas, análisis y coberturas en distintas plataformas integradas, que orientan, informan y abren participación y diálogo sobre la realidad a un nicho de audiencia especial, que es la comunidad educativa de la Universidad del Norte.

elpunto@uninorte.edu.co