Por: Ricardo Camargo @ricardocamargom / Fotos: cortesía.
‘Chiche’ Maestre es uno de los hijos más queridos del corregimiento de Patillal. Cada vez que el tiempo se lo permite aprovecha para ir al lugar que lo vio nacer aquel 30 de diciembre de 1965. Esta entrevista me la concedió ahí, donde se conecta con la naturaleza, donde disfruta cada amanecer como si fuera la primera vez que lo estuviera contemplando, donde han nacido muchas canciones vallenatas, no solo de él, sino de varios poetas que han dejado a Patillal en la cima del folclor, por eso es llamada tierra de compositores.
A Jose Alfonso Maestre, con el pasar de los años, le daba nostalgia visitar a su pueblo por pocos días, por eso en el año 1990 salió la canción Recuerdos De Mi Tierra, donde expresa: “Ay Patillal, vuelvo aquí un ratico nada más, no es igual para mi la vida comenzó a cambiar, un día si el otro ya, ya me tengo que marchar”.
Sentado en una silla, desde el cuarto que tiene adecuado como estudio de grabación, habló de su vida virtualmente. En uno de las paredes del recinto colgaban un par de cuadros enmarcados con la carátula de algunos trabajos discográficos que ha grabado.
Muy sonriente, como muchas veces está, me cuenta que cuando niño era muy inquieto y que llevaba en su sangre el deseo de ser músico. “Yo comencé tocando la guacharaca, pero uno no se da cuenta cuando empieza a coger los demás, después vino la caja y cuando mi hermano mayor gana en la categoría infantil del Festival Vallenato me puse a sacarle melodías al acordeón y ahí mismo empecé con la composición, todo fue seguido, nací con la sangre hirviéndome de mucha música”. Sus primeros pasos en el mundo artístico fue con sus hermanos. “Era el guacharaquero y el cantante de ellos, nos presentábamos en los festivales cercanos”.
La música siempre ha corrido por sus venas, el sonido del acordeón lo ha acompañado toda su vida. “Yo fui músico desde el vientre de mi mamá porque escuchaba la música todo el tiempo”. Su mamá tenía que doparlo porque a él le gustaba poner las canciones en la cantina que había en la casa. “Por eso la música siempre ha sido mi eterna compañera, desde la barriga de mi mamá hasta hoy”
“Yo fui músico desde el vientre de mi mamá porque escuchaba la música todo el tiempo”
No solo ha compuesto canciones vallenatas, hasta ahora lleva más de 400, también en su juventud hizo baladas. “Hice unas 30 pero me ha tocado hacer el ejercicio de recordarlas porque mi abuela en un descuido me botó las hojas en las que estaban escritas, me gustó mucho componerlas, hace mucho tiempo no lo hago”.
Cuando empezó a demostrar esa pasión por la música no tenía instrumentos, por eso con sus hermanos se le ocurrió la idea de hacer un conjunto vallenato con objetos que emitían sonidos. “Con ellos simulaba hacer un “mano a mano” yo con una lata y mi hermano con un cartón, ahí competíamos, él decía que era Calixto Ochoa y yo Alfredo Gutiérrez”.
Su sueño era ser rey del Festival de la Leyenda Vallenata y en el año 1978 quedó en el primer lugar de la categoría infantil. En esa oportunidad, su tío, Gonzalo Arturo ‘Cocha’ Molina, también participó. “Esa vez que le gané a mi tío no la disfruté mucho, porque lo veía a él triste, pero le agradezco a Dios porque después de tres años de estar presentándome pude obtener el primer lugar”.
Cuando se graduó de bachiller en el Colegio Loperena de Valledupar decidió estudiar en la Universidad de la Sabana, Comunicación Social y Periodismo. Estaba en cuarto semestre cuando se le presentó un problema familiar que le impidió seguir la carrera que ya estaba adelantando. “Por cuestiones económicas dejo de estudiar Comunicación Social en Bogotá. Me acuerdo que me tocó pagar el último semestre que hice con el auxilio de un parlamentario porque mi papá tuvo inconvenientes judiciales en los que salió inocente. No tenía cómo mantenerme allá porque el dinero que me mandaban no me alcanzaba para mucho y tuve que rebuscarme con el acordeón para poder tener algo ya que mis papás no podían apoyarme más económicamente”.
El anhelo que tenía, cuando niño, era ser un gran acordeonero y grabar con Jorge Oñate, Diomedes Díaz y otros grandes de la música vallenata. “Yo nunca soñé con ser compositor, yo si tenía mis canciones por ahí, pero para cantárselas a mis amigos y a mis hermanos”, pero Alfredo Meneses y César Durán llegaron a Patillal a darle ese giro inesperado a la vida de ‘Chiche’ Maestre, ellos fueron en busca de canciones para su trabajo discográfico. “A mi solamente me llamaron para que los acompañara con el acordeón, después cuando ya me iba un primo me dijo que mostrara una canción mía y finalmente les mandé el casete”. Ellos en sus manos tenían el nacimiento de una nueva promesa de la composición.
En ese casete iba la canción Lloré Una Vez, que fue grabada en el año 1986. El compositor de Patillal no se acordaba que se las había dado, y se entera que fue una de las elegidas en ese Long Play Borrón y Cuenta Nueva cuando en una emisora de Bogotá Meneses y Durán estaban de promoción por su lanzamiento. “Yo brincaba de la emoción, lo que menos esperaba era que me grabaran, pero esa canción todavía no me abrió el apetito de ser compositor”. Él seguía con su pensamiento de destacarse más con el acordeón.
Más adelante, a los dos años, en 1988 exactamente, su tío ‘Cocha’ Molina era la pareja artística de Iván Villazón y le dice que está recogiendo canciones para la producción discográfica que iban a sacar. “Él me pidió una canción pero yo no se la quería mostrar porque en ese tiempo habían muchos compositores buenos y las mías no las veía tan fuertes, días después me fui para el ensayo de ellos y me piden que cante mi canción, yo les dije que no se fueran a burlar de ella y les presenté Que Siga La Fiesta, cuando termino de cantarla veo que ellos sonrieron pero era porque les había gustado y me la grabaron”. Ese fue su primer éxito, el público vallenato empezó a verlo con otros ojos, fue el inicio de una carrera artística que ha dejado grandes huellas en el género.
En Colombia es muy raro encontrar a alguien que en su vida no haya escuchado No Comprendí Tu Amor, esa fue una de las primeras canciones que compuso, grabada en el año 1990 por Jorge Oñate y Álvaro López. “Parece mentira, pero tampoco quería mostrarla”, afirma con una carcajada. “La historia es que en diciembre llegó una joven a Patillal a pasar vacaciones, a ella le llovieron los enamorados, por eso en la canción hablo de una lista negra, donde estaba yo, pero yo fui el que con ella logró tener ese romance”.
Pero días después sucedió algo imprevisto, una amiga le dijo a Jose Alfonso que ella estaba romanceando también con su hermano, eso le dolió mucho que empezó a hacer la canción con el corazón roto. Más adelante, cuando el poema estaba casi terminado, la misma amiga le dice que estaba confundida y que su hermano tenía amores era con la prima de su novia. “Pero ya la canción estaba casi lista y me tocó terminarla como si estuviera triste todavía no había de otra”.
A Jorge Oñate anteriormente le mostró otra canción Dónde Está El Cantante, en ese tiempo ‘Chiche’ estaba de gira internacional con Marcos Díaz, era su acordeonero, pero ‘El Jilguero’ le pidió que le cantara otra para tener otra opción. “Yo le canté No Comprendí Tu Amor y se emocionó mucho, ese Long Play ya estaba casi terminado, la agrupación de él ya se había ido para Valledupar, solo estaba Álvaro López porque iba a hacer doblaje de acordeón, esa canción me la grabaron con otros músicos que consiguieron en Bogotá. Como es la vida, es la que más canta la gente de mi repertorio y no se la iba a mostrar a Oñate”. Entró de último, pero se quedó de primero en el corazón de las personas que aún la cantan como si hubiese salido ayer.
Con el acordeón acompañó a Marcos Díaz de 1990 a 1993. Fueron dos las producciones que grabaron teniendo mucha aceptación no solo en Colombia, sino también en el extranjero. “Para mi fue una alegría que me llamara para ser su acordeonero, en ese tiempo era uno de los cantantes más sonados, fue un reto para mi porque reemplazar a un gran acordeonero que estaba con él no era fácil, podía ser yo bien o mal recibido, pero a la gente le caí bien gracias a Dios”, para el folclor vallenato esta ruptura de Los Pechichones fue inesperada. “La separación se dio por malos entendidos, a él lo pusieron como mi competencia porque los dos éramos compositores y empezaron a haber celos de su parte que terminaron distanciándonos”.
‘Chiche’ Maestre fue uno de los primeros compositores en el vallenato que tomó la decisión de tener su agrupación para presentaciones en vivo. “Antes cantábamos en las parrandas, pero no nos pagaban dinero, nos daban de todo menos eso. El alcalde en este tiempo de Chinú (Córdoba), primo de mi esposa, organizó un evento en el que yo fui como invitado, no como artista, pero al final me puso en la tarima a cantar con la agrupación que estaba contratada para ese día”. Se emocionaron las personas y desde ahí empezaron a ver que el compositor se defendía también interpretando sus canciones.
Diomedes Díaz le grabó 11 canciones, él sentía las composiciones de Jose Alfonso como propias, hacía el trabajo de meterse en su piel para padecer las emociones que cada historia tenía. “Diomedes significó mucho para mi vida, estuvo en mi corazón desde que era pequeño, yo lo conocí en Patillal porque parrandeaba mucho, él me conocía primero como acordeonero, no sabía que yo también era compositor”, ‘El Cacique’ tenía una presentación en Bogotá pero su acordeonero, ‘Juancho’ Rois, no tenía tiempo para viajar porque el contrato salió a última hora, él llamó a ‘Chiche’ para que lo acompañara con el acordeón y esa misma noche escuchó No Era El Nido después del concierto que hicieron. “En ese tiempo me habían grabado Que Siga La Fiesta y otras canciones más, pero no me sentía tan agarrado como compositor, se terminó la parranda y él me invitó a su casa, yo me animé a cantarle No Era El Nido, a capela, me la hizo repetir varias veces. Pasaron los días y me entero que él va grabar, se me ocurrió llamarlo para ver si se acordaba de la canción, se acordó y volé a Bogotá. Desde ahí comenzó la historia mía con Diomedes como compositor”. Por Dos Mil Siglos fue la última canción que le grabó en su también último trabajo discográfico al lado de Álvaro López.
Pero no solo los grandes cantantes como Diomedes Díaz, Jorge Oñate, entre otros le han grabado sus canciones, hoy también la nueva generación se atreve a interpretarle sus historias, sin embargo, él afirma con preocupación. “Hoy se está perdiendo la parte poética, las cosas que enamoran y las canciones de despedidas. Están imitando lo que hace el reggaetón, darle más importancia al ritmo que al mensaje y eso no queremos que pase con el vallenato”, les agradece mucho porque casi todos lo han incluido en sus producciones. “Gracias a Dios también se le miden a mis canciones y me tienen como referente del vallenato que no se puede perder con respecto al de ahora”.
Así concluye este repaso por la vida de Jose Alfonso ‘Chiche’ Maestre, él le ha dado mucho al género, historias convertidas en canciones que emocionan los corazones de las personas que lo siguen artísticamente.