Por: Oscar Arias-Diaz*
Yasujiro Ozu en su tiempo nos llevó al núcleo de la familia, como lo podemos ver en “Historias de Tokio” (1953); por su parte Kenzo Mizoguchi con “Las hermanas de Gion” (1936) abordaba la hermandad y los sacrificios de la mujer en una sociedad machista y para situarnos en tiempos contemporáneos, la premiada Parasite (2019) de Bo Joon Ho, donde vemos el reflejo y contraste entre dos familias en Corea del Sur. Son tan solo algunos ejemplos del cine asiático,fiel reflejo de las dinámicas de una sociedad a través de los ojos de la familia. Una mirada intima necesaria en tiempos de incertidumbre.
Minari (2021) del director Lee Isaac Chung nos trae una historia de la familia Kim inmigrante de Corea del Sur en la Norteamérica de Ronald Reagan. Desde principio hasta la llegada de los créditos finales vemos el retrato de una familia con una mirada casi documental donde los personajes transitan los espacios casi de una manera naturalista, donde se reflexiona en cada secuencia a pensar en lo que dejamos atrás. Nostalgia, melancolía y anhelos por un mejor mañana se construyen con el paso de cada una de las escenas.
Si el cine, nos muestra pequeños fragmentos de vidas pensadas por un guionista. En esta ocasión bajo la pluma y visión del mismo director Chung vemos las tradiciones coreanas en un Estados Unidos de Norteamérica rural. Donde son los personajes que circulan, las situaciones, los obstáculos y la cultura norteamericana la que hace un mosaico donde la cámara cumple y nos deja construir una historia cercana a todas las familias alrededor del mundo. Ese sentido la universalidad es la que ha llevado a esta película a marcar y dejar huella en distintos festivales a lo largo y ancho del globo terráqueo.
La actuación formalmente hablando naturalista y orgánica revela el rango actoral de Steven Yeun quien interpreta esa figura patriarcal de la familia este “new comer”, por llamarlo o etiquetarlo de alguna manera. Construye un personaje que lucha a pesar de las adversidades con su esposa, hijos y la necesidad de sobrevivir en un terreno desconocido.
Los días y las noches nos sumergen en ese devenir intercultural donde las tradiciones de Corea del Sur son vistas desde los ojos del niño. Después de todos son los hijos los que logran mimetizarse a esas nuevas relaciones sociales propias de la migración. Cabe resaltar, el personaje de la abuela, Soonja interpretado por Youn Yuh-jung quien muestra el ancla de un pasado que quieren dejar atrás pero no pueden evitar. Las herencias, el legado y las tradiciones de esta familia migrante de Corea del Sur, es un reflejo de miles sino millones de personas que buscan el sueño americano incluso en nuestros días.
Los diálogos se convierten en una metáfora de lo que es transitar en este mundo terrenal y es el montaje a través de imágenes de lo cotidiano lo que le otorga la potencia necesaria para conectar desde una mirada de autor las situaciones que circulan al correr tanto el tiempo narrativo como el tiempo del filme.
Las madres y las abuelas siempre son parte de ese crecimiento no solo en edad, sino también se convierten en anclas de la historia en sí. “Minari crecerá bien aquí”, tal como se marca en una de la escenas del filme. Este largometraje quinto en la marca del director Lee Isaac Chung, marcara un camino en una carrera impulsada por Brad Pitt, quien asume el rol de productor ejecutivo en este viaje familiar e intimista.
Los premios Oscars de este 2021 están a la vuelta de la esquina y al final será el tiempo el que marcara si esta obra cinematográfica trasciende en tiempos donde la industria se encuentra librando una de sus más importantes batallas por las consecuencias de la Pandemia resultado del COVID-19.
Lo bueno: Visualmente la imagen, los sonidos y la música nos evocan los momentos y memorias que compartimos como familia los seres humanos. El idioma original ya que es hablada en coreano e inglés hace que ingresemos como testigos al día a día de la familia.
Lo malo: Por la situación de la industria son pocas las formas de distribución y las dinámicas de exhibición. En plena reactivación de la industria cinematográfica nacional hacen casi poco probable tener el privilegio de verla en salas colombianas. Amanecerá y veremos.
*Docente catedrático e investigador del programa de Comunicación Social y Periodista de la Universidad del Norte.