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Por: María Fernanda Navarro Fang y Nellysel Orozco Mendoza – Fotos: Cortesía de Fausto Chatela

La voz líder de Fausto Chatela La Banda aún está en esa etapa de devoto amor al arte y ahora más que nunca se prepara para dar a conocer su talento en todos los rincones del mundo. Espontáneo y carismático, este orgullo barranquillero presenta ante nosotros su vida y su obra musical.

Salieron del ascensor y caminaron rumbo al auditorio de la presentación. Mientras tanto, yo trataba de identificar a ese hombre de estatura mediana, contextura robusta, sobre cuya cabeza reposaban unas pocas hebras de cabello, producto de la experiencia de los años ya vividos. De repente, con su mentón inclinado, una sonrisa y dando pasos firmes, se dirigió hacia mí. Me saludó muy efusivo. En ningún momento me intimidó, siempre fue amable y  la sonrisa no se borraba de su rostro. Estaba feliz, ¡iba a cantar! Así que me invitó a pasar al recinto para deleitarme con la melodía de su voz.  No me podía perder la oportunidad de verlo en acción, así que lo seguí hacia el establecimiento. Así es Fausto Chatela, un hombre carismático, alegre,  decidido en su caminar como en sus acciones y sumamente apasionado por la música.

Ya en el escenario esa misma energía era incesante a lo largo de la noche. Fue inevitable no contagiarse de ella y los pies de los asistentes no tardaron en levantarse. Pronto, en la pista de baile, no había espacio para nadie más.

Barranquillero de pura cepa, nacido en el barrio San Felipe, enamorado de su tierra, sus aromas, sus colores, sus texturas, su gente, su carnaval. Enamorado de sus brisas, su temperatura. En esto y muchas cosas más, Fausto encuentra inspiración: en lo mínimo, en lo grande, en lo sencillo, en lo exuberante. Es sensible ante la vida, sus subidas y bajadas, cualquier cosa lo inspira, un recuerdo, un pajarito. La inspiración está en todos lados para él, en un carro, en un avión.

Desde pequeño tenía claro que quería ser cantante, siempre soñó con eso; de niño quizá era un juego, pero hoy es su realidad. Su padre fue quien más influyó en él, le regalaba instrumentos y él, en medio de la curiosidad, experimentaba con cada uno, los dañaba, los arreglaba y así se la pasaba, sin saber que desde ese momento iba marcando su destino.

Fausto se siente realizado y reconoce que aún tiene mucho más por dar, pero sabe que tiene talento y posee los recursos para alcanzar lo que un día veía lejano. “Me acuerdo cantando en la ventana de mi casa a los 7 años y mi abuelita me decía que quería verme algún día siendo cantante. Hace poco en su cumpleaños la visité y  lo recordamos entre risas y nostalgia” afirma Chatela feliz porque le está cumpliendo.

Pero esta trayectoria musical había estado acompañada hasta hace unos meses con la docencia, profesión que ejerció por alrededor de 25 años en el Instituto la Salle, lugar en que el que además estudió y  en el que luego de su graduación, laboró como asistente del profesor de música, mientras cursaba primer semestre de esta carrera en Bellas Artes. A partir de allí permaneció trabajando con ellos y fue contratado como docente.

A lo largo de todo ese tiempo, el cantante contó con el apoyo de  maestros y estudiantes, tanto así que logró establecer una relación cercana con estos últimos quienes no lo llamaban profesor sino “tío”, “el tío Fausto”, lo recibían con abrazos y llenos de alegría “Tenían un profesor famoso” comenta entre risas Fausto. De igual modo, los directivos siempre lo apoyaron cuando de permisos se trataba, si tenía alguna presentación o rueda de medios, le concedían los días que debía ausentarse.

Conjuntamente con la docencia hizo partes de muchas organizaciones musicales, tanto nacionales como internacionales. Fue cantante del grupo Raíces, de Juan Piña, corista de Juan Carlos Coronel, de quien le costó separarse para decidirse a trabajar por su cuenta. Una dura decisión de la que no se arrepiente.

Sin embargo, llega un momento en el que las exigencias aumentan en ambas profesiones y es necesario invertir mucho más tiempo y dedicación, por lo que una de las dos debe ser sacrificada. Así, Fausto elige retirarse de la docencia para dedicarse de lleno a la música. “Me llevo de la docencia la disciplina, el esfuerzo, el compromiso, el servicio, la fraternidad. Todo esto lo aplico en esta nueva etapa de mi vida” asegura Fausto.

 Fausto Chatela en un homenaje a Joe Arroyo

Con estas herramientas, el canta-autor está preparado para afrontar las nuevas oportunidades, junto con la más poderosa, la que lo caracteriza: la versatilidad. Fausto canta salsa, vallenato, porro, cumbia, reggaetón, merengue, entre otros. Pero se siente más identificado con lo que él llama el “género tropilatino”. Su propuesta musical va mucho más allá de la conservación de ritmos tradicionales. Incursiona en la técnica, mezcla diferentes sonidos con el fin de llegar a toda clase de público. Su mirada está dirigida a conectar corazones, considera que el cantar es un acto de amor, y eso es lo que pretende, enamorar a su público con letras que transciendan fibras.

Y esa versatilidad es la que le ha permitido por un lado, pisar múltiples escenarios en diferentes países como cantar en los Ángeles en el House of Blues, en México, Estados Unidos, Panamá; participar en la Inauguración del Centro de Convenciones Puerta de Oro en Barranquilla, donde tuvo la oportunidad de cantar para el presidente de la nación Juan Manuel Santos quien se mostró notablemente grato ante su presentación. De igual modo, ha alternado con diferentes artistas de talla tanto nacional como internacional, como es el caso de Juan Gabriel, Carlos Vives, Aterciopelados, Albita Rodríguez, entre otros.

Por otro lado, lo ha convertido en merecedor de múltiples reconocimientos, no en vano ya lleva 5 Congos de Oro, en diferentes categorías: Urbano, Tropical, Salsa, Mejor Artista Vocal y Orquesta Revelación. Así mismo, ha sido reconocido por parte del Departamento como artista que promulga el arte en Barranquilla y Colombia, y otros tantos por el Distrito. A pesar de esto, considera que el mejor reconocimiento que puede obtener es la reacción favorable de su público, que vibra con sus presentaciones y apoyan lo que hace. No hay nada más que lo llene de regocijo que escuchar aplausos al terminar su presentación y una sonrisa en el rostro de los asistentes.

Fausto tiene claro su propósito principal “Yo quiero ser la representación del artista barranquillero ante el mundo, soy ambicioso en mis proyecciones porque conozco lo que hago y quiero lograr muchas cosas con este talento que Dios me regaló”. Con esta premisa, se esfuerza para que en sus shows la audiencia se convenza de lo que él ya tiene claro, por  eso reconoce “Nunca he sido un cantante pasivo de los que se sube en un escenario, canta y listo, se acabó y se fue. Me gusta que la gente se meta en  mi show y yo en sus corazones”

Bajo este ideal, trabaja fuertemente junto con su socio Daniel Godoy, director de la banda Fausto Chatela, la cual cuenta con 12 miembros, a quienes Fausto considera su segunda familia. Todos son profesionales que alternan su pasión con otras carreras cada uno, pero siempre, todos juntos, encaminados al arte.

Finalmente, Chatella -como será su nombre artístico de ahora en adelante- se prepara para nuevos proyectos: en estos momentos se encuentra grabando para la segunda temporada de un reality en Bogotá y en los próximos meses viajará a Cancún, México, específicamente a Playa del Carmen. Y, por último, a finales de octubre llegará a Argentina. De esta manera, va expandiendo cada vez su perspectiva musical para conocer nuevos ritmos, nuevas audiencias y dando a conocer el talento barranquillero alrededor del mundo.

Fragmento de la entrevista con Fausto Chatela.

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