Por: Angie Martínez
Durante los últimos años el uso de las redes sociales como escenarios de debate social y político ha crecido exponencialmente y Colombia no es la excepción a esta tendencia. Para la muestra, si nos remontamos al 2016 podemos distinguir un fenómeno que evidencia cómo la movilización ciudadana no se da sólo en las calles.
El 4 de octubre de ese año, Twitter fue el espacio escogido para convocar una masiva participación de los colombianos a una marcha en diferentes ciudades del país como respuesta ante el inesperado resultado del plebiscito por la paz, en el cual por un margen muy corto se impuso el No frente a los acuerdos pactados en La Habana para el fin del conflicto con las Farc.
Con los lemas #PorLaPazVotoSí y #AcuerdoYa, la sociedad civil tuvo una respuesta contundente: más de 40.000 personas salieron a las calles vestidos de blanco, con velas y pancartas, mientras otros miles de ciudadanos mostraron su solidaridad desde Cali y Cartagena, además de otras ciudades del país y del extranjero. Su mensaje fue elocuente e inequívoco: no más guerra.
Desde entonces, Twitter se consolidó como un espacio ideal para promover, convocar y manifestar mensajes no sólo de índole político, sino también ambiental, de género, de defensa por los derechos de las minorías, entre muchos otros.
Sin irnos tan lejos en el tiempo, hace apenas unas semanas dicha plataforma fue nuevamente, a la luz de todos los países latinoamericanos y del mundo, la cuna de la manifestación en contra de la Reforma Tributaria -llamada “Ley de Solidaridad Sostenible”- presentada por el Ministro de Hacienda del gobierno de Iván Duque, Alberto Carrasquilla, y que posteriormente derivó en un estallido social que a la fecha de hoy no termina.
Miembros y dirigentes de sindicatos, partidos políticos, organizaciones estudiantiles, movimientos indígenas, entre otros, fueron los líderes de una propuesta bautizada #28A en referencia al 28 de abril, que fue el día escogido para protestar en contra de las medidas fiscales, de salud, pensionales, educativas y laborales que se discutían en el Congreso en medio de un panorama social muy crítico por el incremento de la pobreza, la baja calidad de vida y los casos de Covid-19.
Esta tendencia pasó de ser una etiqueta de Twitter a un movimiento sin precedentes. Aunque ha cambiado de nombre al pasar de los días (#29A, #30A, #1M, y así sucesivamente) no ha disminuido su posicionamiento ni la cantidad de publicaciones respecto al contexto.
Ahora bien, debido al gran nivel de violencia, abusos policiales, violaciones a los derechos humanos y lamentables muertes de jóvenes que han sucedido durante las manifestaciones, los ciudadanos se tomaron Twitter como medio de vocería frente a esta emergencia social, y el número de tendencias fue tan impresionante que incluso otros países se sumaron a la protesta, tanto en esta red social como en las calles de sus capitales.
A esto se le suma un factor adicional que no ha pasado desapercibido en la mayoría de las publicaciones referentes a este tema, y es la baja reputación de los medios tradicionales en la sociedad colombiana.
Andrés Meza, periodista y corresponsal de France 24 en Colombia, se refiere a este fenómeno de la siguiente manera: “la desconfianza en los medios de comunicación colombianos se acrecentó considerablemente porque muchos manifestantes consideran que solo se muestra una cara de la moneda y no es precisamente la que involucra los abusos policiales y las vulneraciones de los derechos humanos, entonces Twitter ha sido un escenario propicio para que los manifestantes se expresen y difundan lo que en muchos casos no es transmitido en medios nacionales.”
Por su parte, Ewing Crespo, politólogo de la Universidad del Norte, asegura que Twitter es un medio que desde hace tiempo se ha consolidado como la red social ideal para enterarse de lo que pasa día a día, y que en particular la juventud utiliza esta plataforma antes que los medios tradicionales para informarse de las noticias. Sin embargo, enfatiza en que los usuarios de esta red apenas son un sector de la población y que no se debe omitir lo que está fuera de este medio, pues “si por ejemplo el apoyo a la protesta se queda solo en redes, no sirve de mucho”.
Anonymous, censura en otras redes y Uribe bloqueado
A tal punto ha llegado el alcance del ‘activismo twittero’ en Colombia que, en medio de tan complejo panorama, el reconocido grupo de hackers Anonymous también se convirtió en actor de este escenario.
En medio de una inmensa molestia por la aparente falta de exposición del abuso policial contra los manifestantes y la ausencia de liderazgo del presidente Duque, la participación de este grupo fue acogida como un respaldo emocional y muy contundente.
Sus acciones además llamaron mucho la atención al involucrar altas esferas del gobierno, ya que los ciberataques fueron dirigidos a las páginas web de la Presidencia, el Senado, incluso las comunicaciones de la Policía, como una clara posición en medio de la situación.
A esto se suma el hecho de que en otras redes sociales tan importantes como Instagram y Facebook se presentaron casos de censura y control de información relacionados con las protestas y denuncias de los actos de violencia entre la Policía y los manifestantes. Anonymous realizó varios trinos respecto a este tema y el resultado fue una nueva ola de indignación y descontento entre los usuarios, que tuvo como consecuencia una masiva migración e interacción en Twitter.
Pero no solo el grupo de hackers se robó la atención en esta plataforma, ya que por cuenta de un polémico trino alusivo a la utilización de armas por miembros de las Fuerzas públicas para controlar las protestas, el expresidente Uribe cayó en el ojo del huracán.
Twitter no pasó por alto esta publicación y decidió eliminar el mensaje por violar las políticas de uso de la red social: “este Tweet en específico viola nuestras políticas con respecto a la glorificación de la violencia”, mencionó una cuenta de seguridad de la plataforma.
María José Pereira, comunicadora social de la Universidad del Norte, afirma que en medio del caldeado ambiente que venía viviendo el país, este mensaje fue tomado como una incitación a la violencia, muy impertinente en medio de un panorama tan complejo y por eso fue duramente criticado. “Siendo una figura pública de tanta relevancia en Colombia, su postura pareció darle la espalda a lo que estaba sucediendo con los manifestantes, incluso con aquellos que pacíficamente se movilizaron y fueron víctimas de hechos de violencia por parte de la Policía y el ESMAD”.
Sin lugar a dudas el uso de Twitter ha sido fundamental en medio de todo este movimiento nacional que sin precedentes demostró el gran auge de las redes sociales como un espacio vital para la movilización ciudadana. Todos los días una nueva tendencia se posiciona en el contexto político de Colombia y aunque para muchos la verdadera protesta ocurre en las calles, esta red poco a poco se ha consolidado como un nuevo escenario para que la opinión pública llegue a muchos más lugares, siempre y cuando la libertad de expresión esté garantizada y el uso de la información sea el debido.
**Este texto fue un producto de clase de la asignatura Argumentación Periodística y fue publicado previamente en el portal web La Cháchara. Es publicado en El Punto con la autorización del docente y el autor(a)