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JOHN RIEDER, LA MENTE DETRÁS DE JUNTAR LA NATURALEZA Y EL TURISMO EN EL ATLÁNTICO

Por: Esteban Díaz. 

Los sitios turísticos en lugares naturales se han convertido en uno de los atractivos principales del departamento del Atlántico y John Rieder es un experimentado en la creación de estos. Un arquitecto, chef y amante de la naturaleza al que se le atribuye la creación de sitios como El Cielo, Terra Verde y Primavera, lugares que llaman la atención por sus características y las actividades que se pueden realizar en ellos. 

El Chef John Rieder como lo llaman, cuenta con una gran cantidad de seguidores que lo acompañan a cada uno de estos nuevos sitios, en Primavera Glamping, su más reciente proyecto, tuvimos una conversación con él sobre su recorrido y cómo llegó a ser lo que es hoy en día.

Al llegar a Primavera se siente el ambiente tranquilo y despejado. Después de subir la colina que se encuentra a la entrada y recibir el saludo del personal, ves al chef John Rieder, encargado de todos los platos que ahí se preparan. Es normal encontrar al chef tomando descansos para saludar a las personas que se encuentran en el lugar. 

En primavera el ambiente y la comida son de los principales atractivos, las actividades que se pueden realizar van desde una piscina con vista al horizonte de Juan de Acosta hasta caminatas extensas adentrándose en la naturaleza del área. Características como estas hacen que los lugares creados por John Rieder sean reconocidos por muchos y unos de los principales atractivos turísticos del departamento.

El nombre de John Rieder ya había llamado la atención con anterioridad al ser el responsable del nido de oropéndola más grande del mundo como una de las habitaciones disponibles en Terraverde.

– Posiblemente la pregunta más común cuando una persona sabe un poco más de usted y es ¿Cómo se fue dando esa evolución, es decir, de arquitecto a chef?

Yo sigo siendo arquitecto, tengo 30 años de experiencia en arquitectura, construí muchos edificios en toda la costa, pero siempre fui un apasionado por la naturaleza. En esa búsqueda compré el terreno del Cielo en sociedad, un día los socios dijeron que ellos querían vender porque “De naturaleza no se podía vivir”, que ellos habían hecho esa inversión para producir dinero, entonces les propuse hacer un eco hostal-restaurante y ellos me dijeron que  no creían en eso, que aquí no había eco hostales y que eso no iba a funcionar acá. Sin embargo les dije que me dieran la oportunidad, yo voy a construir el eco hostal y lo vamos a hacer a resultado, como vaya resultando la cosa. Cuando terminé el eco hostal uno de los socios llegó con 10 personas y preguntaron quién cocina, y yo sin ninguna idea de quién cocinaba por la zona, y me tocó cocinar para ellos. Esa fue mi primera experiencia de cocina y creo que fue lo que me llevó a ser cocinero. La comida quedó muy buena ese día y a la semana volvieron con más personas, y ahí empecé a estudiar cocina, poco a poco. Después de eso me vi en la obligación de estudiar, hice un recorrido por el mundo, estuve en Francia, Italia, España, Estados Unidos, Costa Rica, México, Perú, Chile. Conociendo, probando y estudiando la gastronomía en el mundo, eso siempre le da a uno un plus, y hay una cosa importante, y es que no es cocinero el que cocina, es cocinero el que sabe comer, y eso lo refleja uno cuando está en la cocina. (…)

-Después del Cielo vino TerraVerde, ¿Cómo fue ese acercamiento para continuar y seguir explorando la naturaleza? Teniendo en cuenta la cercanía entre el Cielo y Terraverde y que aun así son lugares tan diferentes.

Yo cumplí un ciclo en el Cielo y la parte que tenía de la sociedad se las di a mis hijos. Al momento de salir les dije a todos los socios:  “Bueno, voy a montar un hostal nuevo, les invito a que sean mis socios” (…) me dijeron que como les iba a montar una competencia, yo les dije que no era una competencia, es un sitio y concepto diferente. No va a tener luz, ni agua, ni señal de celular, la gente va a dormir en nidos colgados de los árboles y me dijeron que estaba loco, que me fuera solo y que eso iba a fracasar. Nadie me quiso acompañar, nadie me apoyó y me fui solo con el sueño y la idea arquitectónica, el concepto e incluso una comida diferente. Y es que la vida de un hombre sin concepto no es vida, para que una persona sea triunfante, reconocida, un sitio, un lugar, un libro, todo lo que hagas debe tener concepto, entonces Terraverde tenía el concepto muy bien definido y ¡Fue un éxito total! Vino gente de todas partes del mundo a Terraverde. También cumplí un ciclo ahí, ya entregué todo, no tenía más que aportar y también tenía un socio. Y a veces los socios lo limitan a uno, le amarran los sueños y a mí cuando me amarran los sueños prefiero irme para otro lado. Indudablemente al salir yo de Terraverde ha bajado un poco y no porque sea yo, sino porque dejaron de alimentar el concepto, lo que no ha sucedido en El Cielo, ahí han seguido alimentando el concepto que se dejó y lo hacen muy bien y ahí van para adelante. 

Ahora estoy acá en Primavera, donde siento que estoy echando raíces, que como los árboles de babilonia, como las bongas y los caracolies estoy echando raíces, son árboles de muchos años de vida, pienso que aquí voy a florecer.

Vista al paisaje de Juan de Acosta y la naturaleza que le rodea desde Primavera.

-La cercanía a la naturaleza viene de su padre, ¿Nos puede contar un poco más de esa infancia? La infancia mía fue rodeada de naturaleza, mi papá era un señor hijo de alemán y de española, raíces europeas con un concepto de vida diferente, con una aprecio diferente a la naturaleza con respecto a nosotros los locales y a nuestro entorno que es maravilloso. Entonces yo viví en las estribaciones de la sierra nevada con mi padre. Estudié en la escuelita de la sierra, iba un profesor y nos dictaba clases allá porque permanecemos 6 u 8 meses y eso lo viví allá. Y eso fue lo que me enamoró profundamente de la naturaleza, y sigo enamorado de la naturaleza. Yo soy naturaleza y todos somos naturaleza, lo que pasa es que a veces nos olvidamos de ella. (…) hice todo el bachillerato prácticamente en Medellín y anhelaba que llegaran las vacaciones, luego llegué a la universidad aquí en Barranquilla y me quedé en Barranquilla. Yo he vuelto a la niñez en estos sitios, yo creo que eso ha sido parte del éxito de las cosas que he hecho, es que uno no puede olvidarse de las cosas lindas. Eso es la vida, es alegría, recordar los momentos. Ahora, la vida tiene momentos malos, pero esos hay que desecharlos.

-La naturaleza viene principalmente de sus padres, pero ¿Su familia sigue siendo parte a la hora de crear estos lugares? En una publicación reciente vi que los arquitectos eran Álvaro, Rafael y John Rieder. Si, claro. Esos son mis hermanos que prácticamente somos artistas, Álvaro me ha acompañado en los tres proyectos y ahora estoy con Rafa y Álvaro acá en Primavera, Rafa es mi hermano arquitecto que tenía un espacio muy lindo acá en Primavera, acá hay 100 hectáreas. Casualmente la otra semana vamos a hacer un plan 500, que es plantar 500 árboles, ya estoy plantado los semilleros y de eso me encargo yo. 500 Árboles frutales porque aquí hay plantas endémicas del bosque seco tropical, tenemos áreas muy lindas de ese tipo, pero vamos a insertar frutas para darle de comer, porque el bosque seco tropical es agresivo, es fuerte y a veces no entrega la cantidad de frutas y alimentos que requieren muchos animales y queremos que se queden aquí. Ya hicimos muchos estudios de aves y es que el concepto de aquí es que queremos preservar y entregar a la humanidad. Porque mañana no estoy yo, no están mis hermanos, es quedar y que quede un legado para la generación que viene. (…) Aquí empezamos a recuperar, ¿Qué yo la vea? Vaya y venga, no importa, pero la hago como si la fuera a ver, todos los días estoy en eso. (…) Gracias a Dios mis hermanos me han acompañado en esto, sin ellos yo no hubiera podido hacer esto, ellos son parte del sueño, les he regalado mis sueños y ellos han empezado a soñar conmigo.

-Estábamos hablando de ver al futuro, ahora veamos al pasado y es que en el año 2020 empezó la pandemia, paralizando al mundo. ¿Cómo fue para usted la cuarentena? A alguien que le encanta tanto la naturaleza. Yo tengo la dicha de vivir en Juan de Acosta y el encierro para mí fue la libertad, libertad porque yo salía todos los días a caminar en el bosque. Yo empecé a conocer, a escudriñar e interactuar. Hice cosas que tenía tantos años de no hacerlas que para mí la pandemia fue una oportunidad, una oportunidad de reencuentro y de consolidar mi pensamiento y mi sueño, para donde quiero ir y qué debo hacer. Fue ahí que me di cuenta de que las pandemias también son importantes en la vida del hombre. Ojalá a cada hombre algún día le llegue una pandemia, para que empiece a valorar la vida, mira todo lo que pasó con la naturaleza y los mares, se limpiaron ¡Mira que pandemia tan hermosa! Sí que hubo muertes, pero la muerte hace parte de la vida, indudablemente. Pienso que para mí fue una lección de vida.

-¿Entonces la apertura de Primavera no se vio interrumpida por la pandemia?

Bueno yo durante la pandemia como esto es una finca y estoy retirado empecé a trabajar de a poquito, y cuando ya dieron los permisos empecé a abrir de a poquito y así fue. Bueno la pandemia la tuve la mitad en Terraverde y la mitad en Primavera prácticamente, prácticamente me tocó gran parte en Terraverde, ahí duré 6 meses encerrado, 6 meses, sin embargo fluyó. 

-Usted ha tenido la oportunidad de conocer a otras personas reconocidas, ha cocinado para expresidentes y exvicepresidentes, a deportistas, artistas ¿Alguna vez pensó que iba a estar donde se encuentra hoy en día? Conocerlos y tener también a sus seguidores que lo acompañan en sus travesías.

La verdad es que nunca he tenido eso como objetivo, esas son cosas que me he encontrado como estrellas fugaces. Como cuando ves una estrella fugaz en una noche oscura, eso han sido ellos para mí, pero que las recuerdo de una manera hermosa, las llevo todas en mi corazón. Incluso el expresidente Ernesto Samper me dijo un día que fuera a cocinar a su casa, cuando llegó me dijo que nunca en la vida había comido una paella con tajadas de plátano amarillo; y eso me ha ayudado a crecer. Teófilo Gutiérrez me llama por ahí de vez en cuando, Elder Dayan Díaz terminó siendo mi amigo y ha venido muchas veces. Y así viene mucha gente que muchas veces ni me espero y que físicamente no conozco, llegan a mi cocina y me dicen “Chef he venido a comer” entonces para mí eso no deja de ser gratificante, no digamos que es un premio, es un acontecimiento, para mí lo es. Porque no ando buscando premios, sino alegrar la vida.

-¿Cuál es su característica favorita de El Cielo, Terraverde y Primavera?

Indudablemente El Cielo me tocó hacerlo por la necesidad de que no vendieran el lugar, Terraverde tiene algo muy especial para mí porque tuve la oportunidad de recrear mi niñez, siento que me dio la oportunidad de abrir los ojos. Yo El Cielo lo hice con la urgencia de que no fueran a vender la finca, pero Terraverde me enseñó otras cosas muy importantes, yo le tengo un afecto muy especial. Sin embargo cuando uno es niño crece y hay otras cosas que en la adolescencia lo inclinan a uno a ser, y yo pienso que Primavera ha sido mi adolescencia y mi juventud y estoy seguro de que aquí voy a envejecer, ya me siento más maduro. Si El Cielo lo hice lleno de inocencia, Terraverde fue mi niñez y acá mi adultez, madurez y vejez. 

-Chef, ¿Qué hay de usted que la mayoría de personas no conozcan, que otros hobbies o pasiones tiene? Que no se vean a simple vista. Soy compositor, soy pintor y soy un enamorado de la vida. Por ahí alguna vez participé en un festival vallenato con una canción inédita, en Juan de Acosta también participé con una canción inédita. Tengo alrededor de no sé, pueden ser unas 100 o 200 canciones, y pintura, mucha pintura. Mi mamá que todavía vive tiene una galería mía en San Diego, Cesar en la casa. (…) Son otras cosas que me enamoran y no he dejado de hacerlas.

-¿Qué podemos esperar para el futuro de John Rieder y de Primavera?

Hoy estoy abriendo un sitio aquí que se llama Overline, camping en los carros que es único ¡Es único! ¡Único! No hay en el atlántico un sitio en el que venga la gente a acampar con sus carpas arriba de los carros, entonces es inédito, soy primicia, no sé ni cómo decirlo mira ya hay dos carros y en la semana pasada vino uno, ya vinieron dos (…) y hay mucha gente con ese hobbie. Y hay una cosa, la gastronomía, yo he empezado a dibujar la comida, a hacer poesía con la comida, me encanta la comida inédita; Yo me distingo como un cocinero creativo, pienso que lo soy.

Visitantes del nuevo apartado de camping sobre autos de Primavera.

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