Por: Andrea Prada
“Mi cuerpo es una máquina 100% fit; donde correr, trotar y tonificar, son mi nuevo estilo de vida”.
En un mundo donde las pesas, las rutinas de ejercicio, las botellas de agua y los guantes se convirtieron en su forma de vivir, se desempeña Marina Gutiérrez, una bella joven de 22 años, que resalta por donde quiera que va, con su cabellera castaña, sus piernas bien tonificadas y sus grandes ojos, es entrenadora de uno de los gimnasios Bodyclub ubicados en la ciudad de Barranquilla.
Empezó asistiendo al gimnasio como cliente, antes de convertirse en entrenadora funcional de medio tiempo. Me cuenta cómo llegó a pesar 84 kilos y cómo el cambiar su estilo de vida y sus hábitos alimenticios, le ayudó a perder casi 20 kilos.
“El principal motivo para entrar en el mundo del fit fue ver el riesgo que tenía mi salud por el sobrepeso al que nunca le presté atención, un sobrepeso que me impedía realizar funciones tan sencillas como bailar o caminar, pues me agotaba con facilidad. La decisión la tome a partir de la idea de sentirme bien antes que verme bien. No es nada fácil al comienzo, la verdad, es un compromiso de corazón contigo mismo y con tu bienestar; principalmente para dejar ese estilo de vida sedentario que llevaba y convertirme en una persona dinámica y activa”.
Mientras realiza una serie de 20 sentadillas, noto como el esfuerzo que realiza cada vez que sube y baja no significa ningún dolor para ella, al contrario, me dice que es un esfuerzo que vale la pena tomar.
“Abandonar todos esos alimentos grasosos aunque jugosos que tanto me encantaban y cambiarlos por una nueva alimentación de cuidado no fue nada fácil, esta nueva alimentación no estaría regida por dietas; sino saber comer; a las horas indicadas, las porciones adecuadas, y consigo la hidratación requerida que el cuerpo necesita; es un proceso que comenzó hace tres años y en el que felizmente puedo decir que esas comidas no las extraño, de hecho, mi cuerpo las rechaza, no están dentro de mis antojos”.
A pesar de su juventud, Marina es una joven con una visión clara de lo que quiere en la vida y hacía donde quiere llegar.
“Quiero seguir aprendiendo todo sobre el arte del deporte, especializarme más y poder brindar todo mi conocimiento a personas que como yo han necesitado en algún momento ayuda profesional para cambiar sus vidas”.
No todo ha sido color de rosa para Marina, ha tenido altibajos en los que muchas veces no ha querido volver a levantarse.
“A lo largo de este proceso conoces a muchas personas que también encuentran interés en verse y sentirse bien; pero igualmente te encuentras con personas que lo único que quieren es ver tu descenso, al iniciar en este cambio muchas fueron las críticas y burlas que recibí, muchas me hicieron cuestionarme si lo que estaba haciendo era lo correcto, tuve muchas crisis de ansiedad, en donde lo único en que pensaba era comer y comer”.
Ha sido de vital importancia contar con el apoyo de su familia, los ha incentivado a cambiar sus hábitos alimenticios, motivándolos así a hacer más ejercicio.
“Mi familia y yo decidimos ingresar al club médico deportivo Bodyclub; y los compromisos con la alimentación han sido para todos, siento que al hacer parte de esta excelente corporación se van abrir demasiadas puertas para mí, el haberme capacitado como entrenadora funcional ha sido una de las mejores decisiones que tomé para mi vida; de esta forma sé que puedo transmitir todo ese conocimiento que implementé en mi vida y que me cambió por completo; el mundo fitness es un campo que está posicionándose en todas las ciudades de Colombia y el mundo en donde las personas están creando un compromiso con el deporte”.
Marina me cuenta que todo sacrificio trae consigo una enorme recompensa, han sido esfuerzos que han valido la pena y de los cuales no se arrepiente.
“Los sacrificios son muchos, al principio los dolores por los entrenamientos eran insoportables pues mis músculos no estaban acostumbrados a eso, una que otra vez me desmaye por ejercitarme en ayunas y otras veces vomité por no reposarme antes del ejercicio. Pero siempre me enfoqué en la decisión que había tomado, en lo que quería para mi salud y cuerpo. Es difícil pero no imposible, cambiar los hábitos tanto alimenticios como físicos a los que se estuvo acostumbrado por tantos años y que de una u otra manera no creíste dañinos”.
Cambiar los hábitos alimenticios es un proceso difícil, más cuando se ha acostumbrado al cuerpo a consumir altas cantidades de comida, para Marina es un reto que a medida que va avanzando se va convirtiendo en su estilo de vida, para mí será todo un desafío transformar mis hábitos y estilo de vida.