La brisa, la arena, el compás de las olas del mar ¿Qué podría terminar de amenizar un momento como este? ¿Una pizza podría ser? ¿Una lasaña? Extraña combinación podrías pensar, pero la verdad es que, sí, una pizza o una lasaña combinan bien con la brisa del Caribe. Esto es lo que encuentras en La Italia.
Me encanta salir de paseo los fines de semana, y no hay mejor plan para mí que ir a la playa o a las afueras de Barranquilla a dar una vuelta o a comer. Me encontraba recorriendo Puerto Colombia, hasta que en un lugar cercano al malecón de Puerto Colombia, en una esquina muy peculiar, me topé con un letrero que llamó mi atención : LA ITALIA
Además de captar mi interés por el nombre, sobre todo teniendo en cuenta el lugar en donde me encontraba (Puerto Colombia, a un paso del malecón) el local y su decoración también lograron que me acercara y entrara a este restaurante.
Dirección: Cr6#1E-05 Frente al malecón Puerto Colombia
Impacto visual
Siempre he dicho que la decoración de un restaurante influye, en gran medida, en la calidad de nuestra experiencia. Si llegamos a un negocio desorganizado y sucio, lo único que vamos a querer pedir será nuestro tiquete de salida de ese lugar.
En ese sentido, La Italia realmente me sorprendió, y para bien.
Su atención
Al llegar a este lugar, en mi caso, el restaurante estaba solo. Era un domingo a las 3 de la tarde. Esto jugó a favor del restaurante, ya que toda la atención fue para mi mesa, así que solo puedo asegurar haber recibido una trato óptimo. Además, mi pedido llegó justo a tiempo.
Mi experiencia
¿Mi momento favorito?: leer el menú.
Me encontré con unos platos que, con solo sus nombres, me llamaron la atención. Sin embargo, cuando me encuentro llena de dudas, recurro a pedir sugerencias a los meseros, así que opté por hacerlo así y, la verdad, recibí excelente recomendaciones. Pedimos tres pizzas diferentes, las cuales, sinceramente, me dejaron con ganas de probar todas las demás. Estos platos los acompañé con una rica copa de sangría, que hizo una combinación perfecta.
Finalmente, pasé un buen rato y comí delicioso. Lo más rico fue estar lejos de la ciudad, es decir, llegar a un ambiente diferente de los que frecuentamos cuando salimos a comer en a ciudad.