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Por: Laury Cantillo

Foto por: duofox.com

Yo tenía 14 años, la misma edad que Delgadina, al momento de leer Memorias de Mis Putas Tristes del célebre escritor Gabriel García Márquez. Traigo este tema a colación porque fue lo primero que me vino a la mente cuando me enteré de que este libro fue adaptado para cine. 

La película generó una gran polémica, ya que durante el rodaje en 2010 varias organizaciones civiles encabezadas por la periodista mexicana y activista de los derechos de la mujer, Lydia Cacho, acusaron a la producción y al mismo García Márquez de promover la pedofilia y la trata de menores. Esto provocó el bloqueo de recursos y dificultó la realización del proyecto, pero los comentarios defendiendo a la producción y al aclamado escritor no se hicieron esperar.  

Por ejemplo, Dominica Paleta, quien interpreta a Ximena, asegura que los señalamientos de los medios de comunicación son hipócritas, pues ella ve más violencia en otras producciones contemporáneas o en las caricaturas.  También el director afirmó que: “No hay nada que puedas llamar promoción a la pedofilia en la película, todo se trata de una historia de amor, la historia de un viejo que quiere seguir sintiendo y se enamora”. 

Hace 6 años veía  esta obra como una maravilla literaria, pero ahora creo que me dejé llevar por la grandilocuente prosa característica de Gabo. Y, volviendo a rememorar esas líneas con mis ideas ya deconstruidas, lo que pienso acerca de este libro y de la película es: “todo mal”.  

Esto es un poco complicado para mí, pues desde muy joven me vi cautivada por la literatura de García Márquez. Lo veía y lo sigo viendo como una gran figura literaria, pero eso no lo exenta de la crítica y no dejaré que mis aficiones me hagan ignorar este tema.  

En las entrañas de las putas tristes

En esta obra existen discursos de pedofilia muy marcados y evidentes, el protagonista es un hombre adulto de 90 años quien abre, tanto en el libro como en la película, con esta frase: “El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente virgen”.

En la historia, esa adolescente es Delgadina, una niña de 14 años. Además, en esta historia no solo se muestran actos pedófilos por parte de un hombre mayor hacia una niña, sino también con un niño de 13 años que es violado por una mujer mayor. El discurso de esa escena deja en claro que el joven disfruta de la violación, lo cual puede causar la perpetuación de la idea de que si la víctima de una violación es un hombre -y lo “disfruta”- no debería verse como víctima

No podemos dejar de lado el machismo y misoginia inmersos en la trama, comenzando con que el protagonista expresa que todas las mujeres son putas o malas a excepción de su madre. También está el hecho de que cree que todas las mujeres están a su disposición sexual, incluidas las niñas y si son pobres, mucho mejor. Hay machismo y misoginia incluso en la manera en la que está escrito el relato, pues el que tiene la voz dominante es el viejo sabio, mientras que la joven Delgadina no emite sonido ni protesta alguna.  

La figura de una niña o una mujer prostituida no puede ser vista de otra manera, sino como víctima de una sociedad machista. Por lo tanto, decir que este relato no tiene ni un ápice de pedofilia o machismo es defender lo indefendible. 

 No considero que la cancelación sea la solución en casos como este, pero sí creo que debe invitarse a mirar estos productos con mente crítica, sin morbo y sin romantización, que fue el error en el que cayó el director del proyecto y personalidades como Dominica Paleta, quien justifica la creación de nuevos contenidos llenos de violencia con la premisa de “he visto productos peores”.

En definitiva, no podemos compartir dicha mentalidad, ya que nos haría caer en un peligroso ciclo en el cual permitiríamos la difusión y consumo de cualquier contenido con toda clase de discursos dañinos sin oportunidad de ver estos productos con pensamiento crítico “porque qué más da”. 

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Este contenido fue supervisado por el periodista y docente Jorge Sarmiento Figueroa, y la editora de sección de Género, Estefanía Gualtero, como parte de la estrategia pedagógica del curso de Argumentación Periodística.

Somos una casa periodística universitaria con mirada joven y pensamiento crítico. Funcionamos como un laboratorio de periodismo donde participan estudiantes y docentes de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Norte. Nos enfocamos en el desarrollo de narrativas, análisis y coberturas en distintas plataformas integradas, que orientan, informan y abren participación y diálogo sobre la realidad a un nicho de audiencia especial, que es la comunidad educativa de la Universidad del Norte.

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