Por: Darling Jiménez
“Me forzaron a abrir la boca insertando sus dedos, cortándome las encías y el interior de mis mejillas. Cuando estaba loca de dolor me metieron dos grandes mordazas”. En 1913, en medio del sufragio feminista y las luchas por la equidad de género, existió una ley que determinaba que las presas sufragistas tenían que ser puestas en libertad cuando se sintieran muy débiles, pero cuando ya estuviesen recuperadas físicamente eran detenidas para llevarlas a prisión nuevamente. ‘Cat and Mouse Act’ o, en español, ‘Ley del gato y el ratón’, era el “juego” en el que las sufragistas eran liberadas como ratas que serían atrapadas por las autoridades o, lo que es lo mismo, los gatos.
El camino hacia la equidad sigue siendo inalcanzable, a pesar de las guerras ganadas por nosotras mismas, el mundo sigue girando en torno a la supremacía masculina. El otro día, revisando mis redes sociales leo que este año Karol G ha roto otro récord al convertirse en la artista femenina más nominada en la historia de los premios Billboard , pero un impulso casi automático me llevó a dudarlo. Tal vez lo hice desde mi sentir como periodista al saber que siempre debo confirmar la información o quizás habrá sido desde mi sentir como mujer consciente de la sociedad machista en la que aún vivimos.
La emoción que sentí fue innegable, pero a pesar de mí, la comparación entre éxito, fama y poder dentro de la industria de la música en los últimos tiempos vino a mi mente; entonces indagué acerca de ello y me encontré con muchas noticias sobre el tema: “Discos Fuentes es finalista en los premios Billboard de la música latina”, “Bad Bunny, Karol G y Farruko dominan los Billboard latinos”, “Karol G, Bad Bunny y Aventura son nominados de los premios Billboard de la música latina”. Hasta el momento leemos los titulares, pero aun cuando el foco supondría estar sobre ella, el contenido de las noticias publidadas se salen del tema y tienden a acercarse más a la historia vista desde la experiencia de sus compañeros. Esto me hace recordar el hecho de que años atrás, el reggaetón nace en los barrios bajos de Puerto Rico y Panamá como fenómeno underground que, en un principio, fue una variante del reggae y del rap en castellano, y que luego fue creando su propia narrativa hasta convertirse en un espacio enfocado en convertir a la mujer en un objeto de deseo en función del hombre.
Vivimos en una sociedad machista que, aún con sus intentos de querer ‘evolucionar’ en cuestiones de género y equidad, evidencia en muchos ámbitos su camino por recorrer con respeto al debate del género. Karol G, a lo largo de su carrera, ha venido compartiendo un discurso de empoderamiento femenino que ha tenido mucho alcance. Su denominación ‘bichota’ y los mensajes transmitidos a través de sus letras llegan mucho hoy en día al género femenino que por tanto tiempo ha estado siempre acostumbrado a escuchar las mismas canciones hechas por hombres para denigrar a las mujeres y que históricamente nos ha acostumbrado a percibirnos como débiles o incapaces. ‘La bichota’, al contrario de generar un sentimiento de ofensa e inferioridad, ha fortalecido el sentimiento de poder en las mujeres que la escuchan.
Canciones como Me llamas, 200 copas, Tusa, entre otras, retratan el impacto que esta artista busca generar en su público y que, incluso como ella misma lo afirma, en un género en el cual hay pocas mujeres es difícil surgir en medio de aspectos como las propuestas indecentes hacia ella.
Cuando hablamos de equidad de género, lo ideal es que seamos tratados con los mismos derechos y libertades sin importar lo que seamos o cómo nos identifiquemos. Esto es algo que considero que al reggaetón le hace falta porque juzga a las mujeres con una sentencia distinta y apartada, pero también opino que esta no es una responsabilidad única de la industria, sino también de la sociedad que día a día construimos. Este camino lleva de nuevo a la mujer a, igual que en 1913, convertirse en un ratón que debe luchar por sus derechos pero esta vez, lo hace de manera diferente al ritmo del ‘perreo’ del reggaetón.
Este contenido fue supervisado por el periodista y docente Jorge Sarmiento Figueroa, y la editora de sección de Género, Estefanía Gualtero, como parte de la estrategia pedagógica del curso de Argumentación Periodística.
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Gloria Olarte Moneris
Si es cierto aún vivimos en una sociedad machista .
Por tal razón debemos enseñarles a las nuevas generaciones el respeto y culturizar a todas las personas para que así las mujer y todos los géneros podamos vivir en libertad y sin tanto tapujo los tiempos van cambiando y lo que necesitamos es una sociedad más tolerante y respetuosa ..
Nancy Martinez
Apoyo total igualdad de condiciones