Por: Marieth Mishell Sánchez Herrera
Karol Ibeth Soto Fernández es administradora pública egresada de la Escuela Superior de Administración Pública, pero altruista por vocación innata. Amor por los animales, sinceridad y franqueza son algunas de las características que resaltan en la personalidad de esta mujer valduparense de 43 años, que se ha dedicado a rescatar y proteger animales víctimas del abandono y la violencia desde hace más de cinco años.
Tras pausar el ejercicio de su carrera en 2016, se dedicó completamente a su labor como rescatista. Durante los doce años que estuvo activa se desempeñó en la especialización de proyectos enfocados en el área social; trabajó con madres gestantes, primera infancia, adolescencia y juventud. “Desde pequeña siempre me ha gustado el tema social, pero aterricé aquí por la pérdida de mi perrito, Toby. Buscando al perrito en la calle, en medio de esa sensibilidad, ese dolor, pude ver y percibir el abandono, el olvido, el hambre y la enfermedad que padecen los callejeritos en la calle. Me di cuenta de todo lo que sufren”.
De esta manera, surge en el mismo año de la renuncia a su empleo en la Alcaldía de Valledupar, el Refugio Gestión Animal; lo que era inicialmente un lote baldío se convirtió poco a poco en el hogar de más de 4.000 animalitos abandonados. “Empecé a quedarme con los perritos y a través de un negocio que manejaba en redes sociales los comencé a mostrar y los daba en adopción”. Sin embargo, la falta de recursos, las limitaciones económicas y la indiferencia por parte de la ciudadanía, llevaron al desmantelamiento del refugio el año pasado.
Para Soto, la ausencia de una política pública en la administración del departamento significa además de un limitante, un reto para ayudar a los animales, así como el concientizar a la población valduparense de no abandonar, no comprar, no maltratar. “Sé que se puede hacer mucho más, pero cuando no hay la suficiente voluntad política no hay forma. Y por ende, estoy pensando en aspirar a un concejo en Valledupar (…). Estudié administración pública, soy la persona idónea para estos cargos, porque estudié para esto”. Con ilusión y una sonrisa en su rostro, me confesó el sueño que últimamente ronda en su mente para continuar sus servicios con los animales y además, con la comunidad.
“Sé que se puede hacer mucho más, pero cuando no hay la suficiente voluntad política no hay forma. Y por ende, estoy pensando en aspirar a un concejo en Valledupar”
karol soto
Por lo pronto, se encuentra creando una veterinaria social y así mismo, una guardería que le permita generar ingresos para sostener los servicios en la veterinaria; pues a pesar que no está en sus planes establecer un nuevo refugio, mantiene su deseo por seguir ayudando. “Ese es mi fin ahora. El tema es que como son tan costosos los servicios veterinarios en la ciudad, la gente pueda ir a muy bajo costo a atender sus mascotas y no las dejen morir, y los callejeritos tengan sus servicios gratuitos”.
En lo corrido del 2022 se han realizado 108 imputaciones por maltrato animal, según datos del Grupo Especial para la Lucha Contra el Maltrato Animal de la Fiscalía. Cifra que para Soto, es muy pequeña teniendo en cuenta la cantidad de casos que se presentan en su día a día. “Esto es un muestreo, nos están evidenciando la situación del maltrato en el país. Como apenas está empezando, apenas es que nosotros nos vamos a enterar de todo lo que ocurre a nivel nacional con estos animalitos”, menciona la administradora pública con seguridad, haciendo referencia a la Política Nacional de Protección y Bienestar Animal. “Anteriormente como no existían leyes, ellos eran un sillón más en la casa, nadie los protegía y no se evidenciaba. A raíz de que esto se volvió un tema mayor, más visible, ahora estamos viendo esos casos. Eso va a crecer, pero creo que será muy lenta”.
Para las personas, Karol Soto es un referente en todos los sentidos y por ello, acuden por su ayuda cuando se trata del bienestar de un animal. “Antes de mí no se escuchaba de adopciones, esterilizaciones, todo parte de mí. Muchas de las fundaciones que existen actualmente fueron voluntarios míos en el pasado”. A pesar de buena voluntad y sus acciones, ha recibido muchas críticas, siendo tildada de usar esta labor a su beneficio. “En este medio hay muchas personas que viven de los animales (…). Creen que si montan una fundación esto les va a generar plata”. Soto, con voz firme, admite que esos comentarios no son de su interés y que está orgullosa de todo lo que ha conseguido. “Las personas que sí están cerca de mí, se han beneficiado de la labor que yo hago (…). Porque yo hago mucho más, yo multiplico toda esta labor. Es lo que ha visto la gente en mí”.
Para la animalista, el ser un referente en la ciudad significa que desempeñó un buen trabajo en el rescate de animales, tanto, que ahora quiere deshacerse del tema. Al ser una tarea exigente que demanda mucho tiempo y dedicación, su vida personal también se ha visto afectada. “Trabajo 24 horas al día (…). Cada cinco minutos llega alguien a mi casa, a mí me escriben más de cien personas por WhatsApp. No alcanzan a dimensionar la cantidad de gente que me contacta día a día”. Me dijo con un atisbo de frustración y cansancio en su voz, y ciertamente pude comprobarlo durante la realización de la entrevista gracias a las reiteradas ocasiones que llamaron a su celular. “Esto es agobiante, desgastante, todo el tiempo estoy estresada…no tienes tiempo para tu familia, la relación se destruye”.
Sentada en el comedor de la casa de su madre que se mezcla con el blanco de su vestimenta y en presencia de algunos de sus familiares, asegura que planea continuar brindando ayuda a los callejeritos, pero ahora, con una línea trazada entre su vida privada. “Quiero seguir ayudando, porque conozco la problemática, pero estoy desgastada”. Confiesa con sinceridad, Karol Soto Fernández, una animalista entregada y servicial que lucha contra la indiferencia hacia una cruda realidad que cada día se hace más visible ante los ojos de la sociedad.
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Camila
Gran entrevista, a nuestro país le hacen falta representantes que reflejen las problemáticas locales de importancia. Se deben hacer políticas encaminadas a ayudar a este tipo de personas, que desde su individualidad impactan positivamente en lo colectivo.