Por: Ariana López
El deporte y la academia no siempre parecen ir de la mano, pero para Andrés Rodríguez, estudiante de Economía en la Universidad del Norte y destacado tenista, el equilibrio entre ambas es su mejor jugada.
A sus 20 años, representará al programa de Economía en tenis de campo en las Olimpiadas Deportivas Interprogramas de Uninorte 2025, un evento donde los estudiantes de la Universidad del Norte se enfrentan en distintas disciplinas representando a sus pregrados, compiten entre sí y el programa con más títulos se llevan el primer lugar.
Andrés se caracteriza por llevar consigo una historia de pasión, disciplina y crecimiento dentro y fuera de la cancha.

Un flechazo con el tenis
El primer encuentro de Andrés con el tenis fue, como muchas historias de amor, casual. A sus 7 años de edad se había mudado a un nuevo hogar cerca de las canchas del patinódromo de Barranquilla y recibió de regalo unas raquetas. “No sé exactamente qué me atrapó, solo sé que el primer fin de semana que tenía que entrenar me desperté tan temprano que fui yo quien despertó a mis papás. Ellos hasta habían olvidado que tenía clase”, recuerda entre risas. Desde los siete años, el tenis se convirtió en su compañero inseparable.
Francia: Un antes y un después
Su historia como deportista tiene un punto de inflexión: el año y medio que vivió en Francia. No solo significó mejorar su nivel de juego al enfrentarse a jugadores de alto nivel, sino también una experiencia de maduración personal. “Fue la primera vez que salí del país y viví completamente solo. Me di cuenta de que todo dependía de mí”, cuenta. Con 16 años, enfrentó el choque cultural y aprendió que la independencia y la disciplina son esenciales tanto en el tenis como en la vida.

Más que una raqueta: Del tenis tradicional al tenis de playa y el pádel
Para Andrés, el tenis de campo es la base de todos los deportes de raqueta, pero eso no le impidió explorar nuevas disciplinas. Su entrada al tenis de playa se dio de manera inesperada, tras recibir una invitación de un entrenador para probar el deporte.“Me flechó desde el primer momento, era un ambiente más relajado y lo tomaba como una escapatoria a la rutina del tenis tradicional”, explica. En su primer torneo de tenis de playa en Cartagena quedó tercero, lo que lo motivó a entrenar más y competir en el prestigioso ITF de Aruba.
El pádel llegó después, y aunque no entrena actualmente, tuvo un periodo de intensa competencia a nivel nacional. “En Barranquilla fui de los primeros en jugar pádel y viajé por el país compitiendo. No descarto volver, pero ahora mi enfoque es el tenis de campo”, dice con determinación.
Economía y tenis: Dos disciplinas que se complementan
La combinación de Economía y tenis no es casualidad. Para Andrés, hay una conexión clara entre ambos. “Ambas buscan la mejor decisión posible. Además, la economía desarrolla un pensamiento abstracto que me ayuda a tomar decisiones más rápidas y estratégicas en la cancha”, explica.
Mantener el equilibrio entre su carrera y el deporte no es tarea fácil, sobre todo porque también trabaja como instructor. “Es una carga adicional, pero disfruto cada aspecto de mi vida. Se trata de organizarse, hablar con los profesores y, sobre todo, disfrutar el proceso”, enfatiza.
Formador de nuevas generaciones
Además de competir, Andrés ha asumido el reto de formar a nuevos talentos en el tenis. Su filosofía es clara: más que grandes jugadores, quiere formar grandes personas. “El proceso en Colombia no es fácil, pero quiero que en Barranquilla y el Atlántico existan oportunidades para crear jugadores competitivos a nivel internacional”, señala.

El poder de la mente y el aprendizaje de la derrota
El tenis es un deporte de fortaleza mental, y Andrés ha encontrado en el mindfulness una herramienta clave para manejar la presión. “Todo nace y se crea desde la mente. Tener la convicción de que yo soy el creador de mi realidad me permite afrontar cada día con tranquilidad y sin desesperación”, afirma.
En el camino, las derrotas han sido lecciones. La más dura fue en el torneo J300 en Barranquilla, en el año 2023, donde perdió 6-0, 6-0 en segunda ronda contra Kask, jugador canadiense. “Fue un golpe fuerte, pero me motivó a entrenar más. En el tenis se pierde más de lo que se gana, así que lo importante es canalizar la energía y usarla como impulso”, reflexiona.
Un futuro con la mirada en el tenis
Si bien la economía le interesa, Andrés tiene claro su propósito: “Me veo completamente enfocado en el tenis. Mi meta es llevar jugadores a Europa para que vivan lo que yo viví, aprender de los mejores y, eventualmente, regresar a Barranquilla para desarrollar un proceso que impulse el tenis en Colombia”.
Para los jóvenes que aspiran a una carrera en este deporte sin dejar de lado sus estudios, su mensaje es contundente: “Disfruten el proceso. Es un camino largo, pero si tienen claro hasta dónde quieren llegar y trabajan por ello, es posible. Rodéense de personas con la misma visión y luchen por sus sueños”.
Andrés Rodríguez es la prueba de que con pasión, disciplina y estrategia, el tenis y la vida pueden jugarse en la misma cancha.