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Por: Andrés Pineda

Yo nací cuando tenía tres años, así proclamó Aníbal Tobón hasta el día de su muerte. El hecho de haber nacido en Bogotá no lo exoneró de ser, como él se definía: bacanquillero. A sus tres años se vino a vivir a Barranquilla, y aunque fue un trotamundos, fue en la Arenosa donde se enamoró y vivió la mayor parte de su bohemia vida.

Confieso que varias veces me tropecé con este personaje en buses y en calles de la ciudad, sin embargo, nunca supe quién era, hasta el día de su muerte. No era complicado reconocerlo, y quizá por eso recuerdo perfectamente su imagen, una barba montaraz muy larga, una camisa y un pantalón de lino color blanco, zapatos converse y una cabellera que le llegaba hasta el cuello, le encontraba un parecido con el poeta Raúl Gómez Jattin. Todas las veces que lo encontré tenía un libro en la mano o en su mochila. Siempre tuve la intención de hablarle, preguntarle si era poeta o escritor, o por lo menos si se dedicaba al arte, sin embargo, nunca lo hice, nunca, nunca le dirigí la palabra, por más de que me senté al lado suyo en los buses unas cuatro veces, y de esto me arrepiento.

Me enteré de su muerte gracias a un tuit de la revista El malpensante. “Un adiós a Aníbal Tobón, un Quijote en el Caribe. Así decía, con una foto de Aníbal. Solo me quedaba conocer de él por internet, leer lo poco que aparecía, y me encontré con que no aparecía casi nada, solo noticias de su muerte y algunas otras noticas hablando sobre Aníbal como personaje, pero muy poco sobre su obra como artista. Fue en un recital de poesía en donde le rindieron un homenaje, y comentaron un par de anécdotas sobre él, allí pude conocer quién era el tipo con el que compartí la silla en los buses.

Oniria total

Con el arte

Sueño mis realidades

Pero solamente

Con mis amistades

Podré realizar mis sueños.

Aníbal Tobón.

<<Aníbal fue mi comperro, eso quiere decir que éramos compadres de nuestros perros. Él era protector de mis perros cuando yo no estaba y yo era protector de sus perros cuando él no estaba>>. Me contesta Miguel Iriarte, profesor de la facultad de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Norte, quien fue vecino de Aníbal y que además compartían ese gusto por el arte. Durante cuatro años se encargaron de dirigir espacios culturales dedicados a la poesía en Barranquilla. Fue una sorpresa el hecho de estar buscando información sobre Aníbal en Internet, y ver una foto de Aníbal y Miguel tomándose una cerveza, supuse que debían de ser amigos, y sí, fueron muy cercanos durante los 15 años en que se conocieron y los 8 años que fueron vecinos en Salgar.

Aníbal además de poeta, también fue teatrero, hacía obras de títeres para niños en Salgar, y dejó un legado que pocos conocen, pero como sucede con todo gran escritor, su obra se resalta al momento de fallecer. ¿Qué cree usted que le aportó Aníbal al arte y a la literatura colombiana? <<Yo creo que Aníbal aportó una presencia, una forma de ser, más que una poética, dejó una actitud, ante la vida y la poesía, era un activista de la cultura, pero yo creo que el mayor valor de Aníbal no está en una obra determinada, está en una presencia, en una forma de ser>>. Precisamente eso quería saber yo, quién era Aníbal como persona << Aníbal era un bacán, con un gran sentido del humor, era también un hombre muy jodido, con un temperamento difícil, pero también podía ser un hombre tremendamente tierno y creativo, por eso tenía tanto impacto en los niños. Pero era fundamentalmente un anarquista, esa era su verdadera religión. Le incomodaba el orden de las cosas, le incomodaba ser una cosa por determinado tiempo, tener un proyecto por determinado tiempo, él mismo se encargaba de hacerlo fracasar para poder cambiar>>. Quizá este disgusto por la monotonía lo llevó a querer irse de Suecia, en donde vivió cerca de diez años junto a su esposa Yadira, donde además de trabajar como titiritero, obtuvo la nacionalidad de ese país.

Aníbal encontraba en él un parecido con el Quijote de Cervantes, y esto lo llevó a realizar obras de teatro del Quijote, haciendo adaptaciones tanto para niños como para adultos. ¿Cuáles fueron las influencias artísticas de Aníbal? <<Toda esa forma de ser un poco payasesca que tenía, se vestía con medias de distintos colores y zapatos diferentes, hacía de lo subnormal lo normal. Veía en él a alguien que había aprendido mucho del surrealismo, especialmente del Dadaísmo, por eso fue muy amigo de los nadaístas quienes eran unos surrealistas a la colombiana>>.

Aníbal Tobón, con esa personalidad que tenía, ese legado que dejó con su actitud y su forma de ser, lo llevó a tener amigos en varias partes del mundo, también vivió un tiempo en Venezuela, siempre junto a Yadira, él fue quien la convenció de irse, pero a los pocos años se devolvió a Barranquilla. ¿Cuáles cree que fueron los mayores miedos de Aníbal? <<Yo creo que él nunca le temió a nada, siempre dijo estar convencido de que nunca iba a morir. Nunca tomaba agua, sino cerveza, porque decía que la cerveza estaba pasteurizada y el agua de aquí era una mierda, “había que tomar era cerveza, no agua”, así decía Aníbal. Era flaco porque comía solamente cuando se acordaba, cuando lo invitaba a comer a mi casa le tenía que empacar la comida, porque solamente tomaba>>.

Llega un momento en la conversación en que la voz tiene un aire de nostalgia y los ojos son coloreados por el recuerdo. Podría contarme una anécdota de Aníbal <<Las anécdotas son tantas. Por ejemplo, llegaba con una botella de vino y la echaba al piso en honor a su amigo Efraín Arrieta, o por ejemplo hubo una época en que él entraba por mi casa a su casa, entonces él podía entrar borracho y me pegaba un susto tremendo porque golpeaba mi ventana y me decía “hijueputa” con su peculiar manera de decir esta palabra. Siempre echaba los mismos cuentos y nunca supe si eran fabulas o eran ciertos. Su hermano, ese sí era un loco tenaz, hace poco cuando Aníbal festejó su cumpleaños, en la tienda La Preferida, en el Barrio Abajo, se presentó un policía con otros policías con una orden de captura, y en medio de todos sus amigos e invitados se lo llevaron, de pronto se dio cuenta que el caminado del policía era muy parecido al de su hermano, y sí, era su hermano, que había venido desde Nueva York a hacerle esa broma, se consiguió cuatro policías de verdad y él se disfrazó de policía y Aníbal no lo reconoció sino hasta cuando se lo estaban llevando, y le dijo “oye hijueputa tú eres Dario”, ja, ja, ja>>. Y por último, para finalizar la entrevista: defina a Aníbal en una palabra: <<Bacán>>.

De esta manera pude acercarme al Quijote del Caribe, al hombre que tomaba cerveza en vez de agua, al anarquista, al trotamundos, al Sueco, al bacán, a el tipo que se vestía de blanco, el que tuve al lado en los buses, el que me encontraba en las calles, pero sobre todo, al poeta que jamás conocí y siempre querré conocer.

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