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Por: Omar González

Ya ha pasado un mes desde la fecha en la que iba a ser firmado el acuerdo de paz entre el Estado colombiano y las FARC. Mientras las negociaciones continúan muchos colombianos aún tienen dudas sobre ¿qué es un proceso de paz?, ¿qué está en juego? y ¿qué podría pasar luego de ser firmado?

A continuación podrán encontrar algunas perspectivas que ayuden a entender un poco más este histórico proceso, que vende a los colombianos la posibilidad de alcanzar el estado de paz que por tanto tiempo se ha soñado.

¿Qué es un proceso de paz?

Para la Doctora Viridiana Molinares directora del  Departamento de derecho de la Universidad del Norte “debemos partir de la idea de que todos los procesos de paz son diferentes, en cuanto que intervienen diferentes actores, se dan en diferentes contextos de tiempo y espacio y las pretensiones que buscan son diferentes”. Pero una característica en común que destaca dentro de esa variedad, es la violencia política, vista como un tipo de violencia en el que una de las partes que interviene es la fuerza del Estado y los grupos armados.

“Para que podamos hablar de un proceso de paz, primero tenemos que reconocer que estamos en conflicto armado”, afirma por su parte el docente Javier Tous de la Universidad del Norte. Un reconocimiento que en Colombia llegó con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos. Su antecesor Álvaro Uribe Vélez “no reconocía que en Colombia hubiera tal conflicto armado; para él en Colombia había una amenaza narcoterrorista, y con los terroristas no se negocia. Se les ataca”.

Por otro lado para Horacio Godoy, experto en relaciones internacionales, el proceso de paz debe ser entendido como una negociación entre el Estado y un grupo alzado en armas en contra de él. Una negociación que inicia cuando el gobierno reconoce que no pudo vencer a dicho grupo armado y busca la subordinación de este, es decir, que deje de las armas y reconozca el  poder institucional.

¿Qué referentes de procesos de paz ha habido en Colombia?

Saber cuántos procesos de paz ha vivido Colombia a lo largo de su historia, marcada por la violencia, va a depender del concepto que los críticos del proceso de paz. En el libro Paz sin engaños del investigador colombiano Mario Ramírez-Orozco se destacan 10 intentos de procesos de paz, entre los que podemos mencionar: El gobierno militar Gustavo Rojas Pinilla, El frente nacional, El plan Colombia, entre otros.

Pero con base en la definición sugerida anteriormente se destacan tres procesos de paz en Colombia.

1. El proceso de desmovilización de guerrillas que se adelantó en los años 1980 bajo el gobierno de Belisario Betancur. Un proceso que se reconoce porque por primera vez un presidente consideraba sentarse en igualdad de condiciones con un grupo armado.

Con este proceso se desmovilizó gran parte de las FARC. Cuenta la Doctora Molinares que en 1987 alrededor de 5000 combatientes de las FARC decidieron desmovilizarse y que de estos aproximadamente 3600 fueron asesinados por parte de paramilitares con ayuda de las fuerzas militares del estado, en un plan llamado El baile rojo. Dicho plan llevó a que se presentara una demanda contra el gobierno colombiano por el genocidio de la Unión patriótica, que fue el partido que acogió a aquellos desmovilizados de las FARC. Esto condujo al fracaso de este proceso y marcó a Colombia en la historia con el único genocidio que en el mundo occidental se ha dado en el marco de una democracia.

2. El proceso liderado por el gobierno de Virgilio Barco, un acercamiento donde se abren las puertas al dialogo y se le promete a aquellos grupos que querían dejar las armas, inclusión social y política. Con este proceso se logra la desmovilización del M-19, del Ejército Popular de Liberación y el partido revolucionario de los trabajadores.

“En cuanto al M-19 fue un proceso exitoso por las características del proceso mismo. Aquí ya no estamos hablando de una guerrilla campesina como lo son las FARC, estamos hablando de una guerrilla que surge con jóvenes estudiantes y profesores de las universidades, es decir que los sujetos ya son diferentes y en un contexto diferente” afirma Viridiana Molinares antes de agregar que luego de este proceso los desmovilizados del M-19 consiguieron alrededor de 19 curules en el congreso y un número significativo de alcaldías a nivel nacional.

3. El proceso de justicia y paz de la ley 975 de 2005, el cual no se puede decir que haya sido del todo exitoso pero tampoco un fracaso. Este proceso se da en un marco legislativo que cobija paramilitares y guerrilleros, donde se plantea con la construcción de la verdad y la reparación a víctimas a partir de las versiones de los victimarios.

Con este se logra desmontarse la cúpula del paramilitarismo, pero genera fragmentación social donde los mandos medios de la estructura paramilitar empiezan a reagruparse en una especie de nuevo paramilitarismo que ahora llamaos bacrim.

Sobre este punto la investigadora Molinares culmina diciendo: “Partimos de la premisa de que cada proceso es diferentes y particular, pero si hay un elemento común en los procesos que se han vivido en Colombia es el riesgo que asume todos los desmovilizados que se reinsertan a la vida civil de ser asesinados, ese es el temor”

¿Qué diferencia al proceso que se adelanta en la Habana de los anteriores?

“De todos los procesos, el de hoy, el de la Habana es el mejor pensado y mejor planteado, mejor negociado y el que tiene más probabilidades, altas probabilidades de éxito. Desde la postura internacional Colombia debe aprovechar que tiene una situación sumamente favorable. En este momento todo el mundo está apoyando a Colombia, es más si tu miras afuera el optimismo y las esperanzas en el proceso de paz son enormes”, afirma el experto en relaciones internacionales Horacio Godoy

Otra diferencia recae en la aparición de la corte penal internacional. El proceso adelantado con los paramilitares en 2005 estuvo enmarcado en un modelo de justicia transicional sustentado en tres pilares: verdad, justicia y reparación. Un modelo que no tiene como finalidad el juzgamiento individual de los sujetos que participan en el conflicto, sino la determinación de responsabilidades judiciales ante hechos victimizantes.

El modelo transicional en Colombia amparado bajo la ley 975 del 2005 dio lugar a la apertura de procesos judiciales a partir de lo confesado por los victimarios, no por lo demandado por las víctimas. Fue un modelo revolucionario y propio. Positivo porque los jefes de los grupos se entregaron, pero negativo porque aunque se dio en el año 2005 en 2016 no hay más de 15 sentencias por estos procesos judiciales abiertos.

¿Dónde está la diferencia? “no es lo mismo negociar la paz con un modelo de justicia transicional con los paramilitares del 2005 que con los guerrilleros de las FARC porque en ese momento no había corte penal internacional. Cuando está Justicia y Paz no había el riesgo de que sino los juzgábamos la corte penal internacional interviniera, ahora con los guerrilleros sí. Si no los juzgamos la corte penal internacional puede intervenir” Viridiana Molinares.

¿Qué  estamos negociando?

El marketing político del gobierno actual ha vendido el proceso el proceso de paz como la solución a la mayoría de los problemas que aquejan a Colombia, haciendo creer a muchos que alcanzaremos el utópico estado de paz luego de firmar este acuerdo con las FARC, quien es tan solo uno de los actores de violencia del país.

En las conversaciones sobre el acuerdo entre el gobierno y las FARC se habla de la paz, que estamos negociando la paz, pero es más acertado decir que estamos negociando la desmovilización de un grupo armado, que esto puede contribuir en el camino hacia la paz sí, pero no es la paz. “Se habla de paz pero estamos negociando es un proceso de desmovilización con las FARC, que es importantísimo, pero permanece el sicariato, sigue la estructura del narcotráfico que genera tal vez mucha más muertes diarias que las directamente relacionadas con el conflicto”  Afirma la investigadora Viridiana Molinares.

Sin embarco indiscutiblemente hay ganancias en las negociaciones con las FARC “La gente dice que lo único que va a lograr el proceso de paz es que las FARC entreguen las armas, pero Colombia va a seguir igual. Pues sí. Acá no estamos reinventando Colombia, eso lo tenemos que hacer después”  explica Horacio Godoy antes de agregar que con estas negociaciones lo que se busca es “acabar la matanza. Eso es lo que importa. Todo lo demás vendrá después”

Uno de los mayores logros que traerá consigo si se firma el acuerdo de paz será trasladar el combate de escenario, abrir espacios para que la lucha entre las FARC y el gobierno no sea a través de las armas, sino a través de las ideas en un debate político.

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