Por: Redacción El Punto.
Se trata de un rito inédito durante el cual el Papa Francisco da la bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo) a todos los fieles y que es retransmitido por televisión, internet y radio a las 12 del día, hora Colombia, por medio del canal católico EWTN.
Ni la lluvia repentina fue impedimento para que se desarrollara la Bendición Urbi et Orbi en la Plaza de San Pedro, en la ciudad del Vaticano.
La bendición “Urbi et Orbi” otorga la remisión por las penas de pecados ya perdonados y confiere indulgencia para todos los católicos.
La bendición papal se realizó sin ninguna audiencia por primera vez en su historia. La Plaza de San Pedro, usualmente llena de feligreses que se daban cita para escuchar las bendiciones del Papa, hoy viernes 27 de marzo, se encontraba vacía.
Solo podían escucharse las palabras del Papa Francisco pidiendo por el fin de la pandemia del coronavirus y los sonidos de las gotas de lluvia en el suelo.
“Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos”.
Así inició su disertación el Sumo Pontífice al leer, el evangelio según San Marcos, pasaje en el cual, según el texto bíblico, Jesús y sus discípulos se encontraban en medio de una tempestad que amenazó con hundir la barca.
El Papa Francisco hizo un llamado a la calma y a la unidad. La máxima autoridad eclesiástica sostuvo que “nos encontramos asustados y perdidos” pero en esta barca – recuerda – “estamos todos”.
El Papa Francisco se refirió a la pandemia del coronavirus como una tempestad. “La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, proyectos, rutinas y prioridades”.
Luego de haber realizado esta primera lectura del evangelio, el Papa se dirigió a la Salus Populi Romani o la imagen de la Virgen y el Niño, que la tradición atribuye a los primeros cristianos.
Como símbolo de madre de todos, el Papa Francisco pidió a la Virgen por la salud de todos los enfermos y la protección divina.
Luego de terminar su oración con la Salus Populi Romani, el Sumo Pontífice se dirigió al Cristo Crucificado de la Iglesia de San Marcelo, símbolo de la sanación de los ciudadanos romanos ante la peste de 1522.
El Papa Francisco pidió al crucifijo, la sanación de todas las personas que se encuentran contagiadas actualmente con el Covid-19.
Finalizado estos dos momentos, El Papa Francisco cambió su vestimenta y realizó nuevamente una oración, esta vez en presencia de la Custodia, que contiene la Ostia Santa, símbolo de la presencia de Dios para los católicos.
Finalmente, el Papa Francisco tomó la Custodia y se dirigió al balcón, la levantó a lo alto y bendijo al mundo y a todos los que quieran acogerla.