Por Nellysel Orozco Mendoza
En medio de brisas, salsa, risas y sorpresas los asistentes del evento vivieron su noche.
Sobre las 7 P.M. del jueves 25 de enero, se dio inicio oficial a los cuatro días en los que se llevará a cabo el Carnaval de las artes.
Con un sentido discurso por parte del Rector de la Universidad del Norte, Jesús Ferro Bayona, se ilustró un recorrido por la historia, el origen y las características que resaltan la grandeza y pluriculturalidad no solo de nuestra Barranquilla sino también de su carnaval.
A la luz de una linterna que sostenía un monocuco durante todo el discurso, Jesús Ferro afirmó que “Todos tenemos un cuento que contar y algo que dar” incentivando con esto a la participación activa en la construcción de nuestra diversidad cultural.
Como salido de una obra de teatro, apareció Roberto Camargo, que al ritmo de la salsa hizo de un bailarín, un pensador, haciendo tributo al puertorriqueño, Noro Morales. El boricua fue pianista, compositor y director de orquesta de baile, a este genio se le debe canciones insignias de la salsa y su gran aporte al género musical.
Por esto, a lo largo de los cuatro días, iniciados ayer y hasta el domingo 27 de enero, se estará rindiendo tributo al personaje, haciendo que su música llene de alegría la atmosfera del Carnaval de las artes.
De esto no queda duda tras la presentación de Stevenson, bailarín que con el sabor de sus movimientos puso a más de uno a desear bailar al son de la salsa.
Con chistes, burlas e imaginando a Putin (Presidente Ruso), Trump y a Maduro bailando “La batea”, se burlo incluso de la situación económica.
Luego dio paso a la presentación de Colombia Free Style, Jóvenes que hacen de la interacción con un balón, un arte, cargado de malabares y juagadas que requieren de la concentración y práctica por años de los artistas y deportistas.
Sin embargo, lo mejor de la noche se hizo esperar, la última presentación estuvo a cargo de Valter Rado, el hombre elástico, un italiano que sorprendió a espectadores y otros invitados con su flexibilidad, carisma y creatividad, para hacer todo tipo de malabares y trucos que daban cuenta de porque le llaman el Hombre Elástico.
No conforme con robarse todas las miradas, puso a participar al acedémico Jesús Ferro y otros invitados en sus hazañas, a los que le tocó trabajar duro y parejo para ayudarlo a sostener la cuerda sobre la cual haría sus acrobacias con fuego.