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Por: Edwin Caicedo; Angie Palacio; Daniel Hoyos

A pesar de haber contado con una alcaldesa en situación de discapacidad, la ciudad apenas comienza a implementar políticas públicas en aras de mejorar la movilidad de las personas con algún tipo de discapacidad.

Es lunes, son las cinco de la tarde y Jhon Anichiarico un joven en situación de discapacidad se encuentra en la Gobernación del Atlántico donde trabaja como auxiliar administrativo, a punto de movilizarse hacia la Universidad del Atlántico donde cursa segundo semestre de derecho. A pesar de que el trayecto no debería tomarle más de media hora, Jhon sabe que llegará tarde, por una simple razón: Barranquilla no está hecha para personas en situación de discapacidad.

La Ley 1618 del 2013 señala que “el servicio público deberá ser accesible a todas las personas con discapacidad”. Al igual que se señala que “las entidades municipales y distritales, con el apoyo del gobierno departamental y nacional, (…) deberán diseñar, en un término no mayor a un año, un plan de adecuación de vías y espacios públicos, así como de accesibilidad al espacio público”.

Sin embargo, son frecuentes las quejas no solo del transporte público y su difícil acceso, sino también de la movilidad para personas con algún tipo discapacidad motriz en las complicadas calles de Barranquilla.

Para Amparo Domínguez, quien también se encuentra en situación de discapacidad, “moverse en una ciudad llena de lomas y andenes altos es casi imposible cuando tus cuatro ruedas no son impulsadas por un motor sino por la fuerza de tus brazos”.

Amparo al igual que Jhon utiliza Transmetro cuando puede, pues las demás empresas de transporte público no están adecuadas para quienes como ella deben rodar en sus sillas de ruedas a través de las complicadas calles de Barranquilla. Sin embargo, no siempre puede utilizarlo, en muchas oportunidades debe abstenerse puesto que “los buses vienen llenos y es imposible subirse”.

Amparo y Jhon tienen el mismo problema que otros miles de personas: los buses no llegan a todas las partes de la ciudad, la gran mayoría de los articulados no se encuentran adecuados para personas en situación de discapacidad, las calles y edificaciones no fueron pensadas para personas como ellos, pues la falta de rampas y ascensores es un común denominador de los viejos edificios de la arenosa. Ambos sostienen que la mayoría de las veces la única manera de moverse es mediante taxis, pues los trayectos largos les resultan extenuantes y casi imposibles.

Según el censo del Dane de 2005, Colombia tenía 3.051.217 personas con algún tipo de discapacidad. De estas, 1.223.378 personas estaban registradas a corte de 30 de noviembre de 2015 en el Registro de Localización y Caracterización de Personas con Discapacidad (RLCPD), herramienta del Ministerio de Salud que permite recoger información sobre dónde se encuentran localizadas y qué discapacidad poseen estas personas. 124.621 de ellos pertenecen al departamento del Atlántico y cerca de 54.274 residen en Barranquilla, según cifras del Dane. Hasta el 6 de septiembre de 2016, se han registrado 15.918 personas en el RLCPD según lo reportado por el distrito en su página web. Barranquilla alberga el 4,43% de personas en situación de discapacidad del país, y estas personas deben movilizarse de alguna manera.

Actualmente la ciudad, en convenio con la Universidad del Norte, se encuentra empleando una campaña de aplicación de este registro en aras de visibilizar a esta población y emplear correctas políticas públicas en temas de salud, educación y sobre todo movilidad.

Desde que perdió la movilidad a causa de un de un disparo que le fue propinado hace algunos años moverse en la ciudad ha sido su desafío más grande, asegura Jhon, quien afirma que diariamente se gasta $20 mil en movilizarse, porque Transmetro no llega hasta su barrio y debe pagar un taxi para ir al trabajo y volver a casa. “Solo utilizo bus cuando voy a la universidad, de resto en taxi”.

Amparo, algo risueña afirma que lo que más risa le causa es cuando al moverse los taxistas preguntan “¿y la silla va con usted?” a lo que responde con la misma risa de siempre “claro, no ve que sin ella no me muevo”.

“Uno siempre tiene su taxista de confianza, pero ese a veces no puede trabajar o tiene pico y placa entonces le toca buscar otro. Y algunos te ayudan y no tienen problema en subir la silla otros no, no están dispuestos a cargarla. Porque el peso de uno lo carga uno mismo, yo no necesito que me suban, solo que suban a la silla al taxi”.

Transmetro, sus méritos y sus falencias

Según el Dane, Transmetro fue el sistema de transporte masivo de mayor crecimiento para el segundo trimestre del 2016.

Desde su inauguración en 2010, una de las más grandes apuestas de Transmetro fue la inclusión de las personas con algún tipo de discapacidad, es por eso que sus articulados cuentan con un moderno sistema de ascensores que permiten a quienes se encuentren en silla de ruedas o posean movilidad limitada acceder al servicio. Así como también sus estaciones están provistas de rampas de fácil acceso y delimitaciones para personas con discapacidad visual.

El sistema de transporte cuenta con 75 buses (30% del total de padrones y busetones que poseen ascensor) y 92 buses articulados a los cuales se puede acceder desde cualquier estación. No obstante, la queja más frecuente de los usuarios es la falta de articulados, lo que dificulta la movilidad.

“Hay que llamar con anterioridad a avisar donde estará uno para que la operadora trate en lo posible de enviarte un alimentador que tenga sensor. Si no llamas allí te quedas dos y tres horas esperando que venga un alimentador con sensor. En la misma estación me he quedado más de dos horas esperando un alimentador que esté adecuado para poder movilizarme”, asegura Anichiarico, para quien la más grande falencia del sistema de transporte es la falta de buses adecuados para personas con discapacidad.

Por su parte, los conductores de los buses afirman que si bien es simple operar el dispositivo que permite subir y bajar a las personas en situación de discapacidad al alimentador, el conflicto surge por la cantidad de usuarios que utilizan el servicio y que dificultan la movilidad de la persona.

Jorge* es conductor de Transmetro y afirma que resulta tedioso subir y bajar a alguien en silla de ruedas cuando el bus está “repleto de gente”.

“El problema no es subirlo, sino que van todos allí encima de él y apiñados, entonces cuando debo bajarlo en el paradero, muchas veces otras personas deben descender también del bus para así poder hacer espacio y permitirme realizar las maniobras necesarias para lograr bajar a la persona”.

El aumento al pasaje

El martes 6 de septiembre del presente año fue aprobado un aumento del precio del pasaje por $200 pesos, que busca entre otras cosas alimentar el fondo de estabilización de Transmetro y consentir adecuaciones en los buses de las demás empresas de transporte masivo con una inversión del sector público y privado que permita el acceso a personas en situación de discapacidad.

El objetivo general es integrar el sistema de transporte público como ya se ha venido realizando en las demás ciudades capitales del país como Bogotá, Bucaramanga y Medellín y facilitar de esta manera la movilidad en la ciudad.

Para Ruby Rubio, subgerente de Comunicaciones y Atención al Cliente de Transmetro, “lo que viene para Barranquilla es muy interesante porque se está ya estableciendo la plataforma para que todo nuestro sistema de transporte se integre y todas las rutas de buses se integren a Transmetro, así los usuarios puedan movilizarse más lejos pagando un solo pasaje”.

“Esto va a traer como consecuencia que los buses que hacen rutas de transporte tradicional tengan que cumplir con una normatividad específica, entre ellas que tengan que estar adecuados para personas que tengan algún tipo de discapacidad física o cognitiva”.

Rubio sostiene que a estos buses de transporte tradicional se les deberá realizar adaptaciones dependiendo de lo que más adelante se determine, según un estudio próximo a aplicar en Barranquilla y su área metropolitana. “Tendrán que ser buses a los que se les adapten los ascensores o buses nuevos que en cada ruta puedan cubrir esta necesidad (movilizar a personas en situación de discapacidad)”.

Por su parte Luis Pulido, subdirector Técnico de Transporte del Área Metropolitana de Barranquilla (AMB), entidad encargada de regular y planificar la prestación de servicio público de transporte colectivo, masivo e individual, asegura que en la ciudad y su área metropolitana se están realizando los cambios necesarios para facilitar el acceso a personas en situación de discapacidad al transporte masivo como lo es Transmetro, y colectivo como lo son los buses tradicionales.

“Hoy hay ya un reglamento técnico que obliga a las empresas carroceras quienes encarrozan los buses a tener en cuenta esta accesibilidad para personas en situación de discapacidad. A partir de octubre 6 de este año los nuevos buses que entran a prestar el servicio de transporte público deberán tener este tipo de accesibilidad como son los ascensores”.

Pulido también afirma que el aumento en el pasaje permitirá mejoras que beneficiaran no solo a las personas en situación de discapacidad, sino también a las demás personas, proporcionando una manera más simple y placentera de acceder al transporte público.

Lo que hay ahora y lo que viene

Según lo proyectado en el documento firmado por la Junta del Área Metropolita de Barraquilla AMB y el gremio de transportadores, son muchos los cambios que se acercan para la ciudad en cuanto a transporte público.

Buses nuevos, adecuación de los articulados antiguos y mejoramiento de los buses de Transmetro, facilidad de acceso para personas en situación de discapacidad y cámaras de seguridad dentro de los automotores son entre otros, los compromisos que se realizan en aras del mejoramiento del servicio.

Pese a esto, aún falta mucho por arreglar y mientras tanto, Jhon seguirá llegando tarde a la universidad y Amparo seguirá moviendo su silla de ruedas para poder llegar a su trabajo pues el Transmetro que la acerca hasta su casa “siempre viene lleno y casi nunca puedo montarme”.

Barranquilla es aún una ciudad discapacitada, cuyas políticas públicas en cuanto a fácil movilidad para personas en situación de discapacidad apenas están surgiendo. Sin embargo, el distrito se ha propuesto mejorar la calidad en la prestación del servicio de transporte público y Jhon, Amparo y otras cincuenta mil personas más esperan que lo consigan.

 

 

 

 

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