[wpdts-date-time]  

Por: Jesús Lugo* | Foto: UEFA Champions League

No hay calificativos para lo que pasó en las semifinales de la Champions. Es imposible que en nuestra lengua haya una palabra que lo describa. Es el cielo y el infierno en un mismo momento. El guión de un borracho simpático que se le prende el bombillo y saca dos obras maestras.

Foto tomada del perfil de Twitter oficial del F.C Barcelona

El martes, en Anfield, Liverpool demostró que nunca ha caminado solo, y nunca lo hará. Que después de haber jugado con honor y gallardía en el Camp Nou, e irse perdiendo 0-3, eso no importó. Se unieron equipo y afición en un plan para asesinar a un rey -que pareció el rey de la noche- y quedarse con el trono.

Un milagro para los de rojo, una maldición para los de azul y grana, que han vivido dos años seguidos ese mismo infierno.

Foto tomada del perfil de Twitter oficial del Liverpool

Cuando creíamos que después de la tormenta llegaría la calma, la Champions se ríe en nuestra cara. No le interesa, ni quiere, ni puede ser una competición normal. Le gusta coger el orden natural, hacerlo bolita y pegarle durísimo para descontrolar todo.

Porque ¿cómo se explica que el equipo que unió jugar bien y jugar bonito no haya clasificado a la final, luego de ir 3-0 arriba? Fácil, si es que puede decirse así, dos razones: La Champions y porque así es este deporte.

Foto tomada del perfil de Twitter oficial del Tottenham

En el Johan Cruyff Arena, el jardín de infantes convertido en Ajax, el grande quería empezar a configurar el sueño imposible  -y que se confirmó después que era imposible- de ser campeones de Europa.

Pero enfrente tenía a un equipo que hasta el minuto 85 en el Camp Nou se estaba quedando eliminado en la fase de grupos, hasta el gol de Lucas Moura.

 Ese mismo hombre convertido en Zeus para milagro de unos y maldición de otros, con un gol en el 95 los pone en la primera final de Champions a los spurs.

Foto tomada del perfil de Twitter oficial del Ajax

Y así es esta Champions, bendita y maldita. Bendita porque hizo posible lo imposible. Hizo plebeyo al rey. Puso de rodillas al fútbol del dinero con 11 muchachitos atrevidos.

Y maldita por el hincha que le tocó llorar y ver al mejor quedarse fuera.

Maldita porque difícilmente veamos algo así otra vez -o quizá esté subestimando el poder de la Champions League-. Maldita porque ya llegará a su fin. Y aún falta un capítulo por escribirse.

*Esta columna se publica en colaboración con la cuenta de Instagram @strikersoficial

Somos una casa periodística universitaria con mirada joven y pensamiento crítico. Funcionamos como un laboratorio de periodismo donde participan estudiantes y docentes de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Norte. Nos enfocamos en el desarrollo de narrativas, análisis y coberturas en distintas plataformas integradas, que orientan, informan y abren participación y diálogo sobre la realidad a un nicho de audiencia especial, que es la comunidad educativa de la Universidad del Norte.

elpunto@uninorte.edu.co